miércoles, 16 de julio de 2014
CAPITULO 16
La junta empezó puntualmente a la hora acordada, durante su transcurso se hablaron de todos los temas que estaban previstos tratar, Pedro hizo muchas preguntas, varias de las cuales tuve que contestar porque me acontecía a mí hacerlo, me escuchó atentamente, refutó algunos de mis fundamentos, pero le dí causa y efecto a mis dichos y terminé convenciéndolo de varios puntos. Noelia me apoyó en todo y también explicó el por que de mis acciones.
Se proyectaron la pre-campañas que marketing quería lanzar, pero Pedro fue muy cauteloso y no dejó escapar ninguna impresión de lo que estaba viendo, solo se limitó a pedir los informes del cálculo de presupuesto para el próximo año entre otras cosas.
Se le entregaron todos los documentos que nos solicitó, algunos quedaron pendientes de entrega, puesto que no los habíamos llevado a la reunión y cerca del mediodía, la primera junta terminó, aún quedaban otras, no menos importantes que ésta, para llevarse a cabo durante los siguientes días.
Había prevista otra con el departamento de desarrollo, una con legales y también una exclusiva con nuestro departamento.
Poco a poco se fueron retirando todos, Pedro se había puesto de pie para tomar una llamada, estaba alejado frente una de los ventanales que daban al exterior del edificio. Veía hacia los jardines mientras hablaba por teléfono, lo hacia en un tono muy bajo, la mayoría del tiempo escuchaba a la persona que le estaba hablando, su expresión de a ratos expresaba desgano y su vista estaba perdida en la distancia, tenia una mano metida en el bolsillo de su pantalón, de pronto oyó algo que lo puso de mal humor, intercambió ofuscado palabras con esa persona, se tomó de la frente y se la masajeó, luego tuvo otro breve intercambio más, y cortó, se acercó a la mesa nuevamente, creo que estaba molesto porque tiró su celular sobre la mesa y comenzó a juntar sus cosas, se encontraba de pie, yo también lo estaba, Matias se había retirado de mi lado, y en ese momento se hallaba hablando en la otra punta de la sala con uno de los chicos de marketing y con Noelia.
Alison la secretaria de Pedro, estaba al teléfono muy cerca de la puerta y de espalda a nosotros.
Levanté la vista y miré a nuestro alrededor mientras seguía juntando mis planillas, en ese momento el hizo lo mismo que yo y al ver que no había nadie cerca, fingió entregarme algo, su actitud me tomó desprevenida y tomé la hoja que me daba por simple instinto, pero solo se trataba de una hoja en blanco, al momento me di cuenta que era una simple excusa para dirigirse a mí.
- ¿Como estás? verdaderamente fue una gran sorpresa encontrarnos acá — se expresó en tono muy bajo y generoso.
Lo miré, sin soltar la hoja que me entregaba, él tampoco la había soltado.
Clavó sus ojos en los míos.
- Sí, coincido con vos, es una gran sorpresa — afirmé — Estoy bien gracias — Por Dios, consideré, esa mirada me nubla, me detiene en el tiempo y congela todos mis sentidos.
- Lamento tu gran confusión del principio, también me sentí confuso cuando te vi entrar — Pedro yo no me sentí confusa, yo casi me muero quería decirle, si supieras todo lo que te pensé el fin de semana, ocupaste cada uno de mis pensamientos, te apoderaste de ellos y me dejaste parsimoniosamente detenida en tus caricias y tus besos.
- Ya ves, el mundo es más pequeño de lo que imaginamos — atiné a decirle, aunque lo que en verdad creía es que se trataba de nuestro destino, sino que otra explicación podía haber.
- Si es cierto — me dijo dándome la razón.
Hablamos en tono muy formal y adusto, como si verdaderamente solo estuviésemos intercambiando temas del trabajo, le saque la hoja de la mano y la puse con las planillas que estaba reuniendo, las junté a todas, les dí un golpecito sobre la mesa para emparejarlas, y las metí en mi maletín, necesitaba terminar con éste contacto, mi vista indefectiblemente se iba a sus labios y perdía toda la razón.
