lunes, 14 de julio de 2014

CAPITULO 8



En el instante en que nos sentamos, el mesero llegaba con las dos botellas de champagne, que se habían pedido, y en el mismo momento aparecieron Pedro y Claudia, pero cada uno por su lado, por más que habían estado bailando muy cercanos.


Él se volvió a sentar junto a mí y apoyó su mano en mi pierna, eso me tomó por sorpresa y lo miré, pero la camarera justo le devolvió su tarjeta de crédito e interrumpió nuestro contacto.


Claudia llegó hablando exageradamente fuerte, y con un descaro total se acercó a Daiana y la saludó como si fuesen mejores amigas, también le dio un beso a Mati, ellos aún no se habían visto.


La pobre de Dai no pudo disimular su disgusto y le estrujó la mano a Matias, yo observaba todo… mi amigo estaba entre la espada y la pared, uysssss creo que Daiana tenía ganas de abofetearlo… Matias se apuró a presentar a Pedro y a Daiana, para salir de esa situación.


Pasaron unos segundos y la estúpida de Claudia seguía moviéndose al compás de la música, parecía una atropellada, sentí pena por su vulgaridad, no podía entender que la dejen entrar en ese recinto.


De pronto,Pedro me sorprendió.


- Sos hermosa cuando estás enojada — me dijo al oído.


- No estoy enojada — le dije hablándole también al oído y resaltando bien cada una de mis palabras.


- ¿No? Entonces avísale a tu cara.


Nos quedamos mirando, sus ojos azules claramente se habían clavado en los míos y no pretendía dejar de mirarlo.


Quería que en mi mirada descubra cuanto él me gustaba y viéndolo podía adivinar perfectamente que yo también le gustaba a él, creo que ninguno de los dos ya estábamos dispuestos a que nadie nos interrumpa.


Bueno parece que finalmente seguiremos tonteando un rato más…


Pedro sirvió champagne, Claudia me preguntó por los demás pero fingí no escucharla, me señalé el oído y negué con la cabeza, no quería entablar ningún tipo de conversación con ella en solidaridad a Daiana y no me importaba quedar como una maleducada con esa mujer, mientras sorbía de mi copa, la que Pedro me había entregado con un guiño cómplice.


Como prácticamente yo la estaba ignorando, empezó a molestar a Matias hablándole muy cerca, quien también le contestó de muy mala gana. En ese instante me arrepentí de no haberle contestado, porque sin querer había dejado en esa situación a mi querido amigo.


Pedro volvió a apoyar su mano en mi pierna y me dijo en tono certero.


- Parece que a esta chica nadie la soporta — se acercó tanto que pude sentir su aliento acariciarme la piel.


- ¡No te equivocás! no se porque Carla insiste en traerla.


Llegaron los demás acaloradísimos de la pista, ¡¡por suerte que regresaron pensé!!… que Carla se haga cargo de esta idiota.


Los recién llegados pescaron las botellas de las frapperas y se sirvieron champagne.


Pedro que estaba sentado al lado de Mikel le dijo algo al oído y se rieron.


- Me encanta este night-club — dijo Mikel.


- Primo, te hemos traído a donde está toda la elite de Buenos Aires, acá no entra cualquiera, te lo aseguro.


- Se nota — afirmó Mikel mirando a su alrededor — creo que el bufete de abogados donde trabajas te ha proporcionado numerosos contactos.


Ezequiel asintió a los dichos de su primo y Mikel fue presentado con Daiana, Mati no lo había hecho. Ella era muy tímida y ante el apabullador de Matias parecía aún más, pero me gustaba como se veían juntos, ella ponía cordura a mi desenfrenado amigo.


Pedro se puso de pie mientras me tomaba de la mano.


- Vamos a bailar.


Me levanté sin pensarlo me acomodé el vestido tironeando de la falda y caminé con él… Mati y Daiana nos siguieron.


Bajamos a la pista y cuando llegamos cambió la canción, enlazaron con un reggaeton, y empezó a sonar Ella me seduce y todos deliraron bailando sensualmente.


