martes, 5 de agosto de 2014

CAPITULO 80



Caminó por varias horas sin sentido, pero le había servido para reflexionar bastante, la soledad le había valido para pensar, para evaluar todo lo que había pasado, estaba con lo puesto, no tenía el celular encima ni dinero, tampoco llevaba abrigo y había comenzado a refrescar, entonces fue cuando se dio cuenta que el tiempo había pasado.
Miró la hora, eran las seis de la tarde, no se había dado cuenta hasta ese momento que había pasado tanto tiempo, a las nueve era la cena pre-boda de Alison y Federico.
Había caminado tanto que no sabía dónde estaba, buscó un teléfono y llamó por cobrar.


- No sé dónde estoy… — le dijo a Pedro llorisqueando, ni bien él aceptó la llamada.


- Mi amor gracias a Dios… ¿estás bien? me tenías tan preocupado, ¿en qué calle estás voy a buscarte?


Pedro no se demoró en recogerla, descendió expulsado de su automóvil y se acercó a ella que estaba parada en la calle esperando por él.


- Casi me muero cuando me di cuenta que te habías ido y para colmo intenté llamarte y te fuiste sin el celular, estaba desesperado, hace horas que te fuiste de casa y no sabía nada de vos — ella no le contestó, él entonces le puso un abrigo en los hombros, quería abrazarla, pero prefirió esperarse, abrió la puerta del convertible y la ayudó a entrar, hasta le colocó el cinturón de seguridad.


No hablaron en el camino, Pedro cruzó la mano por encima de la palanca de cambio y le tomó la de ella, Paula no se la negó, estaba helada, en ese momento él consideró apropiado encender la calefacción del auto para que ella se aclimatara.


- Estaba desesperado…


- Lo siento… — ella le decía que lo sentía, pero él pensó que era merecedor de esa angustia.


- Supongo que es lo que merecía ¿dónde estuviste tantas horas?


- No lo sé, por ahí caminando, pensando. — Pedro sintió miedo de lo que había resuelto no se atrevió a preguntarle pero su tono de voz era amable.


Llegaron al loft, Paula bajó no lo esperó a que le abriese la puerta del auto, Pedro se apuró a seguirla.


Ya dentro del departamento ella pasó directo al dormitorio, se acercó al jacuzzi y lo puso a llenar, necesitaba un baño bien caliente, Pedro estaba parado apoyado en el marco de la puerta mientras se acomodaba el pelo que le caía sobre la cara, seguía todo sus movimientos sin perderse uno solo, Paula entró en el vestidor, de allá vino con dos vestidos, que dejó sobre la cama.


Pedro estaba desconcertado ¿acaso pensaba ir a la cena y por eso estaba preparando la ropa?


No se atrevió a preguntarle.


- ¿De qué color es el traje que usarás? — le preguntó tomándolo por sorpresa.


- Gris — dijo él, ella levantó los dos vestidos que había dejado en la cama y se volvió al closet, de ahí volvió con uno gris totalmente drapeado sin tirantes y con un bordado lateral en piedras que asemejaban espejitos, en la otra mano llevaba otro azul de una tela muy adherente con un solo hombro y un bordado en plata que bordeaba la cintura. Se los enseñó presentándolos sobre su cuerpo, primero uno y luego otro, respiró profundo antes de hablar — ¿Cuál te gusta? — en su voz se notaba el cansancio.


- El gris — contestó él, absorto ante lo que Paula había decidido, Pedro se había cruzado de brazos.


Paula dejó en la cama el vestido que él había elegido, se fue en busca de unos Louboutin revestidos totalmente en strass y también trajo un sobre que hacía perfectamente juego con ellos.


Cerró los grifos de la bañera que ya estaba lo suficientemente llena, echó un baño de espuma y comenzó a desvestirse ante los ojos de Pedro, se metió en el agua e intentó relajarse, tenía los ojos cerrados, respiró profundamente mientras sentía que la presión del agua le oprimía el pecho, luego abrió sus tristes ojos verdes, porque así es como se veían y lo miró a él que permanecía de pie en la puerta cruzado de brazos.


