jueves, 24 de julio de 2014

CAPITULO 41




Me dolía todo el cuerpo, evidentemente la sesión de sexo desenfrenado con Pedro me había afectado, sentía que me dolían todos los músculos, más que en una sesión intensiva de Pilates, uff Pedro era intenso, sí que lo era.


Me desperté antes que él.


Pedro dormía boca abajo desparramado en la cama, creo que estaba exhausto, mi semental americano también se cansa pensé, quise besarle su desnuda espalda pero desistí, me quedé viéndolo, podía a simple vista delimitar claramente todos sus músculos, levanté la sábana y espié su trasero desnudo, por ser hombre su trasero es una manzana, me acordé que anoche cuando tuve mi orgasmo se lo apreté con fuerza mientras que él se vaciaba en mí también, me sonreí.


Creo que otra vez mi vagina estaba viscosa por mis pensamientos, uff... Pedro me excitaba tanto, nunca me había pasado con nadie estar con las feromonas tan a flor de piel.


Lo volví a cubrir, tenía que desacelerar mis pensamientos, así que subí mi vista a su rostro y me quedé embobada viendo su perfil, es... es perfecto pensé, esas pestañas, el formato de sus cejas, su nariz respingada y puntiaguda del tamaño justo, y sus labios rosados carnosos, tan deseables no me cansaría nunca de mirarlo.


Tenerlo a mi lado, durmiendo conmigo, era un privilegio inimaginable, Pedro jamás pasaba desapercibido en ninguna parte, era un hombre muy apuesto y con una personalidad avasallante.


Me di la vuelta para agarrar mi iPhone para ver la hora, eran las nueve, decidí levantarme y pegarme una ducha, mientras lo hacía la puerta del baño se abrió.


- Pau, ya estoy despierto...


Abrí la mampara y lo encontré con una mano apoyada contra la pared, frente al inodoro haciendo pis, me guiño un ojo, yo le tiré un beso al aire, me encantó esa intimidad con él.


Pedro tenía el pelo hecho un lío, y cara de recién despertado, pero aún así lucía escandalosamente sexy, se había puesto otra vez el pijama que llevaba anoche cuando bajó a buscarme, creo haber sentido el ruido del agua corriendo en el lavamanos, después de eso sentí la puerta que se cerró tras él cuando salió del baño.


No tardé demasiado, me envolví el cuerpo en una toalla luego de secarme, al cabello me lo escurrí apenas con otra y lo levanté en una coleta alta.


Salí del baño y para mi sorpresa Pedro no estaba, sin dedicar demasiado tiempo en pensar donde estaría, pues muchas opciones no había, fui a buscar ropa interior para ponerme, en ese momento Pedro entró con una bandeja con el desayuno.


- Me ganaste de mano — le dije.


- No, vos me ganaste a mí, quería despertarme primero y traerte el desayuno a la cama.


- Gracias ojitos, tuvimos el mismo pensamiento — lo adule mientras él se acercaba a la cajonera donde yo estaba parada buscando que ponerme.


Me dio un beso en el hombro y otro en los labios y me dijo...


- Buenos días, preciosa ¿dormiste bien? — su voz era muy dulce, un éxtasis para mis oídos.


- Espectacularmente bien ¿vos?


- Hmm, como un bebé... ¿tenés hambre? — increíblemente nada me causó más placer que su respuesta.


- Sí, ¿que trajiste de rico? — le pregunté mientras él apoyaba la bandeja sobre la cama.


- Te traje latte con medias lunas, frutas y jugo de naranja.


- Hmm, huelen exquisito todos los aromas que vienen en esa bandeja.


El mismo desayuno que pedí en el Faena me dije… Me estaba calzando la ropa interior y viéndome en el espejo, Pedro estaba sentado en la cama contra el respaldar con las piernas cruzadas en forma de indio, mientras comía unos huevos revueltos con tocino que se había preparado y me seguía con la mirada.


- ¿Ya están todos levantados?


- Solamente Ezequiel, que fue a comprar pan y facturas. Vamos a desayunar, después terminas de vestirte, se enfría.


Me senté en la cama con él, parecía estar de muy buen humor y con mucho apetito, me comí una media luna y me sentí tentada por unas tostadas bastante raras que se veían en un plato.


