jueves, 17 de julio de 2014
CAPITULO 17
De regreso en mi escritorio, pasé por la oficina de Noelia y por la que normalmente estaba libre y que se suponía que ocuparía Pedro, la puerta se mantenía abierta.
Pegada a la oficina de él estaba mi box, cuando pasé por allí intenté no mirar hacia adentro, las piernas me tambaleaban, fui tras mi escritorio y me senté, saque la Mac y la encendí, debía seguir trabajando, necesitaba concentrarme y dejar de pensar.
La oficina de Pedro era toda vidriada como la de la sala de reuniones, no tenía ninguna pared sólida, solo las persianas estilo americano, que le daban intimidad y estaban cerradas, además de eso nos separaba una estantería baja que abrigaba algunas carpetas y frente a esa estantería estaba ubicado mi escritorio.
Noelia pasó con la cartera en la mano, se paró frente a la entrada de mi box y me preguntó…
- ¿No vas a almorzar? Ya es hora.
Normalmente nos reuníamos siempre a la hora del almuerzo, en un restaurante que estaba a una cuadra de la oficina, y donde preparaban unos exquisitos menús ejecutivos
- Vamos Paula, fue una mañana muy larga, vamos a almorzar — me animó…
- Sí es cierto, pensándolo bien tengo hambre — le dije que me esperase unos segundos que iba por Matias, pero no estaba, lo llamé y me dijo que él ya estaba en el restaurante, que como no le atendía el celular, se había ido con los chicos de archivo a comer porque no me encontraba.
Obvio, que me iba a encontrar, si me escondí en el baño enterrando la cabeza como el avestruz.
- Checa te dejé dos WhatsApp y debes tener como tres llamadas perdidas mías, ¿donde te metiste?
- Es que creo que me olvidé de sacarlo de silencio — me disculpé.
- Ok. Nos vemos después.
Salimos a la calle con Noelia, como el restaurante quedaba cerca fuimos caminando, luego de salvar la distancia llegamos, saludé a Mati desde lejos y me fui a sentar en una mesa para dos pero Noelia me atajó…
- Sentémonos allá — me dijo señalando una mesa más grande — ahora viene Pedro.
¡¡Mierda!! Si sabía no venía pensé, evidentemente no era mi día.
Pedimos unas gaseosas light y Noelia aprovechó para felicitarme por mi desempeño en la junta, pero no pudimos hablar demasiado, porque muy pronto Pedro llegó.
“¡Qué incomodidad Dios mío!… ¿cómo haré para pasar bocado?”
Tengo que tranquilizarme, tengo que hacerlo, tengo que asumir que estoy con mi jefe, repetí una y otra vez para poder convencerme…
Él entró, miró alrededor, y enseguida nos encontró, se sonrió abiertamente, creo que no le dió fastidio que yo estuviera ahí y si lo sintió supo disimularlo muy bien.
Caminó a paso seguro sorteando algunas mesas hasta llegar donde estábamos, se deshizo de su saco, que dejó colgado en la silla y se sentó con nosotras.
- Pido disculpas, me demoré al teléfono ¿hace mucho que llegaron?
- No te preocupes Pedro recién llegamos, verás que acá se come muy bien, y tienen una excelente cartilla de vino — le explicó Noelia.
- ¿Ustedes ya ordenaron?
- No solo pedimos unas bebidas frescas, estábamos esperando a que llegaras — volvió a contestar Noelia nuevamente, yo solo atiné a permanecer en silencio.
Pedro llamó al camarero con su mano utilizando el idioma universal para hacerlo y éste de inmediato nos acercó las cartillas.
- ¿Que plato me recomiendan? — preguntó Pedro sin tomarse el trabajo de leer lo que allí le ofrecían, levantó su vista y aunque se refirió a las dos, su vista se clavó en mí.
Envalentonada, le contesté.
- Te recomiendo el pollo a la naranja con ensalada capresse, lo preparan muy bien acá.
- Paula tiene razón, lo preparan exquisito, yo comeré eso — dijo Noelia.
- Ok, lo probaré… ¿puedo elegir el vino?