- No te vas a bañar, se hará tarde.


- Ahora me doy una ducha rápida — Pedro le contestó rápidamente.


- Si querés podés hacerlo conmigo.


Al momento de la invitación y casi en el mismo instante que oyó sus palabras, Pedro tironeó su sweater del cuello, y rápidamente lo sacó hacia adelante, se quitó las zapatillas las medias y los jeans, también el bóxer y sin demora se preparó para entrar en el jacuzzi


Paula se corrió hacia delante y le dejó espacio tras ella para que entrase.Pedro abrió sus piernas y entonces ella se acomodó hacia atrás descansando en el hueco que él había dejado, al punto que recostó su espalda en su fornido pecho.


Emitió un suspiro y cerró sus ojos, él la abrazó, y ella se aferró a sus brazos, Pedro la abrazó con más fuerza y Paula se sintió agradecida sin decírselo, le acarició las manos y él le besó el pelo.


- Solo quiero que permanezcamos así, que nos bañemos y luego que vayamos a la cena y allí por tu hermano pongamos la mejor cara, después hablaremos de nosotros, hoy es el día de Alison y Federico y no es justo que se los estropeemos.


- Como vos digas mi amor, me parece perfecto, de todas formas gracias por estar acá conmigo y permitirme estar así con vos.


- Shh ahora no.
Necesito tu silencio y sentirte cerca de mí nada más, te lo ruego no digas nada, no necesito escucharte, necesito sentirte.


- Solo vivo para complacerte aunque no lo parezca y aunque lo arruine todo a cada instante, te juro Paula que no quiero otra cosa más que eso.


Luego de un rato de sostenerla en sus brazos, Pedro tomó una esponja y cargándola con jabón líquido, le lavó lentamente la espalda, luego tomó sus brazos y con suaves pasadas también la aseó, después la hizo dar vuelta y le enjabonó el resto del cuerpo muy suavemente, como si estuviera bañando a un niño muy frágil, la jabonó con mimo, con cuidado, con muchísimo amor y sin connotaciones sexuales, solo quería darle alivio, atención, ella lo merecía y además lo necesitaba.


Paula todo el tiempo mantuvo la cabeza baja, mirando el agua o cerrando los ojos, finalmente cuando Pedro concluyó se lavó él rápidamente y la volvió a hacer dar vuelta para abrazarla, no quería salir de ahí, Pedro también necesitaba sentir el contacto con su piel y cobijarla con sus brazos.


Tomó su mano y la levantó para ver su anillo de compromiso, jugó un rato con él, girándolo en su dedo, finalmente lo dejó en posición, ninguno de los dos decía nada, solo intentaban disfrutar de la mutua compañía.


- ¿Querés que salgamos? ¿no tenés frio? — el agua estaba bastante destemplada.


- ¿Podemos agregarle agua caliente y quedarnos un poco más? ¿o se hará tarde? — Pedro miró la hora en su Hublot, aún era temprano así que dejó ir un poco de agua y luego abrió el grifo. Enredó sus piernas a las de ella y le masajeó los brazos y los hombros, Paula se aflojó.


Después de un buen rato y sin dilación cuando ya estaban bastante ajustados con el tiempo salieron del agua, Pedro la secó envolviéndola en una toalla, la arropó por un rato y luego la dejó para que pueda ocuparse de arreglar su cabello con la secadora de mano, ella lo alisó un poco con un cepillo se peinó con raya el medio e inmediatamente con una pinza marcó unos rizos en las puntas.


Mientras tanto Pedro se había terminado de secar y prontamente fue hacia al closet por su ropa. Cuando regresó, pasó por detrás de Paula llevaba puesto unos boxer negros y en la mano las prendas que se pondría, las cuales dejó sobre la cama junto a la ropa de ella.


Ya en ropa interior, ella volvió con un bustier negro y una diminuta bombacha, Pedro estaba frente al espejo peinándose con los dedos como siempre acostumbraba, se colocó desodorante, lavó sus dientes y entonces cruzó hacia el dormitorio, allí se puso las medias, se calzó unos pantalones negros de traje con corte pitillo y se sentó en el borde de la cama para atarse los cordones de los zapatos de estilo oxford, fue a buscar su perfume y antes de colocarse la camisa se roció abundante con él.