¡¡Wow!! Yo estoy flipando, esta canción me encanta… Pedro me tomó de la cintura y me apretó a su cuerpo, la mano que tenía enlazada a la mía, se la llevó hasta su nuca, deslizándola por allí sin soltármela, metió una pierna entre las mías y comenzó a perrear.


Que sensual se mueve Crijjjjtojesuuuu!!! Diría mi amiga Vane con su acento dominicano que me encanta. Me muevo todo lo sensual que puedo, me gira y se queda pegado a mí espalda rodeando con su brazo mi cintura, mientras mueve sus caderas y empieza a cantarme al oído.


Ella me seduce y me lo pego por detrás 
Haga lo que haga ella se deja llevar 
mi gata va a fuego eso si es verdad 
que no anda en rodeo a la hora de perrear…


Parecía que conocía muy bien la canción. Se abrigó en mi cuello, pude sentir su respiración, pero no me tocó, solo me olfateó, yo levanté mi mano y enredé mis dedos en su pelo acoplando nuestros cuerpos al ritmo de la música, ya no me importaba nada, quería que se de cuenta que estaba ardiendo por él, me tomó de la mano que yo tenía en su nuca y me giró nuevamente volviéndome a acercar a su cuerpo, me besó la punta de la nariz y se separó mientras me recorrió con la vista y me guiñó un ojo, siguió moviéndose muy seductor, estaba totalmente alucinada.


Diooooooooooos es que se puede ser más sexy me pregunté. La bailamos enterita, y seguimos con un Remix de Finally Found You, pero no la terminamos de bailar, me acerqué al oído y le dije.


– No doy más.


En mis palabras escondí mi verdadero motivo, me arrepentí y no terminé la frase, él supuso que lo decía por cansancio, pero en realidad no podía seguir bailando con él y permanecer sin besarlo, pero fui cobarde… no me animé a hacerlo… mis palabras fueron suficiente para que me tome de la mano dándome un beso en ella y me saque de ahí. 


Caminamos entre la gente que bailaba descontrolada, él iba por delante mío abriendo paso, me encantaba el contacto de su mano en la mía, mis deseos y mis pensamientos irrefrenables imaginaron como serían sus caricias en todo mi cuerpo.


Finalmente llegamos a la mesa, pero no me soltó ni siquiera cuando nos sentamos, tampoco yo lo hice, su tacto era perfecto me acarició todo el tiempo los nudillos con su pulgar.


Mis amigos habían pedido Daiquiris y Cosmopolitan la mesa estaba muy animada, también habían pedido una nueva botella de champagne que reposaba en la cubeta de hielo de la misma marca que la que Pedro había solicitado anteriormente, él la palpó con la mano que tenía libre de mi agarre constatando si estaba fría, recién en ese momento me soltó, sacó la botella, la destapó y sirvió una copa para mí y otra para él, me la entregó y con su mano me corrió un mechón de pelo que caía en mi cara y lo llevó detrás de mi oreja, la sonrisa y el guiño de ojo que me regaló me produjo un escalofrío en todo el cuerpo, sin dudarlo también le sonreí mientras bebía, todos reían y hablaban a la vez, lo estaban pasando muy bien, se notaba.


Pedro y yo los observábamos, desde que habíamos vuelto de la pista de baile parecía como si no encajáramos en el contexto del lugar, nos quedamos en silencio. Me miró, se pasó una mano por la frente y me ofreció nuevamente otra sonrisa fenomenal, mientras movía la cabeza con gesto de no poder creerlo.


Yo me sentía igual, no podía creer todas las sensaciones que con ese baile se habían despertado en mí, sentí que mis mejillas ardían, entonces… tomándome casi por sorpresa, arrebató su chaqueta y mi cartera y sin pensarlo más tiempo se paró sin formular palabra, me tomó de la mano para que lo siguiera, a lo que yo asentí sin chistar, cuando empezamos a caminar, creo que todos se nos quedaron viendo como nos íbamos, ni siquiera nos despedimos, ni nos dimos vuelta, yo solo podía fijar mis ojos en Pedro que caminaba delante mío.