Bueno, finalmente me dedicó unas palabras… pensé, y en ese momento no pude dejar de recordar una vez más cada uno de los instantes que habíamos vivido juntos, habíamos compartido tanta intimidad, nadie de todos los que está hoy acá imaginaba que nos conocemos tan íntimamente, habíamos vivido momentos de mucha intensidad, pero en definitiva eran momentos que pensaba olvidar, claro que ahora visto y considerando que tendría que tener que verlo a diario, tendría que redoblar mis esfuerzos para hacerlo, todo seria más difícil teniendo en cuenta el efecto que Pedro producía en mí.
Ninguno de los dos dijo nada más, terminé de juntar mis cosas y cuando me estaba por ir llegó Noelia y Mati pero yo seguí mi camino y salí de la sala dejándolos a ellos ahí, marché confusa, me sentía indefensa, fuera de lugar y me provocaba cierto fastidio dado que en mi trabajo siempre me había sentido muy cómoda.
Caminé hacia mi box, dejé el maletín apoyado sobre mi escritorio y me trasladé al baño, por suerte no había nadie, entré en uno de los sanitarios, bajé la tapa del inodoro y me senté en él, con mi bolso en la falda y me tomé la cabeza sin poder creer lo que me estaba pasando, mis emociones estaban colapsadas.
De todos los hombres que había en el mundo, precisamente había elegido tener una noche de sexo con Pedro, que resultó ser mi Big Boss, mendiga suerte que tengo pensé.
¿Cómo sigue esto? medité… ¿Cómo voy a hacer para fingir cada día durante todo un mes, habiendo tenido tanta intimidad con él? aún recordaba sus caricias en mi cuerpo, sus manos tocando cada milímetro de él, su sexo dentro de mí, despojándome de todos los sentidos, sus besos que asaltaron mi boca y mi vagina con su lengua.
Dios, se suponía que no lo vería más y encima el condenado esta para morirse de un infarto de tan bueno, ese traje ajustadito le queda increíblemente bien y esos ojos, me deja sin respiración cuando me mira.
Quiero tirarme por el hueco del ascensor ¡Carajo! No es justo que me esté pasando esto…
Yo debo estar meada por un perro, que digo por un perro, estoy meada por un elefante.
Del enojo pasaba a la angustia, de la angustia al enojo y cuando reflexionaba me daba cuenta que era obvio que no podíamos decir que nos conocíamos era poco serio.
Paula no seas tonta, me dije, que querías que Pedro hiciera… en cuanto pudo te habló.
Quería calmar mis emociones para salir de ahí dentro, pero no podía, estaba a punto de largarme a llorar.
Sencillamente y tan pronto como me fuera posible lo único que quería era salir corriendo de esa oficina.
Oí que alguien entraba en el recinto y eso me hizo volver a la realidad.
Intenté componerme, me puse de pie y salí de ahí.
Acercándome al lavatorio, mojé una toalla de papel y me la pasé por la nuca, retoqué mi maquillaje y me fui del sanitario.
CAPITULO 15
Tuve la sensación de estar en un mal sueño, pero no, sencillamente y muy a mi pesar, el tipo con el que me había acostado toda la noche del viernes y en la mañana del sábado, era el Big Boss.
Creo que Pedro también quedó sorprendido por completo al igual que nosotros.
Noelia siguió con las presentaciones sin percatarse de nada, gracias a Dios, creo que estaba demasiado excitada con las salutaciones y con su presencia, y no pudo vislumbrar nada de lo que allá estaba pasando verdaderamente.
- Matias García y Paula Chaves, mi gran descubrimiento, Pedro ella es de quien te estaba hablando, sin desmerecer a Mati que también hace un gran trabajo en la empresa.
Yo no reaccionaba, solo apretaba mi cartera y la valija de mi Mac, él se dio cuenta, tensó su mandíbula e hizo una leve mueca con los labios, lamentándose por la situación y me proporcionó una leve caída de ojos, creo que estaba intentando proporcionarme tranquilidad, era una situación tan incómoda.
Noelia que estaba al lado de Pedro y miraba hacia mi, ni cuenta se dió del leve gesto cómplice que él me ofreció, Mati intentó salvar el momento, y entonces rápidamente estiró la mano y estrechó la de Pedro, que reaccionó de inmediato ante el ademán de Matias farfullando para dejar en claro que haríamos de cuenta que no nos conocíamos.
- Encantado Matias — le dijo Pedro a Mati.
- El gusto es mío Sr. — Contestó Matias estrechando su mano con decisión y siguiéndole el juego.