Paula que estaba maquillándose, abrió sus fosas nasales para impregnarse de su olor, no pudo evitarlo.


Cuando terminó entró en el vestido, pero no podía subirse el cierre ya que era demasiado ajustado, decidió pedirle ayuda a Pedro que estaba en el vestidor poniéndose unas mancuernas en la camisa blanca que había elegido vestir.
Con gusto él le subió la cremallera del vestido, en otro momento hubiera deslizado un dedo por su espalda cuando se lo subía y al culminar le hubiese dado una palmada en el trasero y un beso en el cuello, pero se contuvo, nada de eso ocurrió, habría estado fuera de lugar.


Opinó que estaba realmente preciosa, ataviada muy sexy. Pero no se lo dijo, se guardó sus pensamientos.


- Gracias.


Pedro no le contestó, solo la aferró de los hombros y le dio un beso en la frente.


Paula, se volvió al dormitorio y se calzó los zapatos, luego volvió a reforzar su perfume y el gloss de sus labios.


Por su parte a Pedro solo le restaba colocarse la Americana en gris antracita metalizado, se lo veía muy provocador enfundado en ella, la chaqueta ajustada con un solo botón, le quedaba pintada, pasó junto a ella que había terminado de llenar su bolsa de fiesta y estaba a punto de ponerse su abrigo, entonces se lo quitó de las manos.


- Permíteme… — muy caballerosamente se lo sostuvo para que se lo coloque, era un trench de raso por encima de la rodilla en color negro, Paula ajustó el lazo a la cintura y fue por unos pendientes.


Oscar ya había llamado para avisar que esperaba afuera, inclusive se había encargado de guardar el Alfa Competizione y estaba estacionado en la entrada esperándolos con el Audi A8 Hibryd.


En el ascensor, Pedro le tomó la mano y se atrevió a decirle.


- Estás hermosa.


- Vos también.


- No me dejes sola en el restaurante.


- No pienso hacerlo bajo ningún punto de vista — Paula le apretó la mano entonces él la levantó y se la besó.

CAPITULO 79




Se subieron al deportivo rojo y realizaron todo el trayecto hasta el departamento en un doliente silencio. Paula era una olla a punto de ebullición.


Pedro no sabía cómo encarar la situación pero de algo estaba seguro, debía hacerle frente —“¿es que acaso no podemos estar en paz y pasar un día sin pelearnos?” — no hallaba en su mente respuesta a su pregunta, de a ratos giraba la cabeza y miraba a Paula pero ella iba con la vista fija en el panorama urbano, se la veía ensimismada, también preocupada, sin embargo también podía asegurar que estaba contenidamente enajenada.


Pedro intentó una vez más acariciarla, le pasó su mano por la pierna, pero ella ni se mosqueó, siguió en su postura, lo estaba ignorando.


- “Me mintió” — pensó, entonces simplemente se le heló el corazón al llegar a esa conclusión — él tuvo algo con ella, yo no estaba equivocada, por eso la zorra se creía con tantos derechos, pero si pertenecía al pasado, ¿por qué mentirme? — no pudo evitar que su mente se transportara al día del cumpleaños de Bárbara cuando él llegó con ella — no quiero imaginar que ellos aún eran amantes…
Llegaron al loft de la calle Greene, Pedro bajó y dio la vuelta al Alfa para abrirle la puerta para que ella bajase, Paula que permanecía absorta en sus tortuosos pensamientos permaneció ahí hasta que escuchó que la puerta se abría.
Pedro extendió la mano para ayudarla a bajar, pero entonces ella no se la aceptó.


Bajó y se encaminó hacia la entrada del edificio.
Llegaron al cuarto piso, Paula ingresó en el lobby y entonces ni bien entraron, Pedro la tomó de los hombros


- Tenemos que hablar


- No sé si quiera escuchar lo que tenés que decirme, lo que más me duele es que me mentiste.


- Dejame explicarte…


- Dios, parece una escena ya vivida, lo peor de todo que no se trata de un deja-vu sino de la realidad.