Me arrastró hacia la salida, en el camino me entregó su americana y mi bolso y sin soltarme la mano sacó de su bolsillo su iPhone e hizo una llamada, solamente dijo.


- Estoy saliendo

CAPITULO 7




Llegamos a Tequila, el lugar es de los más exclusivos de Buenos Aires.


Allí no entra quien quiere, sino quien puede y esa restricción, es la que lo catapultó entre otras cosas a su fama.


Los que asistimos allí, somos los mismos clientes de siempre, todos nos conocemos. Tequila en realidad es un night-club más que una disco, es un lugar chico, íntimo, que se maneja con clientela fija, claro que hay excepciones, como Bono, el cantante de U2, aunque claramente no forma parte de la clientela habitual.


A diferencia del resto de los boliches, en ésta disco no hay un sector VIP diferenciado. Todo el lugar es VIP.


La limousine estacionó en la entrada. Pedro bajó primero y me sostuvo la puerta ofreciéndome su mano para bajar, ese contacto me encantó, me resistí a soltarlo y él tampoco lo intentó.


Nos acercamos a la entrada, Mati, Ezequiel y yo dimos nuestros nombres y el de nuestros invitados y rápidamente accedimos al lugar.


Dentro, Pedro le indicó a Mati que pida una mesa. 


Ezequiel mientras tanto, se separó de nosotros para ir al punto de encuentro donde había quedado con Carla y sus amigas.


Pedro se había aferrado a mi cintura, yo no me opuse, lo acepté gustosa, me gustaba que piensen que había venido con él, creo que ambos habíamos decido probar un avance.


Quien nos recibió esa noche era conocido de Mati, así que nos dieron una muy buena ubicación.


Sonaba una marcha que me hacía estremecer el cuerpo, pero no tanto como el agarre de Pedro, ¿qué me estaba pasando? éste hombre me está afectando más de la cuenta pensé.


Terminamos de acomodarnos y él me indicó que me sentara, muy cerca y a mi lado lo hizo él.


Tomando el dominio de la situación, se dirigió a quien nos acomodó y pidió por una camarera que no tardó en hacerse presente, no sé si la otra persona que la envió le indicó quien la había solicitado pero fue directamente hacia a él, Pedro nos preguntó si queríamos seguir con champagne, todos asentimos. Se cercioró la marca que allí tenían y luego de un breve intercambio con la camarera, que no pude escuchar por la estridencia de la música, le entregó su tarjeta de crédito y ésta se retiró.


Matias se paró para ir al baño y en el trayecto llegó Ezequiel con Carla y sus dos amigas.


Hechas las presentaciones se acomodaron en la mesa junto a nosotros, Carla se estiró por encima de la mesa y me preguntó por Matias, le indiqué a donde había ido.


Esto parecía un date más que una salida de amigos.


Estefanía que se había pegado al lado de Mikel hablaba muy a gusto con él, esa chica me cae bien, pero Claudia… no se porque siento tanto rechazo por ella.


Rechazo que se intensificó, cuando la muy zorrita no le quitaba el ojo a Pedro y buscaba por todos lo medios tema de conversación con él.


Comenzó un mix de Sean Paul & Coldplay entonces Claudia empezó a mover su hombros casi sin poder detenerse.


Insolentemente, le propuso a Pedro para ir a bailar y él aceptó, cuando ellos se fueron hacia la pista Ezequiel me guiñó un ojo con complicidad, le sonreí estúpidamente y sentí pena de mi misma.


Mis amigos siempre están pendiente de mí, me dije… ¿tan obvio había sido mi interés por Pedro? pues evidentemente sí.


No pude evitar pensar en todo lo que Matias ya se había tardado, miré a mi alrededor para ver si lo veía venir, pero entre tanta gente era imposible encontrarlo.


- Voy a buscar a Mati — les dije.