- Matias por favor, llamame Pedro, me gusta trabajar en un ambiente cordial, y el Sr, nos da un trato que ambos sabemos que existe sin necesidad de títulos, el respeto pasa por otro lado y no creo ser más Sr. que tú para merecerlo.
- Ok, entonces, Pedro bienvenido!
- Muchas gracias — él soltó la mano de Matias y estiró su mano en mi dirección.
- Paula ¿verdad?
“Sí Paula estúpido, soy yo, ese es mi nombre, ¿ya te lo olvidaste? me cogiste toda la noche del viernes ¿te acordás? lo gritaste varias veces a mi nombre cuando tuviste un orgasmo”, eso es lo que le hubiese querido contestar
Me sentía alborotada ante la situación, sin poder manejar mis sensaciones, apabullada por su presencia, y enojada por mi mala suerte, pero entendí que debía guardar las formas en el lugar de trabajo, y ante tantos espectadores terminé por actuar con toda la corrección que la presentación merecía…
- Así es, encantada — le ofrecí mi mano y una sonrisa muy insolente — bienvenido a nuestro país — continué diciendo.
Tomé su mano con rabia, eso no lo pude evitar y él la sostuvo agitándola por un buen tiempo, cuando la soltó, deslizó la suya por la mía hasta la punta de mis dedos, le aguanté la mirada, él también mantuvo la mía.
- Bueno lo mismo que le dije a Matias, llámame Pedro por favor.
Oh, gracias por haberme concedido tu permiso pensé, si serás cínico, me das autorización después de todo lo que me permitiste el fin de semana. Cada palabra que el emitía, parecía que me encolerizaba más y más, pero en realidad creo que mi cólera no era con él precisamente, sino con la situación, solo que tenía que tomármela con alguien.
La intimidad que él y yo habíamos compartido me dejaba en desigualdad de condiciones en mi lugar de trabajo.
- Noelia me estaba hablando maravillas de tu trabajo y de tus capacidades creo que definitivamente eres su consentida.
Intenté, tomar compostura y demostrarle todo lo educada y profesional que podía ser, miré a Noelia, y hablé.
- Muchas gracias Noelia, no se lo que habrás dicho, pero seguro exageraste un poco.
- Lo que siempre te digo a vos, que no se que sería de nosotros si no te tendríamos.
Mi jefa es de esas que siempre resalta lo capacitados que somos en el trabajo, aunque a veces viene con tanto mal humor que lo olvida y la quiero colgar, pero supongo que estar en el puesto que ella está y con tantas responsabilidades en sus espaldas no debe ser tarea fácil.
- Por favor, pasen y acomódense les dejé lugares a mi lado — nos dijo Noelia.
Caminé rodeando la espalda de ella, Pedro ocupaba la cabecera presidiendo la junta de ese día y así sería mientras estuviese en el país.
Aunque no lo veía intuía, en realidad sabía, que me estaba mirando, así que encumbré mis hombros y me deslicé a paso seguro por el recinto, como normalmente se dice, caminé con las botas puestas.
Corrí la silla con naturalidad y apoyé mi Mac sobre la mesa, detrás de los individuales de cuero que ya estaban puestos para nuestro desayuno, saqué mi celular de la cartera y lo coloqué en vibrador acomodado junto a mi ordenador, de mi maletín saqué los informes que necesitaba, Mati también estaba arreglando sus cosas.
Noelia se había ido a hablar con el principal de Marketing, estaban preparando un proyector.
Levanté la vista y Pedro me estaba viendo, no bajó su mirada, estaba ligeramente recostado en la silla y lucía escandalosamente apuesto, llevaba un traje gris topo muy oscuro, casi parecía negro, camisa blanca con cuello italiano, corbata negra con logos en blanco de Gucci y chaleco muy entallado, su chaqueta estaba desabotonada, permanecía con un codo apoyado en el brazo de su asiento sosteniendo su cara y estudiando la situación, intenté disimular que su presencia me era indiferente, pero él estaba desplegando su show de seducción, se paró, tiró sus hombros hacia atrás y dejó que se deslice el saco por sus brazos para quitárselo, lo dejó apoyado en el respaldo de su silla, se había quedado en mangas de camisa, desde donde yo estaba sentada, él se veía tan alto, tan inalcanzable pensé.
Una rubia, de gran estatura y de muy buenas formas se acercó a él, no la reconocí, supe de inmediato que no era de la empresa.
El trato entre ellos parecía netamente muy profesional.