-¿Ahora también me vas a decir que es mi imaginación y que la cercanía entre ustedes es porque se conocen desde niños? — Paula lo miraba a los ojos, Pedro no pudo sostenerle la mirada, y bajó su cabeza.


- Fue solo una vez Paula, no tuve nada importante con ella.


- No quiero saber nada, no te pedí ningún detalle ¡me hiciste ver como una estúpida todo este tiempo!… como una idiota conviviendo con tu amante en la oficina — una lágrima corrió por su mejilla que secó rápidamente — y tuviste el descaro de hacerme un escándalo por Gabriel, ¡no tenés vergüenza! — escuchar ese nombre en su boca lo encolerizaba, pero debía centrarse en explicar su error.


- Nunca fue mi amante, eso me lo enseñaste vos, los amantes comparten intimidad, fue solo sexo.


- Basta Pedro, te lo ruego <<C A R I Ñ O>> — se ocupó de resaltar las palabras que Rachel le decía, se rió con sorna y Pedro sintió una puñalada, se sentía tan mal, hubiera preferido que ella nunca se enterase — no juzgo tu pasado, tampoco pretendo que no lo hayas tenido, lo que no soporto es tu mentira, en realidad no la entiendo, ¿por qué Pedro? ¿por qué motivo?


- No imagines nada raro, solo no te lo dije porque ella estaba en la empresa, y yo no podía hacer nada para sacarla de ahí, supuse que sería incómodo para vos saberlo, solo por eso te lo oculté.


- ¿Luciana sabe?

- NO — contestó rotundamente, mintió no quería involucrar a su hermana en esto —nadie sabe, fue una sola vez y sin importancia — volvió a repetirle.


- Para ella no fue así, por algo será, ya no sé cuánto puedo creerte.


- Te estoy diciendo la verdad — Pedro estaba con las manos en los bolsillos del jean parado frente a ella a una corta distancia pero no se tocaban.


- Antes también me dijiste que me decías la verdad.


- Lo siento… ahora te digo la verdad — Paula se rió con desánimo, con burla.


Dio media vuelta y se fue al dormitorio.


Pedro no la siguió se internó en la cocina, dejó las llaves del auto sobre la mesada, aún las tenía en la mano, masajeó su frente, y apretó sus ojos con el pulgar y el índice, luego se apoyó en la encimera con ambas manos y dejó caer su cabeza, le pesaba, tenía una extraña sensación de abatimiento, necesitaba beber una copa de vino para darle vigoridad a su alma apenada. Sacó una botella de Chardonnay que había abierta en la heladera y se sirvió, no pudo dejar de pensar lo mucho que todo se había enredado, y lo peor de todo la forma que Paula había descubierto su mentira, la humillación que debió sentir, sentía que estaba haciendo todo mal, llevaban días peleando por todo, parecía que para ellos no había tregua.


Fue hacia la sala sorbió un trago de vino y se recostó sobre el sofá, dejó la copa apoyada en el piso, y se cubrió los ojos con el antebrazo no podía explicarse por qué había permitido que Paula se sintiese tan aplastada, ella con un espíritu tan bueno y sensible, la había hecho quedar insignificante pillada por la situación, lo que más le dolía era que Paula si bien estaba enojada, no había estallado en cólera como él esperaba, eso lo asustaba, quizá estaba cansándose de él.


Paula en todo momento le habló sin levantar el tono de voz con pesar en sus palabras, hubiera querido abrazarla pero no se había atrevido, se sentía tan culpable, la verdad le había explotado en la cara, Luciana se lo había advertido.
Repasó los últimos instantes en la puerta del Four Season cuando Rachel se colgó de su cuello e intentó atrapar su boca, mientras le acariciaba la nuca, imaginó la situación pero al revés y asumió que el dolor que Paula sentía era muy grande.


Se levantó del sofá y fue a buscarla llevaba en la mano la copa de vino que se había servido, cuando entró en la habitación Paula estaba tendida en la cama de espaldas con los brazos abiertos atravesada sobre el colchón y viendo un punto fijo en el techo, quien sabe en qué estaría pensando.