Me paré y me encaminé hacia el baño, lugar donde él había dicho que iba, quería salir de ahí porque desde donde estaba sentada se podía ver perfectamente a Pedro y a Claudia bailando, y la verdad el espectáculo no me interesaba.


Tenía que cruzar toda la pista, pero no quería pasar cerca de ellos, por esa razón, me desvié un poco del camino para llegar al sanitario de hombres.


A lo lejos en una banqueta baja pude ver a Matias, me dirigí hacia él contrariada, pero antes de que pueda llegar me di cuenta que estaba hablando con Daiana, se notaba que estaba intentando convencerla, yo sabía muy bien de que.


Desanimada, sentí que no pertenecía a aquel lugar, así que me fui hacia el baño de mujeres, no iba a interrumpir la charla de ellos.


Allá dentro había tanta gente que creí asfixiarme, así que salí más pronto que rápido, ni siquiera tenía necesidades fisiológicas urgentes.


Medité que hacer, no quería volver a la mesa donde seguramente la zorra de Claudia había tomado mi lugar, “no se que mierda le ven a Claudia” ni siquiera es bonita, pero me contesté rápidamente, “que le van a ver, que es más fácil que la tabla del dos para llevársela a la cama”… considerando la situación tampoco podía irme, mi bolso había quedado ahí.


Sin nada de ganas, pero además, sin ninguna otra opción, regresé donde se encontraban todos, en el camino me tomaron de la cintura, al darme vuelta era Matias que venía con Daiana de la mano, me sentí aliviada de verlos, evidentemente se habían arreglado e iban para el mismo lugar que yo.


Nos Saludamos con Daiana mientras Mati me preguntó que estaba haciendo.


- Fui a buscarte como no regresabas, pero veo que estas muy bien acompañado, ahora entiendo tu tardanza, que suerte Dai que viniste, le dije efusivamente y ella sabía que era cierto.


De camino a la mesa pasamos por al lado de Pedro y Claudia, ella le restregaba su trasero mientras bailaba exageradamente sexy, casi ofrecida, él se movíamtranquilo al compás de la música. ¿Pero es que esa mujer no tenía ni un cachito de vergüenza? Hacía quince minutos que lo conocía.


Matias ni se percató de ellos.


Pedro nos vio cuando pasamos por su lado, sé que lo hizo, seguimos caminando hasta que llegamos a la mesa, pero no había nadie, supusimos que se habían levantado a bailar, mi cartera permanecía al lado de la chaqueta de Pedro, tuve toda la intensión de tomarla para oler su perfume pero me contuve.


Estaba tan contrariada, tanto la situación y como me sentía, era verdaderamente irreal.


Después de todo el flirteo en el Bistró y luego en la limousine, había imaginado otra cosa muy diferente de la que estaba pasando, al menos creí que seguiríamos tonteando toda la noche, Pedro me gustaba y ya no estaba dispuesta a negarlo.

CAPITULO 6




Eran casi las doce y media, que rápido se había pasado el tiempo pensé.


Ezequiel dijo que iba siendo hora que vayamos para la disco, entonces Pedro llamó al camarero para pedir la cuenta.


Mis amigos quisieron pagar, Mikel ni siquiera hizo el intento, pero Pedro no dejó de ninguna forma, que nadie se haga cargo de lo consumido esa noche, esgrimiendo que como era él quien se hospedaba ahí, éramos todos sus invitados.


- Dejen de discutir — dijo Mikel — es en vano todo lo que puedan decir, Pedro no se los permitirá.


Sonriendo ante la afirmación de su amigo, Pedro sacó su billetera y depositó en la bandeja plateada de la adición su tarjeta de crédito que colocó dentro de la libreta que contenía la cuenta.


Imposible que no me llame la atención el color del plástico, que digo plástico sé muy bien que esa tarjeta no es de plástico… Madre mía dije para mis adentros, éste tipo si que tiene guita…


Dejó una JP Morgan Palladium, la que se estima en gastos anuales superiores a los 600.000 dólares, lo sé muy bien, es la tarjeta que tiene Bill Gates pensé.