- ¿Que es eso? — Le dije señalándolas con el dedo


- French Toast prueba una.


Tomé una del plato y le pegué un mordisco, sabía muy rica.


- ¿Como está hecho? — Me interesó saber para preparárselas algún día y sorprenderlo.


- Mezclas huevos, leche, azúcar y canela y pasas los panes tostados por la mezcla, luego las freís en mantequilla y las podes acompañar con jarabe de arce, con Nutella y Fresas, con frutas del Bosque y Nata ó como en este caso con miel y plátanos, mis preferidas son con jarabe de arce ¿Te gustan?


- Hmm… Saben exquisitas…


- De acuerdo la próxima vez que te prepare el desayuno las tendré en cuenta para ti también.


Me estiré por encima de la bandeja y lo besé.


- ¿A quién te parecés Pedro? Físicamente digo ¿A tú mamá o a tu papá?


- En realidad soy una mezcla de ambos, me parezco más a mi mamá, pero el color de mis ojos es igual al de mi padre al igual que mi contextura física.


- Debe ser una señora muy bella tu madre, vos sos muy lindo…


- Gracias por el cumplido…


- Vanidoso, como si no lo supieras. — me acerqué y le hice cosquillas, tomó mi mano y me la besó.


- ¿Querés conocer a mis padres? — mi imaginación voló años luz a la estratósfera, pero pronto aterricé nuevamente en la tierra — creo que tengo una foto en la… ¿como se dice?… wallet.


- Billetera — le dije.


- Eso billetera.


Se estiró sobre la mesa de noche donde estaba su cartera y buscó en los compartimentos una foto de ellos que me la entregó para que la viese.


- Totalmente de acuerdo, te pareces a tu madre… que señora tan elegante es tu mamá, tu padre también es muy apuesto, es muy alto también. ¿Como se conocieron ellos? porque me dijiste que tu mamá era de acá de San Isidro…


- Ah — se sonrió, esa es una gran historia que te gustará escuchar — Mi madre fue a New York por una beca de estudios, ella estudiaba diseño de indumentaria y se había ganado una beca en una de las mejores academias de allá, un día mi mamá iba a toda prisa cruzando la calle porque llegaba tarde a una de sus clases y mi papá la atropelló con el automóvil.Bueno pasaron muchas cosas, pero resumiendo, mi madre nunca más regresó a Argentina, se enamoraron y a los seis meses se casaron.


- Wow, que historia… ¿y quien tuvo la culpa en el accidente?


- Ah — se carcajeó — eso es un gran misterio… porque el culpable es depende quien de ellos dos te cuente la historia — Reímos — mira, estos son mis hermanos — me enseñó otra foto.


- ¡¡¡Que parecida a vos que es tu hermana!!!


- Es mi melliza.


- ¿En serio? Vos sos menor que ella, recuerdo que anoche me dijiste que eras el menor de tus hermanos.


- Exacto, fui el último en nacer, por lo tanto soy el más pequeño.


- Tus hermanos se parecen a tu padre pero con los ojos de tu madre, son al revés que ustedes.


- Sí, eso mismo — se sonrió.


- ¿Cual es el mayor de ellos?


- Éste — me enseñó con un dedo.


- Ah entonces, él es el novio de Alison.


- Exacto, su prometido en realidad, se casan en cuatro meses.


- Wow estarán de boda en poco tiempo… — Pedro se sonrió.


- Es mi turno, esperá, que busco mis fotografías, — me levanté y busqué en mi cartera la billetera, para mostrarle fotos a él de mi familia. Le pasé una foto de mis padres — Acá mi padre ya estaba enfermo, — dije con mucho cariño y mucha nostalgia — pero todavía se lo veía entero, murió seis meses después, fue un cáncer devastador.


- Sí, es una enfermedad shitty, tu ser querido termina no siendo él al final de ese padecimiento, es devastador tanto para el enfermo como para sus seres queridos, uno muere a diario a su lado, viéndolos transformarse en un despojo humano.


- ¿Tuviste algún familiar que murió de cáncer?


Me miró por un instante y luego me dijo.


- Sí, un familiar cercano…


Me extrañó la forma en que habló del cáncer, su humor había cambiado, intenté rescatarlo de inmediato mostrándole una foto actual de mi madre. — Sos muy parecida a tu mamá, no te pareces ni un poquito a tu padre.