No sabía como actuar, era tan raro en él sentirse así, quería abrazarla, pero no tenía el valor para hacerlo.


Paula notó su presencia se incorporó en la cama, secó las lágrimas que se habían escabullido de sus ojos y se habían escondido en su pelo por la posición en que estaba.


Pedro le ofreció de su copa, ella suspiró, extendió su mano y la recibió, entonces él se animó y se sentó en el piso y apoyó su cabeza en el regazo de ella, le rodeó los muslos con sus brazos y se puso a llorar mientras le pedía perdón.


- Perdón por someterte a esta humillación. Perdón por haberte hecho convivir con ella en el mismo lugar, pero no podía hacer otra cosa, no estaba en mi poder alejarla de la oficina. De todas formas quiero que sepas que si ella se fue de ahí es porque la última vez que hablamos le dejé bien en claro cuáles son mis sentimientos por vos.


- Debiste habérmelo dicho, debiste prevenirme para que no me viera tan estúpida, ni me sintiera tan traicionada.
Yo… siempre fui honesta con vos, hasta con el inocente beso que me di con Gabriel fui honesta.


- Para él no fue inocente.


- Pero te previne, y la otra noche cuando lo encontramos vos sabías a qué atenerte, o crees que no me di cuenta cuando me agarraste de la cintura que le estabas demostrando quien era mi dueño.
Y encima tuviste la desfachatez de enojarte por un encuentro que no planeé cuando a diario me hacías convivir con tu amante.
Yo siempre estuve en desventaja, aunque suponía que le gustabas.
Cuando empecé a ver tanta desvergüenza de su parte y como se te lanzaba, comencé a presentir que entre ustedes había existido algo, pero quise creerte


- No lo llames algo, porque ni siquiera así se puede llamar lo que pasó entre nosotros, no quiero entrar en detalles Paula, me pediste que no lo hiciera, pero si seguís diciendo eso tendré que explicártelo, no quiero mentirte más. — Pedro seguía llorando mientras le hablaba aferrado a sus piernas, ella levantó una mano y le acarició el pelo.


- ¿Podrás perdonarme?


- Ya lo hice Pedro, sino no estaría acá, lo que vi fue el intento desesperado de ella pretendiendo besarte pero la apartaste eso te dio la amnistía.
De todas formas quiero saber cuándo se terminaron las cosas entre ustedes, porque en Buenos Aires vos tenías mensajes de ella en tu celular —Pedro pensó antes de hablar, como le decía que lo de Rachel había pasado durante la separación de ellos.


- Fue solo una vez y fue un polvo de mierda Paula, nunca me sentí tan asqueado con una mujer como con ella, tal vez no me perdones por lo que voy a decirte pero no quiero mentirte más, aun así, correré el riesgo — sorbió su nariz, secó sus lágrimas y la miró para contestarle — fue cuando vos y yo nos separamos, estaba enojado porque no querías escucharme, porque no podía olvidarte y se lo dejé en claro que no espere nada más de lo que había pasado pero ella parecía no entender,te juro por el amor que te tengo que nunca la alenté para que se sienta con derechos — Paula al oír eso había cesado con las caricias en el pelo, se quedó congelada, no podía entender si él le había dicho que la extrañaba tanto como pudo acostarse con otra, no lo concebía, pero entonces se dijo que en el fondo y aunque le doliese prefería saberlo. Se levantó y se apartó de ahí, se fue hacia la sala, necesitaba pensar.


Pedro se había quedado en el dormitorio…


Ella estaba apoyada con la frente contra uno de los ventanales que daban a la calle Greene, miró a su izquierda y vio la puerta de salida que daba a la zona de ascensores, sin pensarlo se fue…

CAPITULO 78



El día de hoy era para compartirlo plenamente en familia.
Por la mañana el ensayo de la boda de Alison y Federico, estaban a nada de cumplir sus sueños, y por la noche la cena pre-boda.