No se aproximó demasiado para hablarle por lo que pude escuchar claramente el breve intercambio que tuvieron en inglés.
- Pedro te envíe un shortcut con todos los correos de las personas del departamento de finanzas y marketing.
- gracias — le contestó él — quiero que tomes notas — le pidió.
Dilucidé por el breve intercambio que era su secretaria.
Desgraciado, te buscaste una secretaria que raja la tierra de tan bonita…
Mati se acercó a mí y me dijo en tono bien bajo.
- ¿Estás bien?
- Todo lo que puedo — Le dije cuchicheando.
- Tranquila, la primera impresión ya pasó, ahora no pienses… intentá concentrarte en el trabajo, solo en eso.
Matias pretendía calmarme, él sabía muy bien como me estaba sintiendo, me sostuvo la mano que estaba apoyada en la mesa y me la apretó para hacerme saber que él estaba conmigo, le devolví el apretón y asentí con la cabeza, aunque me sentía hundida en mi infierno personal, intentaba mostrarme brillante, e indeleble ante la circunstancias.
Pedro no nos miraba, estaba revisando su ordenador ó al menos eso me pareció.
CAPITULO 14
Estuve trabajando en la planilla hasta las doce. Los ojos se me cerraban, así que apagué el ordenador era tarde tenía todo el día de mañana para terminar. Me lavé los dientes y me metí en la cama.
El domingo pasó muy rápido, entre planillas, hojas de cálculo, porcentajes, y el recuerdo de los ojos más bellos que había visto en mi vida, la sonrisa más seductora y los besos mas hermosos, ayss sus besos, cerraba los ojos y podía sentirlo y ni que hablar del resto de lo que vivimos. Pedro había ocupado buena parte de mis pensamientos.
Basta Paula, agua que no has de beber déjala correr, fue hermoso y se terminó.
Después de cenar me di una ducha, sequé mi pelo con el secador y me puse mi pijama de satén, pero antes de acostarme me preparé la ropa para el lunes, quería lucir muy profesional en la junta, además nuestro equipo iba a tener un gran protagonismo en la gestión de capitales, así que quería verme muy bien.
Me preparé una falda negra ajustada una remera de seda blanca de tirillas y una blusa en gasa negra cruzada con volantes en el escote, eso me quedará bien, me dije.
Me decidí por unos tacones rojos, por lo que tuve que cambiar las cosas de mi cartera negra a la roja que combinaba con los zapatos.
Luego de dejar todo preparado, me fui a dormir.
Sonó el despertador a las siete, lo apagué y sin remolonear me fui a dar una ducha para despabilarme bien, sequé mi cabello con el secador, y le pasé la planchita, me lo recogí en una coleta bien alta.
Opté por un maquillaje muy natural, para la oficina nunca me maquillaba demasiado, prefería un look más tranquilo, eso sí me tomé el trabajo de darme tres capas de máscara de pestaña, para enmarcar bien mis ojos, los cuales había delineado de negro para que resalte mi color verde, apliqué blush en mis mejillas y gloss en los labios.
Dentro del vestidor, tomé las prendas que ayer había separado para ponerme y me las calcé. Me miré al espejo y consideré que me veía sobria y atractiva con cierta sofisticación.
Me perfumé con CH Garden Party el que siempre usaba para la oficina.
Eran las ocho y media y ya estaba lista.
Agarré mi cartera, el portafolio con la Mac y apagué todo en el departamento, tomé las llaves de mi automóvil que estaban al lado de la lámpara, en una mesita donde siempre las dejaba y bajé al estacionamiento de mi edificio.
Me sentía tan nerviosa, como cuando fui a dar la entrevista para el puesto que hoy ocupo, el saber que venía Alfonso a controlarlo todo me tenía con los nervios de punta.
Al subir a mi automóvil, conecté mi iPod al sistema de música y empecé muy mal el día.
¡Carajo! justo esa canción tenía que saltar.