- Por supuesto — contestamos las dos,
El mesero se acercó a tomar nuestra orden, todos ordenamos mi sugerencia, Pedro pidió una botella de Pinot Blanc Wolf Berger.
- ¿Algo más? — preguntó el camarero.
- Un agua con gas para mí, por favor.
- Perfecto señorita — el camarero luego de tomar nuestra orden se retiró.
- Lo siento prefiero no beber vino — dije disculpándome.
Pedro quiso sonreír pero se contuvo, de todas formas una leve sonrisa se escapó de la comisura de sus labios, supongo que se acordó de mi fase de enajenamiento del viernes, con la copa de Chardonay durante la cena.
Sentí como me ruborizaba.
Noelia que por suerte era una excelente interlocutora, comenzó a recordar el último viaje suyo a New York, oportunidad en que había conocido a Pedro, él le preguntó si había ido a ver la ópera que le recomendó en aquella ocasión a lo que ella asintió, elogiando el espectáculo como solo ella podía hacerlo.
- ¿Conoces New York Paula?
- Fui hace algunos años, un viaje que hicimos con mi madre y con mi hermano antes que él se casara.
- ¿Te gustó mi ciudad Paula? — me miraba a los ojos y mientras yo hablaba me veía la boca, me estaba poniendo nerviosa.
- ¿A quien podría no gustarle NYC? Es bella en todos sus aspectos, sus paredes exudan poder y glamour, pero lo que más me impactó fue el orden y la legalidad y como se cumplen las más mínimas leyes de ciudadanía, todo organizado de manera tan diferente de Buenos Aires.
- Hablas como una típica turista, vivir ahí es bastante diferente y muy estresante, hay mucha competitividad y si no estás bien plantado la ciudad te devora.
- ¿No te gusta vivir en NYC? — le pregunté
- Me encanta, pero en el campo de los negocios donde me muevo, a veces resulta agobiante, de todas formas confieso que no sabría vivir de otra forma.
- Me imagino que debe ser así como lo describes — dijo Noelia — creo que tanto Paula como yo solo tenemos la visión del visitante, la que vende.
Por suerte me pude distender durante el almuerzo, la conversación fue de un lado a otro, inclusive se llegaron a tocar temas de la empresa que me asombró que los tocasen frente a mí, por supuesto me mantuve al margen y solo opiné cuando Noelia ó Pedro me lo solicitaron, él parecía entusiasmado con la conversación, hasta concordamos en varios aspectos, parecíamos tener similitud de pensamientos, él Pedro que estaba hoy frente a mí, en nada se parecía al que yo había conocido en la noche del viernes, y creo que sencillamente hoy estaba relajado, no tenía que conquistarme, ya lo había hecho.
Sin dejar de lado su caballerosidad Pedro nos preguntó si queríamos postre, pero ninguno de los tres nos antojamos, entonces él y Noelia decidieron pedirse un café yo miré la hora y les dije.
- Creo que me tomaré el café en la oficina, mi horario del almuerzo terminó.
- Esperá Paula, tomemos el café acá, no te vayas que quiero comentarte algo aprovechando que Pedro está con nosotras — Pedro hizo un pequeño asentimiento de cabeza — él ya está mas o menos al tanto y creo que es un muy buen momento para que te enteres, casualmente, hoy cuando llegaste a la junta se lo estaba comentando.
- Desde luego, ¿de que se trata? — ya me había intrigado.
- Bueno, como sabés en tres meses me caso, pero lo que no sabés es que dejo la empresa.
- Oh ¿en serio? — me sentí apenada, Noelia era una buena jefa.
- sí, mi novio tiene una propuesta de trabajo que hace tiempo espera, pero es en Francia y cuando nos casemos nos vamos a vivir allá.
- te vamos a echar de menos sin duda, más aún, cuando nuestro próximo jefe marque otras pautas de trabajo, con vos se trabaja muy cómodamente.
- Gracias Paula.
- Wow, la verdad ni me lo imaginaba, realmente me sorprendiste con esta noticia.
- Te pido discreción por favor, aún no quiero decir nada.