Pedro y Paula llegaron al hotel donde la planeadora de bodas esperaba a todos los involucrados para hacer un ensayo antes del gran día, aunque Paula no tenía nada que hacer ahí, Pedro se había empeñado en que lo acompañase para que vea como era todo y vaya familiarizándose, pero además porque no tenía ningún interés en ir solo, él era uno de los padrinos, y esa mañana no la dejó que vaya a la oficina.


Fueron de los primeros en llegar, por supuesto los novios ya estaban en el lugar acompañados por unas amigas de Alison que oficiarían como damas de honor en la ceremonia, también estaban ya ahí los padres de ella, Pedro aprovechó para presentarles a Paula. Pronto fueron llegando todos los demás.


Luciana llegó sola, Hernan y Lorena llegaron sin los niños, mientras que Horacio y Ana fueron los últimos de la familia en llegar al Four Season, eso por parte de la familia. Luego llegaron unos amigos de Federico a quien Pedro conocía de toda la vida y a quienes también les presentó a su prometida.


- ¡Paula qué bueno que viniste! — Pedro la tenía aferrada de la cintura — Hernan se empecinó en que lo acompañe.


- Lo mismo Pedro, por suerte no quedaré tan descolocada ya que estás vos — le dijo a Lorena quien tampoco tenía nada que hacer ahí.


La planeadora de bodas llamó a los involucrados en el ensayo, entonces, ellas se sentaron a un costado a charlar mientras veían como se desarrollaba todo, Pedro le dio un beso furtivo y se alejó escasos metros de ella.


En ese momento entró Rachel llevándose el mundo por delante y caminando altiva, irrumpió en el lugar como era su costumbre.


Pedro que estaba escuchando atentamente a la Planeadora de Bodas justo en ese momento se dio vuelta y le hizo un guiño de ojos a Paula, cuando volvió la vista vio que Rachel venía y se tensó.


Ella no vio que estaba Paula, igual nada la hubiera detenido, se colgó del cuello de Pedro y descaradamente le dio un beso junto a la comisura de los labios.


Paula seguía atenta los movimientos de Rachel desde lejos, pero por la posición en que se encontraba no pudo ver donde lo había besado.


- ¿Qué hace esta acá?


- ¿Cómo? — Lorena no había entendido.


- Lo siento pensé en voz alta, me refería a Rachel, no la soporto.— no se molestó en ocultar su fastidio.


- No te preocupes, nadie la soporta pero ella no se da por aludida, esa mujer es una cínica.


Pedro le dedicó una mirada devastadora, Luciana que estaba muy cerca y furiosa con la tipeja esa, imaginaba como debería estar Paula y se encabronaba más aún.


Se acercó a su hermano y con una excusa lo apartó del lado de Rachel.


- Creo que tendrás que ponerle un freno definitivo a la efusividad de Rachel o estarás en problemas.


- Ya no sé de qué forma hacerle entender.


- Me parece que no fuiste lo demasiado claro, inténtalo mejor.


- ¿Es un llamado de atención?


- Es preferible que te lo haga yo y no Paula ¿no crees?


Pedro sintió de pronto que alguien se aferraba a su cintura, cuando se volvió a mirar, era la desubicada de Rachel que había enganchado su dedo en la presilla del jean de él.


- Se los ve radiantes a Alison y a Federico ¿verdad? — dijo intentando entablar conversación con los hermanos.


El quedó inmóvil, si le decía algo, temía desatar la ira de Rachel pero tampoco podía permitir esa cercanía por respeto a Paula, si las cosas fuesen al revés él estaría furioso y considerando el torbellino de la noche anterior, debía hacer algo rápido.


Sin volver la vista a ella y con tono recio…


- Querés soltarme, ¿qué mierda hacés? — aunque Luciana no soportaba a Rachel para salvar la situación y no estropear el ensayo de la boda, se corrió prontamente de donde se encontraba y la tomó de un brazo interponiéndose entre su hermano y ella.


- No sé cómo Alison está tan tranquila, yo recuerdo que a esta altura ya había enloquecido. ¿Ya retiraste tu vestido?


- No aún no lo retiro, iré después de esto ¿y tú?


- Mi madre lo retiró ayer, quedó precioso — le contó Luciana en su intento por distraerla.


