viernes, 18 de julio de 2014

CAPITULO 20



Me besó tiernamente en el nacimiento de mis senos y se cobijó en ellos, yo le acariciaba el pelo mientras se componían nuestras respiraciones.

De pronto sentí tantas ganas de llorar… me sentí tan acongojada, tenía una maraña de sensaciones en mi cabeza, sentía que ya no podía manejar mis emociones.


Hacia solo setenta y dos horas que lo conocía, pero también sabía que no lo podría sacar de mis pensamientos y lo que me angustiaba era eso, que el solo me tomaba para calmar sus deseos y yo simplemente se lo permitía, porque el también sabia como calmar los míos.


Se levantó y se fue para arriba, dejándome sola echa un gran quilombo, supongo que fue al baño.


Se escurrieron algunas lágrimas de mis ojos, las que sequé rápidamente, pensé en tomar toda mis cosas e irme aprovechando que él no estaba, ¿pero que ganaba? mañana tendría que verlo otra vez, me bajé la falda, y me quedé quieta en el sofá, esperando e intentando componer mis emociones desvencijadas.


Por otra parte, y muy a mi pesar la verdad era que no quería irme, simplemente quería estar a su lado del modo que pudiera.


Pedro volvió, se había sacado la camisa y se había puesto una remera blanca ajustada, estaba descalzo, se acercó a mí, y me sacó los zapatos para darme un masaje en los pies, luego se dirigió a la cubeta de hielo que estaba sobre la mesa baja y saco la botella de champagne que descansaba ahí, me la enseñó y me preguntó.


- ¿Tomamos?


- Por favor — mientras se disponía a abrir la botella le dije que iba hasta el baño.


Me guiñó un ojo y me siguió con la vista.


Tomé mi cartera del piso, erguí mis hombros y caminé hasta las escaleras, intenté moverme muy sexy y subí, en el cuarto de baño me higienicé, lamenté no tener una bombacha limpia era muy incómodo la tenía toda mojada, así que decidí sacármela, total no se notaría. Me acomodé la coleta y mi maquillaje y bajé.


Pedro estaba sentado en el sofá, tenía su brazo reposando en el respaldar,cuando pasé por al lado de la mesa dejé mi cartera sobre ella y caminé para acomodarme a su lado, se incorporó para tomar las dos copas que había servido y me pasó una.


Subió los pies, y me invitó a acurrucarme a su lado, me pareció un acto muy protector su movimiento, puesto que con su brazo me cobijó, mientras acariciaba el mío.


Tenía la boca seca, así es que sorbí champagne para refrescármela, él también bebió y me besó la cabeza.


- Perdón por el arrebato de recién preciosa. — no le contesté pero le di un beso en el pecho. Levantó mi rostro, tirando ligeramente de mi coleta para que lo vea y me besó en la frente.


- Paula…Paula…


Creo que murmuro mi nombre en busca de una explicación, al menos así lo entendí. ¿Qué explicación necesitaba? ¿Qué es lo que no lograba entender?


Nos quedamos viéndonos a los ojos, bebí otro sorbo de champagne y me estiré para dejar la copa en la mesa, de pronto tuve la necesidad de levantar mis brazos y tomar su rostro con las dos manos, le acaricié la frente, los pómulos y le delinee la barbilla.


Él cerró sus ojos y se entregó a mis caricias, pasé mis dedos por su boca, y me los besó.


Es tan hermoso pensé, voy a salir tan lastimada si continúo con esto… pero quiero seguir a como de lugar, quiero seguir siendo suya y que el sea mío de la forma que sea, aunque en este momento me sentí tan insegura, que nuevamente quise irme.


- Mirame, Pedro por favor… mirame. — le rogué.


Abrió sus ojos y los clavó en mi mirada.


- Creo que no puedo continuar con esto, simplemente porque no estoy acostumbrada a una relación así.Será difícil verte cada día y fingir que nada ha pasado.No soy de esas.
Además, hemos tenido más sexo de lo que hemos hablado, en mi mente no lo concibo.
Sé que fue solo sexo concensuado, inclusive lo que acabó de pasar... no sé como explicarlo, porque desde el viernes que te conocí, no se como explicar de la manera en que me comporto con vos, es extraño la forma en que nos relacionamos, tal vez te parezca rara, no sé, yo soy ésta, la que te esta hablando, tal vez para vos sea lo más normal, pero para mi no lo es, Mati siempre me critica que analizo demasiado las cosas, quizá tenga razón, pero… pero…


- Pasé todo el fin de semana pensando en vos Paula, desde que se cerró la puerta del ascensor y te fuiste no pude dejar de pensar en vos. Pero…


Por favor Pedro, seguí con lo que me estabas diciendo que me gusta demasiado, no empieces con los peros quise decirle, y así evitar que diga lo que estaba pensando pues sabia que ese pero encerraba algo no tan bello…


- Mi vida es complicada nena, quizá tengas razón y debamos dejar todo acá.


Sabía, sabía que ese pero no era bueno, acaso lo que dije lo espantó, creo que lo acabo de arruinar todo.


Quizá sea simplemente lo mejor.


- Preciosa — siguió diciendo — el problema es que no puedo, no puedo dejarlo todo acá como debería.
Me resistí todo el fin de semana a mis pensamientos, pero hoy cuando entraste en la oficina, comprendí que no podía quitar el dedo del renglón con vos.
Paula me seducís, hace tiempo que una mujer no me seducía de esta manera, solo con escucharte decir mi nombre, me siento seducido, pero esto realmente es complicado y cuando te digo que mi vida es complicada, es porque así es. Pero aún así quiero darte placer, y que me lo des, quiero seguir sintiéndote temblar en mis brazos.
Por ahora esto es lo único que puedo ofrecerte.


-Pedro, ojitos… yo lo que quiero no es un compromiso, hace setenta y dos horas que te conozco, también me siento muy atraída por vos, de hecho jamás me he ido a la cama con nadie que acababa de conocer, pero con vos me lo he permitido, solo que a veces mi remilgoso pudor me frena.


Un profundo silencio se apoderó del momento, nos veíamos a los ojos, como si en ellos estuvieran las respuestas de todo, segundos después, Pedro rompió ese silencio.


- ¿Tenemos un mes para conocernos no?


¿Dijo verdaderamente lo que dijo? o ¿escuché mal?


No te rías Paula, no demuestres tus emociones, se cauta y fría. Toma sus palabras con pinzas, puedo haber dicho eso simplemente para seguir teniéndote, no seas tonta, no te dejes convencer tan fácilmente.


Mierda pero si me lo quiero comer a besos y por que no hacerlo. Tomé nuevamente su cara en mis manos y le dí un beso muy casto, un beso contenido, no quería que sea un beso con alto contenido sexual.


Cristo, ¿como sigue esto?


Me sonrió, uff cuando sonríe así sus ojitos se cierran y se transforma en un ángel travieso.


-Pedro no te rías así.


- ¿Así como?


- Sabes como te estás riendo…


- Me río, simplemente me río — se encogió de hombros.


-Pedro Alfonso, tenés varias sonrisas te conozco unas cuantas… y esa particularmente me gusta mucho.


- Bueno, entonces tendré que ponerla más en práctica con vos — me besó en el cuello — Hmm… definitivamente es otro perfume el de hoy ¿verdad?


- Sí, es el que uso para la oficina — sonó mi celular, me levanté y fui hasta la mesa donde estaba la cartera y busqué mi iPhone para tomar la llamada.


- Hola Ariel ¿Cómo estás?

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