Reik empezó a cantar Sabes, lo que me hizo acordarme de Pedro, pero no quería pensar en él, hoy era un día importante en la empresa y necesitaba estar concentrada, centralizada en mi trabajo, teníamos que demostrar que merecíamos esos aportes de capital de la central, no podía defraudar a Noelia, así que pasé al siguiente tema, si, me dije este está bien arriba, en mi sistema de sonido repiqueteó La gente está muy loca, pero ante el silencio de la mañana que recién estaba comenzando, pensé mmm... mucha estridencia par esta hora, seguí pasando canciones hasta dar con una de Andrea Bocelli, suspiré, lo ideal para relajarme así que la dejé que sonara, me puse el cinturón de seguridad, mis Ray Ban y salí del estacionamiento rumbo a la oficina, odio el tránsito en la mañana, siempre es un caos y tardo más de la cuenta en llegar, en Buenos Aires parece haber más autos que gente… finalmente llegué, entré al estacionamiento y busqué lugar donde aparcar, luego de tomar mis cosas cerré el auto, y me dirigí a la recepción del edificio.
Cuando entré saludé a Mayra la recepcionista y me dirigí hacia los ascensores, mientras esperaba por que uno llegase, en eso apareció Matias.
- Hola — nos dimos un beso en la mejilla — wow!! Te ves super con ese traje gris.
- Gracias, vos estas muy linda también.
Junto a Nosotros subieron otras personas, algunas que conocía del archivo y también personal del departamento de desarrollo, el lugar era un holding y nuestra empresa ocupaba los últimos cuatro pisos. En el viaje, el ascensor fue deteniéndose para que subiera gente y también para que bajaran, nosotros íbamos al piso dieciséis, al departamento de Finanzas, llegamos a nuestro destino y salimos del elevador dirigiéndonos por el pasillo que está situado entre los boxes.
Frente a la oficina de Noelia, nuestra jefa, nos atajó Carolina, su secretaria y luego de preguntarnos lo que desayunaríamos puesto que era una junta con desayuno incluido, nos indicó que vayamos hacia la sala de reuniones que ya algunos estaban allá.
- ¿Ya llegó el Big Boss? — le pregunté.
- Sí, hace algunos minutos, ya estuvo viendo su oficina y charlando con Noelia y ahora está en la sala con ella y con los de marketing.
- ¿Y que tal el yanqui? — preguntó Mati.
- Me sorprendió lo bien que habla en español, parece agradable — nos dijo Caro — y es muy joven además.
- Bueno Matias vayamos, no quiero llegar último.
Caminamos parloteando todo el trayecto a la sala, la puerta estaba abierta y se sentía el bullicio de los allí presentes, era una sala totalmente de cristal, sus vidrios tenían una tonalización azulina con perfiles de aluminio negro en la carpintería metálica, de los muros que daban hacia el interior de la oficina pendían persianas americanas negras, que ese día estaban entre abiertas, pero que no permitían ver hacia adentro por la posición en que estaban, estábamos próximos a la entrada del salón de juntas.
En el momento que ingresamos y casi de inmediato Noelia nos vio entrar y nos llamó con un ademán que hizo con la mano, mientras esperaba que nos acercáramos ella hablaba con un hombre que estaba cómodamente sentado en la cabecera de la mesa, la nuca me resultó la de una persona conocida, pero luego en seguida desistí de la idea puesto que supuse que se trataba del yanqui.
- Pedro, te quiero presentar a mis colaboradores estrellas. — Dijo en voz alta cuando estábamos a pasos de ellos.
Uy nos va a presentar al Big Boss… seguimos caminando a paso decidido y con una sonrisa de oreja a oreja.
Entramos intentando parecer muy gustosos de tenerlo entre nosotros, la verdad era otra, por supuesto.
Desde que nos habíamos enterado que él venía no nos había causado demasiada gracia, éramos un grupo de trabajo armado que seguramente tendríamos que modificar nuestros hábitos para adecuarnos a los de él.
Pedro Alfonso se paró y se giró para saludarnos… Mati y yo quedamos petrificados, yo más que él, fue un acto involuntario que no pudimos evitar, creo que palidecimos, yo parecía un papel… por mi parte, quedé parada a mitad de camino sentía las piernas flojas y mi corazón parecía desbocado, las manos me sudaron y un escalofrío me recorrió el cuerpo, que no respondía a ninguna orden que mi cerebro le enviaba.
Matias encontró la compostura antes que yo, por supuesto, y entonces me empujó ligeramente de la cintura para que siguiera caminando, creí que me caería redonda al piso, intenté afirmarme en mis tacones aguja y maldecí llevarlos puestos.
Mierda, mierda y más mierda, putee para mis adentros.
¡Maldita suerte la mía!
El destino parece estar en mi endiablada contra.
Pedro Alfonso era nada más y nada menos que quien yo conocía como Pedro,MI Pedro.