- Qué bueno que solo tuvimos que respetar el color y no parecer uniformadas.


- Ya no se usa más todos los vestidos de las damas de honor iguales, creo que fue una muy buena decisión esa.


Era el momento de ensayar la entrada del cortejo nupcial, y evidentemente no era el día de Pedro tenía que entrar con Rachel del brazo dado que Luciana lo debía hacer con Hernan ya que él era el encargado de los anillos y ella del ramo.


Rachel parecía una boa enroscada en el brazo de Pedro, estaba a sus anchas.


- Ves, no entiendo porque no querés darte cuenta, el destino nos une cariño.


- Querés terminarla, por respeto a Alison y a Federico no busques arruinarle este momento.


- No es mi intención, mi amor.


- No me digas así, basta Rachel como tengo que hacerte entender que estoy con Paula.


- Si te seguís poniendo así enfurruñado te juro que me dejaré de aguantar y te voy a dar un beso.


- Haz la prueba y me vas a conocer, te juro que te voy a hacer pasar la vergüenza de tu vida.


Paula aunque intentaba no ponerse de mal humor, estaba que hervía, era obvio que Rachel buscaba a Pedro con descaro, ella no era tonta y no estaba imaginando, sus actitudes la delataban, le hablaba de cerca, lo tocaba, se reía de todo, estaba mostrando claros signos de seducción y se había venido con un vestido con un escote por demás de sugestivo.


El ensayo había terminado.


- Ven vamos a acercarnos — le dijo Lorena y Paula no lo dudó.


- Hola Rachel — Paula la saludó mientras se acercaba a Pedro que le pasó un brazo por su hombro y la besó en el cabello, ella se aferró a su cintura.


Por supuesto que Rachel no le contestó el saludo, solo le sonrió a medias y con fastidio, pero a ella no le importaba, lo que buscaba era fastidiarla y que note que ella era quien estaba con Pedro.


Rachel disimuladamente se alejó y se fue con otro grupo de gente no soportaba la cercanía de ellos, Pedro no apartaba sus manos de Paula y eso la encolerizaba.


Finalmente todos empezaron a despedirse, se verían en la noche en la cena Pre-Boda.


- Mi amor, voy a la baño y nos vamos.


- Dale preciosa, acá te espero — Pedro le dio un beso y se quedó hablando con sus hermanos.


Cuando Paula entró en el baño, se encontró con Rachel que estaba a punto de salir de ahí y pensó que era un buen momento para dejar las cosas claras, se interpuso en la puerta.


- ¡¡Qué bueno que te encuentro!!


- No tengo interés de hablar con vos, ya por suerte ni siquiera sos mi superior, y ni siquiera estoy obligada a escucharte en la empresa.


- No querida, si yo te digo que me vas a escuchar me vas a escuchar… a mí me importa una mierda que seas una rubia estirada y que seas la hija del mejor amigo de mi SUEGRO — Paula recalcó esa palabra.


- Que vulgar que sos… no entiendo como Pedro puede estar con vos.


- ¿No lo entendés? Yo te lo voy a explicar, Pedro me ama, dejá de tocarlo y de acercarte a él como si yo estuviera pintada, porque la próxima vez, no te voy a hablar — Rachel quiso irse pero Paula la tomó del brazo — aún no he terminado, te dije que me vas a escuchar y lo vas a hacer, dejá de buscarme, porque me va a salir la vulgaridad que decís que tengo y te juro que te voy a cagar a palos.


Rachel levantó la mano que tenía libre e intentó abofetear a Paula, pero ella fue más rápida y le encajó un sopapo, entonces Rachel la aferró de los pelos y terminaron trenzadas en el piso del baño pegándose, insultándose, y pateándose.


Como Paula se estaba demorando Pedro le pidió a Luciana si no se fijaba, ella accedió y fue a ver.


Ni bien entró se encontró con un espectáculo bochornoso, quiso separarlas pero era imposible, entonces fue en busca de Pedro, salió corriendo y cuando llegó disimuladamente se acercó a su hermano.


- Vení ayudame que Paula y Rachel se están matando en el baño, le dijo en el oído.