Vaya, tener una de esas si que te da beneficios, puedes acceder a la ayuda de un asistente personal en cualquier momento o lugar, entrar en las salas vip más codiciadas de los aeropuertos del mundo o hacerte de los mejores asientos en primerísima clase con beneficios exclusivos, tener trato preferencial en los mejores hoteles, disfrutar de un seguro de vida cuya cifra supere los seis ceros o sencillamente no tener que preocuparse de rebosar el límite de la tarjeta.


Por Dios, son placeres que quedan lejos del alcance de la gran mayoría de los mortales.



Me bebí el agua de un tirón, y me levanté para ir al baño, Pedro volvió a ponerse de pie con mucha caballerosidad cuando yo lo hice, por supuesto que su caballerosidad de inmediato se fue al garete, cuando descaradamente me miró el culo al pasar junto a él.


Pero a este tipo ¿qué le pasa?... ¡Que descarado! Intenté bajar mi vestido, su mirada lasciva me sonrojó y me sentí algo incómoda, pero a él parecía no importarle mi incomodidad.


Aunque no lo veía, podía sentir que me seguía con la mirada.


Caminé con seguridad el tramo que separaba nuestra mesa del baño, ¡tomaaaa! no me tambaleé ni un poquito gringo, para que veas que no estoy mareada.


Ni bien entré, me dirigí a unos de los sanitarios que estaban libres para hacer pis, con toda el agua que me había tomado mi vejiga estaba a punto de explotar. ¡Qué alivio!…
Salí de ahí y me apoltroné junto a la mesada de mármol del lavatorio, lavé mis manitos y luego me retoqué el maquillaje cepillé mi cabello.


Mientras me veía en el espejo, no puede dejar de considerar lo atractivo que era Pedro, pero también reflexioné, es demasiado engreído, definitivamente no es mi tipo… aun así sigue siendo un bombonazo.


Lo que más me atrapaba era el movimiento de sus labios cuando hablaba y entonces me pregunté como sería besarlo, sacudí mi cabeza, sin poder creer lo que estaba imaginando y me obligué a dejar de hacerlo.


Regresé al comedor y divisé que faltaba Pedro, cómo no notarlo si desde que había llegado no podía apartar mis ojos de él.


Mis amigos al verme se pararon a esperarme decididos a abandonar la mesa.


- Vayamos para el Library Lounge — dijo Mikel — esperaremos a Pedro allá.


Mikel y Ezequiel salieron caminando por delante sin dejar de hablar, parecía que tenían mucho que contarse.


Mati y yo nos tomamos de la mano y salimos caminando por detrás algo más rezagados que ellos.


- ¿Vas a histeriquear toda la noche con el gringo? — me preguntó acercándose a mi oído para formular la pregunta.


- ¿Qué? Yo no estoy histeriqueando.


- Claro… y yo no me llamo Matias García. Reconocé que te gusta.


- Bueno tampoco te voy a negar que me parece atractivo.
Sería ciega si no puedo aceptar que está interesante el gringo, pero me parece algo engreído.


- ¿Viste como te miró el culo cuando te fuiste al baño?


- Matias— Sentí que me sonrojaba — sí lo vi.


- ¡Ja! Y después decís que no te gusta, estás bordó y para que te pongas así conmigo… eso quiere decir que el gringo te tiene muerta.


Fruncí el ceño y le saqué la lengua, no iba a reconocérselo por completo, pero él tenía razón, Pedro me encantaba.


Seguimos caminando por el largo corredor, Ezequiel y Mikel ya no se veían, cuando estábamos por entrar al library, escuchamos una voz que nos dijo a nuestras espaldas…


- Friendship has it’s benefits?


Ambos nos dimos vuelta.


Era Pedro…incluso antes de voltear, había reconocido su voz, miró hacia nuestras manos aferradas y levantando una ceja mientras reía de lado, dio por entendido su comentario.


Mi amigocho levantó su mano y la mía que iban entrelazadas y dijo mientras se rió.