- Sí eso dicen todos, aunque mi papá siempre dijo que el color de mis ojos era igual al de mi nona Paulina.


- Este es mi hermano – le enseñé otra foto — y acá en ésta están con mi cuñada y los chicos, ahí Francisco tenía seis meses ahora tiene nueve.


- Tu hermano también se parece a tu mamá.


- Así es, ninguno de los dos nos parecemos a mi padre.


- ¿Como se llama tu mamá Pedro? mi mamá se llama Ana, se que tu papá se llama Horacio.


- Mamá se llama Ana.


Cuando terminamos de desayunar, Pedro entró a ducharse, ya eran casi las diez de la mañana, así que decidí que mejor me pondría mi traje de baño y me iría a tomar un poco de sol.


- Permiso Pedro, voy a buscar el bronceador y la pantalla solar, voy a tomar un poco de sol — Le dije.


Abrió la mampara de la ducha y se asomó, justo había cerrado la canilla, manoteó una toalla, y se secó la cara, luego la envolvió a su cintura.


Me miró yo estaba vestida con un traje de baño de color verde, llevaba un strapless torzado en el busto y una bikini cola-less en la parte inferior con una argollas sujetas a unas cadenas que encajaban en mis caderas.


- ¿Así vas a bajar? Te vas a poner algo encima ¿me imagino?


- Sí ahora me pongo un vestido — me sonreí.


Sus preocupaciones y sus celos, después de lo que había escuchado anoche mientras él creía que yo dormía me hacían gracia y me daban esperanza, aún me faltaba descubrir el impedimento aparente que existía para que estemos juntos, pero creía que no era nada realmente grave ni insalvable.


Escucharlo decir mi amor, fue mágico, solo deseaba poder oír que lo dijese otra vez.


- ¿No entiendo de que te reís?


No podía descubrir el pastel, lo que había escuchado era mi secreto, tenía que esperar a que él se decida a decírmelo, confiaba en mis encantos y tenía un mes para enamorarlo. me acerqué a él lo tomé de la cintura y le pregunté…


- ¿Porque querés que me cubra, me queda muy mal?


- Sabes que no es precisamente por eso — me dijo mientras ladeó la cara y con otra toalla frotaba su pelo para secarlo un poco.


- Matias y Ezequiel están acostumbrados a verme en bikini, todos los fines de semana me ven así, te puedo asegurar que ni me ven, yo para ellos soy como un amigo más.


- Si pero está Mikel y hay vecinos, quiero tener un día en paz Paula, sin tener que estar especulando quien te mira y quien no, para la piscina te sacas ese bendito vestido que me dijiste que te ibas a poner, pero en la casa te lo dejás puesto.


- Ok Sr. mandón tuvimos un desayuno esplendido, no quiero enzarzarme en una discusión con usted, aunque enojado sos tan hermoso como cuando sonreís — Le planté un beso en la boca.


- Vení acá me dijo — y me volvió contra él para darme un beso más profundo.


Se rió triunfador, en eso sonó su teléfono, Pedro salió a paso resuelto del baño a tomar la llamada.


Creo que estaba hablando con su padre, me puse mi vestido de algodón strapless de color verde también, llevaba el protector solar, bronceador, toallas, mis Ray Ban, mi iPad para seguir leyendo, y le tiré un beso, en tanto le hice una seña informándole que lo esperaba abajo, él seguía hablando por celular, pero interrumpió a su interlocutor dejándolo en espera, con su mano tapó el teléfono para que no se oyera lo que me dijo.


- Eso no es un vestido Paula, eso es un retazo de tela — afirmó frunciendo el ceño.


Uff… hice una mohín de disgusto… dí un giro mosqueado y le dije…


- Si no se me ve nada… ponete un traje de baño yo llevo toallas, te espero abajo.


Sin dejarlo contestar, salí del dormitorio, tampoco que no exagere. Me gustaba que me cele, me hacía sentir que le importaba, ese deseo de posesión que Pedro evidenciaba en mí me hacía sentir importante para él...


En el pasillo, me encontré con María Paz y Mikel que salían de la mano de la habitación de él, recién se levantaban y era obvio que habían pasado la noche juntos, cruzamos un breve saludo y bajamos.

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