Pedro salió despedido del salón entró en el baño y las encontró revolcadas en el piso blasfemando y pegándose, Paula estaba a horcajadas de Rachel y le pegaba para que ésta le soltara los pelos.


- Se volvieron locas… — Gritó mientras agarraba a Paula para sacarla de ahí. Luciana mientras tanto intentaba desenredar el cabello de las manos de Rachel — mi amor por favor, calmate, es el ensayo de la boda de mi hermano —Pedro le hablaba al oído intentando calmarla, Luciana otro tanto con Rachel.


Paula ni bien escuchó lo que Pedro le pedía había depuesto su actitud, pero Rachel parecía enajenada e incontrolable.


Ellos se habían dado vuelta para irse cuando Rachel tomó envión y zafándose del agarre de Luciana, se tiró nuevamente encima de Paula tomándola por sorpresa, la volvió a tironear del cabello, torciéndole la cabeza hacia atrás, aunque él la vio venir, no había podido frenarla, soltó a Paula y entonces tomó a Rachel de los brazos y la zamarreó.


- Basta Rachel, basta por favor, piensa en Alison es tu amiga, no le arruinemos este momento. — Pedro le habló viéndola a los ojos.


Luciana mientras tanto se llevó a Paula de ahí.


Bajaron en el ascensor sin mediar palabras, pues aún la furia la invadía hubiese querido seguir pegándole.


Salieron a la calle, y cuando le trajeron el automóvil a Luciana se metieron en él.


- ¿Se volvieron locas?


- No iba a dejar que me pegara.


- ¿Me estás diciendo que ella pegó primero?


- No tiene importancia quien pegó primero, solo espero que le haya quedado bien en claro a la zorra esa que Pedro está conmigo.


- No lo puedo creer que hayan terminado en el piso de los pelos, por suerte nadie se dio cuenta.


- Eso espero, cuando Pedro me hizo comprender que pude estropear el momento de Alison y Federico me sentí muy mal.


En ese momento Pedro salió llevando del brazo a Rachel.


- ¿Dónde va? — Lucianaa no supo que decirle, ¿acaso su hermano se había vuelto loco yéndose con la buscona de Rachel? pero entonces trajeron el automóvil de ella y él la metió en el auto para que se fuera.


En el momento en que ella fue a subir al vehículo intentó besar a Pedro pero él la apartó, entonces Paula quiso salir despedida de dentro del auto, pero Luciana trabó las puertas.


- No vale la pena, cálmate.


- ¿Qué me calme? ¿vos viste lo que yo acabo de ver? Ahora Pedro me va a seguir diciendo que estoy confundida…


“la que se te viene hermanito” — pensó Luciana.


Pedro y Rachel intercambiaron un par de palabras más, ella volvió a intentar besarlo pero nuevamente obtuvo el rechazo de Pedro.


- Dejame bajar Luciana, me van a escuchar… — Paula intentó destrabar la puerta pero fue interrumpida.


Cuando Rachel arrancó, Pedro sacó su teléfono y llamó a Paula.


- ¿Dónde estás mi amor? — le habló con voz arrulladora.


- Atrás tuyo viendo una cariñosa despedida — Pedro palideció, y se dio vuelta, entonces tres autos más atrás de donde él estaba advirtió el de Luciana. Guardó el teléfono y caminó hacia ellas.


- Por favor Paula tranquila. — Le pidió Luciana, luego destrabó las puertas, le dio un beso para despedirse.


- Gracias por todo, descuida, estoy muy tranquila, quien no debería estarlo es tu querido hermano — salió del auto y se encontró fuera con Pedro, que se agachó y saludó a su hermana, cruzaron una furtiva mirada, ellos se entendían aún sin hablar y Pedro entonces supo al instantes que todo estaba muy mal con Paula, luego ella arrancó y se fue.


No se habían dirigido la palabra estaban regresando a la entrada del hotel para pedirle al Valet Parking que trajera el Alfa Competizione.


Pedro quiso ponerle una mano en el hombro y entonces Paula lo exterminó con los ojos, pero no le dijo nada, no quería seguir haciendo escándalo en el hotel.