- Ah, entiendo, muchos al principio cuando no nos conocen piensan lo mismo… pero… ella es como si fuera mi hermana — se justificó.


- Creí que había ciertos derechos entre ustedes — se atrevió a aseverar, vaya no tenía pelos en la lengua, si que iba al grano.


- No eso está muy lejos de la realidad. Solo el derecho de exigirle lealtad con su amistad — agregué y lo miré a Mati — no es mi tipo — puse cara de asco, nos reímos.


No había necesidad de que aclare nada más, pero había tenido toda la intención de hacerlo, sin entender la razón, aunque en realidad si la entendía, pero no quería reconocerla, ese hombre me tenía pelotuda desde que lo había visto.


Pedro sonrió satisfecho ante mi explicación.


Entramos en el library lounge, Mikel y Ezequiel estaban parados conversando y nos acercamos.


- Ya traen nuestro vehículo — dijo Pedro y de inmediato intuí que a eso se había retirado.


- Ok — le contestó Mikel.


Ezequiel por su parte nos informó.


- Me acaba de llamar Carla que ya está en Tequila.


- Bien. — Le contesté esbozando una sincera sonrisa.


El Experience Manager se acercó a Pedro y le dijo — su traslado lo está esperando Sr.


- Muchas gracias — contestó muy cortés.


Mati me había soltado la mano, entonces, fue que Pedro hizo una contorsión dándome paso a mí primero en la comitiva hacia la calle. Caminó a mi lado todo el trayecto con las manos en los bolsillos de los pantalones, cuando llegamos a la puerta pasó ligeramente una mano por mi cintura indicándome la salida.


Sentí un cosquilleo por el cuerpo cuando me tocó.


Imaginé su mano sobre mi piel desnuda, no pude evitarlo, y me sonroje.


Paula, pensé, ¿pero qué cosas se te ocurren por Dios? de verdad vas a tener que darle la razón al gringo y que el alcohol te afecto más de lo que creíste.


Su mano en mi estrecha cintura se sintió tan grande… Hmm su cercanía me demostró una vez más lo exquisito que era su perfume ¿cuál usaría?


Salimos a la calle, el único vehículo estacionado frente al hotel era una limousine.


Volvió a tomarme de la cintura con la palma extendida en mi cuerpo y me escoltó hacia ella.


¡Wow! Este tipo tiene más plata que sentido común y yo que antes de venir me hacía problema por si entraríamos todos en el auto. ¡Ja!


El chofer nos esperaba con la puerta abierta, nos acomodamos en el espacioso interior.


Quedé sentada contra la ventanilla, él subió a mi lado y luego Matias. En otro asiento se acomodaron Mikel y Ezequiel que seguían hablando de sus cosas.


Nos pusimos en marcha.


Pedro tomó un control remoto y con el mando a distancia le dio vida a la pantalla de reproducción de música, en ese instante comenzó a sonar una canción de Reik, la reconocí de inmediato, la tengo en mi iPod y me encanta.


De pronto me encontré tarareando la letra…


Sabes no pido nada más 
Que estar entre tus brazos 
Y huir de todo el mal


- Shh cantás pésimo — me dijo Ezequiel en tono de broma, todos rieron menos Pedro.


Me ruboricé, no me había dado cuenta que lo había hecho en voz alta, quise disculparme, no sé porque razón, pero lo hice.


- No es importante cantar bien o mal sino sentir la letra — me dijo Pedro.


- No es importante mientras no le rompas los tímpanos a nadie — le contesté en son de broma — sé que canto pésimo.


- No me pareció que desafinases tanto — aseveró él.


Matias estaba concentradísimo enviando mensajes con su celular y se cambió de asiento, los chicos habían abierto una botella de champagne que había en el frigo-bar y estaban sirviéndolo...


Mikel sostenía una copa en cada mano, me ofreció una antes que a nadie, pero la rechacé, ya había bebido suficiente en muy corto tiempo.


- Gracias, quizá luego en la disco beba algo.


