lunes, 14 de julio de 2014
CAPITULO 7
Llegamos a Tequila, el lugar es de los más exclusivos de Buenos Aires.
Allí no entra quien quiere, sino quien puede y esa restricción, es la que lo catapultó entre otras cosas a su fama.
Los que asistimos allí, somos los mismos clientes de siempre, todos nos conocemos. Tequila en realidad es un night-club más que una disco, es un lugar chico, íntimo, que se maneja con clientela fija, claro que hay excepciones, como Bono, el cantante de U2, aunque claramente no forma parte de la clientela habitual.
A diferencia del resto de los boliches, en ésta disco no hay un sector VIP diferenciado. Todo el lugar es VIP.
La limousine estacionó en la entrada. Pedro bajó primero y me sostuvo la puerta ofreciéndome su mano para bajar, ese contacto me encantó, me resistí a soltarlo y él tampoco lo intentó.
Nos acercamos a la entrada, Mati, Ezequiel y yo dimos nuestros nombres y el de nuestros invitados y rápidamente accedimos al lugar.
Dentro, Pedro le indicó a Mati que pida una mesa.
Ezequiel mientras tanto, se separó de nosotros para ir al punto de encuentro donde había quedado con Carla y sus amigas.
Pedro se había aferrado a mi cintura, yo no me opuse, lo acepté gustosa, me gustaba que piensen que había venido con él, creo que ambos habíamos decido probar un avance.
Quien nos recibió esa noche era conocido de Mati, así que nos dieron una muy buena ubicación.
Sonaba una marcha que me hacía estremecer el cuerpo, pero no tanto como el agarre de Pedro, ¿qué me estaba pasando? éste hombre me está afectando más de la cuenta pensé.
Terminamos de acomodarnos y él me indicó que me sentara, muy cerca y a mi lado lo hizo él.
Tomando el dominio de la situación, se dirigió a quien nos acomodó y pidió por una camarera que no tardó en hacerse presente, no sé si la otra persona que la envió le indicó quien la había solicitado pero fue directamente hacia a él, Pedro nos preguntó si queríamos seguir con champagne, todos asentimos. Se cercioró la marca que allí tenían y luego de un breve intercambio con la camarera, que no pude escuchar por la estridencia de la música, le entregó su tarjeta de crédito y ésta se retiró.
Matias se paró para ir al baño y en el trayecto llegó Ezequiel con Carla y sus dos amigas.
Hechas las presentaciones se acomodaron en la mesa junto a nosotros, Carla se estiró por encima de la mesa y me preguntó por Matias, le indiqué a donde había ido.
Esto parecía un date más que una salida de amigos.
Estefanía que se había pegado al lado de Mikel hablaba muy a gusto con él, esa chica me cae bien, pero Claudia… no se porque siento tanto rechazo por ella.
Rechazo que se intensificó, cuando la muy zorrita no le quitaba el ojo a Pedro y buscaba por todos lo medios tema de conversación con él.
Comenzó un mix de Sean Paul & Coldplay entonces Claudia empezó a mover su hombros casi sin poder detenerse.
Insolentemente, le propuso a Pedro para ir a bailar y él aceptó, cuando ellos se fueron hacia la pista Ezequiel me guiñó un ojo con complicidad, le sonreí estúpidamente y sentí pena de mi misma.
Mis amigos siempre están pendiente de mí, me dije… ¿tan obvio había sido mi interés por Pedro? pues evidentemente sí.
No pude evitar pensar en todo lo que Matias ya se había tardado, miré a mi alrededor para ver si lo veía venir, pero entre tanta gente era imposible encontrarlo.
- Voy a buscar a Mati — les dije.
Me paré y me encaminé hacia el baño, lugar donde él había dicho que iba, quería salir de ahí porque desde donde estaba sentada se podía ver perfectamente a Pedro y a Claudia bailando, y la verdad el espectáculo no me interesaba.
Tenía que cruzar toda la pista, pero no quería pasar cerca de ellos, por esa razón, me desvié un poco del camino para llegar al sanitario de hombres.
A lo lejos en una banqueta baja pude ver a Matias, me dirigí hacia él contrariada, pero antes de que pueda llegar me di cuenta que estaba hablando con Daiana, se notaba que estaba intentando convencerla, yo sabía muy bien de que.
Desanimada, sentí que no pertenecía a aquel lugar, así que me fui hacia el baño de mujeres, no iba a interrumpir la charla de ellos.
Allá dentro había tanta gente que creí asfixiarme, así que salí más pronto que rápido, ni siquiera tenía necesidades fisiológicas urgentes.
Medité que hacer, no quería volver a la mesa donde seguramente la zorra de Claudia había tomado mi lugar, “no se que mierda le ven a Claudia” ni siquiera es bonita, pero me contesté rápidamente, “que le van a ver, que es más fácil que la tabla del dos para llevársela a la cama”… considerando la situación tampoco podía irme, mi bolso había quedado ahí.
Sin nada de ganas, pero además, sin ninguna otra opción, regresé donde se encontraban todos, en el camino me tomaron de la cintura, al darme vuelta era Matias que venía con Daiana de la mano, me sentí aliviada de verlos, evidentemente se habían arreglado e iban para el mismo lugar que yo.
Nos Saludamos con Daiana mientras Mati me preguntó que estaba haciendo.
- Fui a buscarte como no regresabas, pero veo que estas muy bien acompañado, ahora entiendo tu tardanza, que suerte Dai que viniste, le dije efusivamente y ella sabía que era cierto.
De camino a la mesa pasamos por al lado de Pedro y Claudia, ella le restregaba su trasero mientras bailaba exageradamente sexy, casi ofrecida, él se movíamtranquilo al compás de la música. ¿Pero es que esa mujer no tenía ni un cachito de vergüenza? Hacía quince minutos que lo conocía.
Matias ni se percató de ellos.
Pedro nos vio cuando pasamos por su lado, sé que lo hizo, seguimos caminando hasta que llegamos a la mesa, pero no había nadie, supusimos que se habían levantado a bailar, mi cartera permanecía al lado de la chaqueta de Pedro, tuve toda la intensión de tomarla para oler su perfume pero me contuve.
Estaba tan contrariada, tanto la situación y como me sentía, era verdaderamente irreal.
Después de todo el flirteo en el Bistró y luego en la limousine, había imaginado otra cosa muy diferente de la que estaba pasando, al menos creí que seguiríamos tonteando toda la noche, Pedro me gustaba y ya no estaba dispuesta a negarlo.
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