- Por supuesto, cuenta con ello — mientras Noelia me comunicaba las novedades, Pedro permanecía al margen de la conversación.
- Desde luego se que cuento con tu discreción Paula, a lo que quiero llegar es que… como me voy y queda una vacante en mi puesto, te he propuesto como mi sucesora.
- Yo… Natalia… no sé que decir, esto me toma sin dudas por sorpresa, es una responsabilidad muy grande, no se si esté a tu altura. — me retorcí los dedos, estaba realmente muy nerviosa.
- Sin duda que estás a mi altura, eres muy capaz, además manejas muy bien el inglés, lo que no te será impedimento para manejarte en los sucesivos viajes que tendrás que hacer. Estoy sumamente convencida que eres la persona adecuada para ocupar la gerencia.
Pedro nos observaba hasta ese momento.
- Perdón que me meta, pero quiero que sepas que considero que hoy en la junta demostraste que estás a la altura del puesto… sé que te atosigué a preguntas a veces innecesarias, pero estaba probándote, debido a que Noelia ya me había comentado su decisión de proponerte, lo siento, sé que por momentos no te lo hice demasiado fácil.
- Muchas Gracias por tu sinceridad, de todas formas no me sentí mal en la junta, creo que todo lo que me preguntaste era justificable — le dije, casi sin mirarlo a los ojos, de pronto sus elogios me intimidaron.
- De todas formas el puesto estará a evaluación de la junta directiva, pero quiero que sepas que abogaré por ti muy fuertemente — me dijo Noelia — y considerando el comentario que acaba de hacer Pedro, creo que ya tienes otro aliado.
Me ruboricé por él último comentario de Noelia.
- Realmente lo agradezco, es una gran oportunidad sin dudas, ciertamente es un honor que consideren mi trabajo, de todas formas Noelia y si no lo tomás a mal, me gustaría pensarlo…
- Desde luego, tenés quince días para tomar una decisión, si no aceptás tendremos que hablar con mi segunda opción, Pedro se va en un mes y se tiene que ir de acá con un nombre. Pero… Paula realmente me gustaría que lo consideres, es una gran oportunidad para crecer en tu carrera y sé de sobra de tus capacidades…
- Por supuesto, solo que realmente esto no me lo esperaba, y sabés que soy muy meticulosa en mis decisiones, siempre las pienso y las repienso.
De pronto recapacité… que estoy diciendo delante de Pedro… como puede creer que siempre pienso mis decisiones si me acosté con él a horas de haberlo conocido, que vergüenza… Lo miré y sé que estaba bordó.
- Los que me conocen saben que siempre pienso las cosas más de lo que debo, muy raramente me dejo llevar por el momento. — necesité aclararle eso a Pedro, lo hice mirándolo a los ojos, sabía que él entendía lo que le estaba diciendo.
- Tómate el tiempo que necesites - me dijo él tranquilizándome.
- Lo haré…
- Bueno, ahora podemos volver a la oficina — dijo Noelia — pero les pido que me den un momento para ir al baño.
Noelia se paró y se fue dejándonos solos.
- ¿Estás más tranquila? — Pedro extendió su mano pero no llegó a tocar la mía, quedó a mitad de camino, creo que recapacitó que podría haber alguien conocido de la empresa, me habló en un tono muy dulce.
- Un poco, en realidad es bastante difícil esta situación, hoy cuando entré a la sala de juntas casi me caigo redonda al piso cuando te vi, para que mentir.
- Lo sé, no creas que para mí fue más fácil.
Paula, quiero decirte que me encantó lo que tuvimos el fin de semana y cuando te fuiste, me lamenté mucho por no haberte pedido el teléfono, de todas formas, se el lugar donde vivís, porque Oscar te llevó… pero… esto no es para hablarlo acá, además ahí viene Noelia. Te espero después del trabajo en mi Hotel ¿salís a las cinco verdad? — se apuró a decirme, pero no pude contestarle, Noelia llegó en ese momento.
Como era de esperarse, Pedro se hizo cargo de la cuenta, no nos dejó pagar, por supuesto.
Salimos del restaurante y fuimos caminando hasta la oficina.
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