Pedro también rechazó seguir bebiendo.


Sonó mi celular, no me apuré a tomarlo de la cartera porque sabía que era un mensaje, lo supe por el ringtone.


Finalmente lo atrapé de mi bolso y lo desbloqueé para leerlo.


En la pantalla de mi iPhone indicaba que era un mensaje de Gonzalo, lo abrí y no pude evitar sonreírme mientras le respondía, mi hermano siempre me arrancaba una sonrisa, lo adoraba tanto…


Minutos más tarde volvió a sonar con la contestación, la cual me hizo más gracia todavía, creo que hasta dejé escapar una risita, contesté nuevamente y fin de la conversación.


Guardé mi celular en la cartera y asunto cerrado.


- ¿Algún admirador? — me preguntó Pedro.


- Tal vez — le contesté, obvio que mi hermano me admiraba pero no de la manera que Pedro pensaba ¡ja! No iba a decirle quien era, sencillamente a él que le importaba.


- ¿Tenés muchos? — Continúo preguntándome — admiradores digo.


- Dejame pensar en la lista… algunos — le dije sonriendo.


Plas, plas, plas, (aplausos par mi) pensé.


- No lo dudo… — me dijo reclinado en el apoyabrazos mientras me recorría con la mirada y se reía lascivamente.
Hmm es condenadamente sexy el desgraciado y es… irrespetuosamente bonito.


¿Pero qué carajo es lo que quiso decir?


Acaso quiso decir que soy atractiva... dejá de alucinar Paula, este tipo debe ser un hijo de puta con mucha plata, que solo está acostumbrado a chasquear los dedos y a tener lo que quiera, no te metas en esos terrenos, vos sos una persona simple y terrenal.


Pero mi vista mientras pensaba se iba a sus labios, su sonrisa era de modelo de revista, su dentadura perfecta.


Dejé pasar unos instantes para formular la pregunta.


- ¿La tuya es extensa?


Él veía por la ventanilla, lo pillé desprevenido, así que ladeo su cabeza hacia donde yo estaba, y me volvió a sonreír deshonestamente, pero no contestó.


Ignorándome volvió a mirar para afuera.


No me conformé con aquel silencio, así que se la seguí, quería una respuesta, aunque con solo mirarlo la sabía, Pedro era un bombón con fino envoltorio.


- ¿Debo creer por tu silencio que es muy extensa? — lo provoqué y entonces giró su cabeza.


- Más corta de lo que te imaginás — me dijo casi sin pensar.


“Mentiroso, quien puede creerte eso, como si no supieras lo atractivo que sos” ¿o acaso no te mirás en el espejo a diario? — Es un presuntuoso comprendí.


Intenté que mis pensamientos no se vislumbraran, pero evidentemente no lo hice demasiado bien.


- ¿No me creés?


- ¿Habría algún motivo para no hacerlo?


- Por supuesto que no — Me dijo nuevamente sin pensar.


Cambiando bruscamente de conversación le pregunté…


- ¿Qué perfume usás?


- ¿Te gusta? — me sonrió de una manera que se me cayeron las medias, eso si las hubiese tenido puestas.


- Si, mucho.


Sí mucho… sí mucho… Todo vos me gustas mucho, faltaba que le diga, ¿Paula te estás oyendo lo que estás contestando? por Dioooos solo falta que te pongas un cartel de regalada en la frente.


Volvió su vista al paisaje de la noche porteña sin contestarme, y me sentí más incómoda aún, te lo dije, fuiste muy obvia me contestó mi otro yo.


- Clive Christian Nº 1— masculló cuando ya ni me lo esperaba, jamás lo había escuchado nombrar — ¿y el tuyo?


Me sonreí.


- J’adore de Dior.


- Exquisito en tu piel…


Por Dios visiblemente estamos flirteando y lo peor de todo es que no quiero parar y no estoy exagerando. Hace tiempo que no me sentía así de descarada con nadie. Este tipo me hace pasar del enfado al flirteo en un segundo ¿como lo hace?