CAPITULO 13
Me recosté en la pared del fondo, apreté con fuerza mi cartera, alisé mi vestido y me miré en el espejo, le hablé a mi imagen reflejada en él ¿que esperabas tonta? ¿Que esperabas Paula acostándote con un hombre que recién conocés?
Llegué a la planta baja del hotel, llené mis pulmones de aire y me encaminé hacia la calle.
Oscar me estaba esperando con el automóvil estacionado en la entrada, un BMW M550d gris oscuro, con interiores color crema, era un auto lujoso, pero ni me preocupé en prestarle demasiada atención, al verme salir del hotel el chofer me abrió la puerta trasera para que subiera.
- Buenos días, ¿Oscar verdad?…
- Buenos días señorita, así es, así me llamo — me contestó el hombre muy cordialmente.
Entré en el automóvil, me puse el cinturón de seguridad, Oscar se acomodó en el lugar del conductor y por el espejo retrovisor me preguntó.
- Usted dirá, ¿donde la llevo?
Le indiqué el camino hasta mi departamento y me abstraje todo el viaje en el paisaje urbano, al llegar, me abrió la puerta, le agradecí una vez más y nos despedimos amablemente.
Subí en el ascensor, mi mente estaba en blanco así había quedado desde que salí del hotel.
Entré en mi casa, tiré mi bolso en el sofá y me dirigí directamente hasta mi vestidor para quitarme todas las prendas que llevaba puesta del día anterior, no soportaba más, me puse ropa interior limpia y me calcé unos shorts y una remera de tirillas.
Descalza me trasladé por la casa hasta dar con el mando del aire acondicionado, lo encendí estaba tan sofocada y eso que no hacía tanto calor, era un día cálido y muy primaveral en Buenos Aires. Prendí mi ordenador y conecté mi iPod a él, inconcientemente busqué la canción de Reik, la que ayer sonaba en la limousine cuando íbamos a Tequila y la puse en repetición, la canté en silencio.
Sabes te quiero confesar
Que te encuentro irresistible
No dejo de pensar que haría lo imposible
Por quedarme cerca de ti.
Repentinamente comenzaron a fluir lágrimas de mis ojos, lloré un buen rato y luego me encontré marcando el número de Matias.
- Hola Pau.
No podía hablar, el llanto me lo impedía.
- ¿Paula que te pasa? Contestame por favor, me estás asustando…
- Vení por favor te necesito…
- Calmate, ¿Qué pasó?
- estoy bien, físicamente estoy bien, pero vení por favor necesito de tu compañía.
- En un rato estoy por allá.
Matias vivía cerca, sabía que podía contar con él, cuando rompí con Guillermo días antes de la boda, me acompañó en todo momento, se quedó a dormir conmigo y me cuidó y me consoló, fue mi paño de lágrimas.
Habían pasado quince minutos cuando sonó el timbre, luego sentí el ruido de la cerradura, él tenía una llave de mi departamento por las dudas.
Entró agitado, cerró la puerta y me vió hecha un ovillo en el sillón, aún estaba llorando, se acercó y se sentó a mi lado y me subió a su regazo, me abrazó fuerte muy fuerte, mientras me daba besos en el pelo, esperó a que me calmara… sus besos y su abrazo me proporcionaron alivio y comprensión.
Ya no lloraba, solo emitía suspiros agónicos y cansados.
Me separó de su pecho y corrió mi pelo de la cara secando con sus manos mis lágrimas…
- A ver señorita Chaves, me va a contar por fin que le pasa.
- Me siento la persona más estúpida, vulgar y vacía que existe en esta tierra.
- Primero dejame decirte que no sos ni estúpida, ni vulgar, ni vacía... por el contrario sos la más bonita, la más inteligente, y la única con tan buenos y sinceros sentimientos que existe en la faz de esta tierra… pero me gustaría saber ¿por qué decís eso?
Lo miré a los ojos… tomé aire y le dije
- Pasé toda la noche con Pedro , me acosté con él — abrió los ojos, se rió y me puso el pelo atrás de la oreja.
- no entiendo, que tiene que ver eso con tu llanto y con lo que me acabás de decir, a caso él ¿no se portó bien con vos?
Se puso serio y en guardia a mi respuesta.
- No, no — afirmé rotundamente para que no le quedaran dudas — fue todo magnífico, nunca me hicieron el amor como me lo hizo él, Matias, Pedro es irresistiblemente caliente.
Silbó…
- Que definición… Y entonces Pau, ¿que es lo que está mal? No te entiendo.
- Todo, creo que no estuvo bien irme con él, apenas lo conocía… y es tan lindo…
- A ver, a ver amiga, pensá esto — me agarró de las manos — ¿hiciste algo que no querías hacer?
- No.
Le dije mientras hacia un mohín y movía mi cabeza.
- Entonces disfrutá de lo que viviste, me estás diciendo que fue lindo… Paula no sos una nena, sos adulta, tenés veintiséis años y viviste toda tu vida con remilgos en tus relaciones y en la última ¿como te fue?
- Tampoco es necesario que me recuerdes eso… no fue mi culpa.
- No obvio que no fue tu culpa, lo hablamos muchas veces… pero por eso, ahora disfrutá, viví, hacé lo que tengas ganas, tú esencia no va a cambiar solo porque una vez decidiste vivir el momento, te fuiste con quien querías y eso implicó que te metieras en la cama con quien te pareció muy atractivo… conociéndote, sé que tu vida nunca será promiscua, no te sientas así, tonta…
- Pero… que debe estar creyendo él de mi y cuando nos despedimos, ni siquiera me pidió el celular… no sé no me hagas caso, tengo un lío en mi cabeza.
- uy, uy, ya veo… ¿lo que te preocupa es lo que él piensa de vos o que no te haya pedido el teléfono?
- Sí, no, no sé…
- no sé que cosa, ¿lo primero o lo segundo?
- a decir verdad… no sé lo que me preocupa… en el restaurante todo con él se volvió sorprendente y ridículo, luego tonteamos toda la noche y finalmente terminé en su cama.
- Fue sexo entre dos personas adultas Paula, solo eso, no le busques la quinta pata al gato… quizá ni lo vuelvas a ver, de hecho es lo más probable… o eso es lo que te tiene afectada.
- ya sé que no lo volveré a ver, por esa razón anoche decidí irme con Pedro, porque me gustaba mucho y sabía que nunca más lo vería y dije que podía permitirme salir de mi estructurada vida… pero hoy cuando desperté a su lado, no sé, me sentí tan extraña…
- pero lo disfrutaste…
- sí, tarado — me reí.
- entonces dejá de sentirte mal boba. Si hasta yo me puse contento, cuando vi que se iban.
- Bobo…
- Mirá vos… ¿el bobo soy yo?
- te conozco Matias, conozco esa mirada… ni se te ocurra preguntarme nada más, porque no voy a contarte, mi intimidad tiene un límite…
- yo no voy a preguntarte nada — nos quedamos en silencio
— ¿Cuántas veces lo hicieron?
- basta idiota, no voy a decirte.
- dale quiero saber la performance del gringo.
- No te voy a decir — le dije riendo.
Solo Mati podía cambiar mi humor de esta manera.
- ¿Que pasó con Daiana? — le pregunté para desviar el tema, no quería seguir hablando de Pedro.
- Se le metió en la cabeza que yo miraba a Claudia… ella estaba bailando muy cerca nuestro y me distraje mientras Dai me hablaba y empezó a decirme que estaba viéndola, que por eso no le prestaba atención y bla bla bla…
- ¿Y la mirabas?
- noooooo, pero no se lo pude hacer entender. ¿Por qué escuchás esa canción en repetición?
Maldición no se le escapa nada a Mati…
- nena el gringo te pegó mal, te dejó atontada, definitivamente creo que en realidad lo que te preocupa es que no te haya pedido el número de teléfono y que solo haya sido sexo.
Matias sabía siempre lo que yo sentía carajo, jamás podía ocultarle mis verdaderos sentimientos, aunque al no decirlos no solo pretendía ocultárselos a él, sino también negármelos a mí.
- ¿Qué tiene que ver la canción con Pedro? Quedó puesta no sé.
- Yo si sé, esa canción es la que se escuchaba en la limousine, cuando íbamos a Tequila.
- Te crees el más sabelotodo, ahora la apago y sanseacabó, para mi no significa nada.
Me levanté y saqué la música.
- Que cabezona sos — me dijo tomándome la mano y golpeándome en la frente con un dedo. Veamos una peli.
- Bueno te dejo elegirla a vos…
Corrimos la mesa baja que estaba frente al sofá, fui a buscar unas almohadas Mati trajo gaseosas de la heladera y nos tiramos frente al LCD en la alfombra a ver una película.
Creo que no miré más de cinco minutos.
Me desperté cuando estaban los títulos y solo porque mi celular sonaba.
Era mi mamá…
- Hola hija
- Hola Mami, ¿cómo estás?
- Yo bien, ¿y vos?
- Bien mami, haciendo un poco de fiaca, anoche salí y me acosté muy tarde, hoy estoy destruida
- ¿Estás alimentándote bien?
- si mamá no tenés de que preocuparte.
¿Por que siempre las madres creen que no comemos lo suficiente?…
- te extraño tanto, tengo tantas ganas de verte…
- yo también mami, nos veremos para Navidad, no falta tanto…
- si lo sé, ¿vendrás para estas vacaciones?
- por supuesto Ma, como cada año, quince días con ustedes y luego quince días con mis amigos.
- tengo algo para contarte pero tu hermano no se tiene que enterar que ya te lo dije, Gonzalo está haciendo unas pruebas con una sepa nueva, no le digas nada que ya lo sabes, el quiere hacerlo cuando vengas y darte a probar, es un Pinot Noir y algo más, creo que será un éxito.
- parecés muy ilusionada
- si hija, en enero hay una cata importante, donde Gonzalo lo va a presentar.
- Que bueno Ma, suena fantástico, ojala vaya bien.
- Eso es lo que esperamos… ¿Tus cosas todas bien? princesita mía
- si todo tranquilo como siempre, el trabajo bien, mi vida social tranquila. Estoy bien mamá no tenés que preocuparte por nada.
- cuando me presentarás un novio, hace dos años que te peleaste con Guillermo, la vida continúa hija y sos tan joven y tan bonita no me vas a decir que te faltan candidatos.
Mi madre siempre se preocupaba por que esté sola, desde que rompí mi compromiso con Guillermo, cada vez que me llamaba me preguntaba lo mismo.
- Ya llegará el indicado Ma, por ahora sigo sola y sin apuro. ¿Como están mis sobrinos?
- Uff... esos mocosos están tan grandes y cada día más hermosos… Clara sacó todas MS (Muy Satisfactorio) en el boletín, es tan inteligente, me recuerda mucho a vos lo aplicada que eras en el colegio… y Francisco ya tiene toda la boca llena de dientes, está tan malcriado ese muchachito y en cualquier momento se larga a caminar.
- si Gonzalo me mandó fotos por email la semana pasada, están bellísimos los dos.
- Que te puedo decir, soy la abuela más babosa de San Rafael… bueno hija no te quito más tiempo te dejo, ya mi día se alegró por haber hablado con vos y además me estoy yendo a lo de Olguita a jugar a la canasta.
- Disfrutá de tus amigas mami, prometo no colgarme tanto y llamarte la semana que viene, te quiero mamita te mando un beso grandote.
- Gracias, yo también te quiero hija, cuidate mucho.
- Vos también.
Hechas las despedidas cortamos, Mati dormía tirado en el piso, creo que él tampoco vió la película, ni siquiera se despertó con el teléfono ni con la conversación.
Me dio penita, pues se levantaría todo adolorido por habernos acostado en el suelo. Lo desperté para que se fuera a la cama.
Se restregó los ojos y me preguntó la hora.
- las ocho, dormimos toda la tarde.
- Uy nooo — se afligió — me voy, a las nueve y media le dije a Daiana que iría a su casa para salir a cenar. ¿No querés venir con nosotros?
- No andá tranquilo no quiero ser mal tercio. Además, tengo que terminar las planillas que me traje de la oficina, voy a ver si lo empiezo.
Mati se fue y sentí hambre, rodeé el desayunador y pasé a la cocina, abrí la heladera para ver que encontraba, no tenía ganas de cocinar, pero algo tenía que comer, había pasado el día con el desayuno de la mañana. Encontré una bandeja de ensalada que había comprado en el Carrefour y abrí una lata de Atún, me destapé una coca- Light y me acomodé en la mesa baja del living, junto a mi Mac para aprovechar a ver los archivos que tenía para armar la hoja de cálculo y los porcentajes que necesitaba para el lunes.
Recordé que llegaba el yanqui, ayssss, que fastidio será todo este mes la oficina con ese intruso, ya comenzaba a ponerme nerviosa al pensar en su presencia.
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