viernes, 18 de julio de 2014
CAPITULO 21
En ese momento me acordé, mierda, me olvidé de mi clase de hoy, lo miré a Pedro evaluando su reacción a mi llamada, estaba serio, creo que no le gustó oír que me llamaba un hombre, esto me gusta, se paró tomó su copa y se fue caminando hasta la ventana, quien me llamaba era mi profesor de tenis, pero no iba a revelarlo, un poquito de celos no vienen mal, si quiere saber quién es, que pregunte.
- Lo siento Ariel, ¿cómo pude olvidar que habíamos quedado para hoy? Lo siento de verdad.
Seguí escuchando lo que Ariel me decía, mientras con disimulo observaba a Pedro, me dí vuelta caminé hasta la escalera y traté de hablar más bajo, para que le intrigue, me volví ligeramente y sin fijar la mirada en él, continué buscando sus reacciones, no quería perderme ninguna, yo seguía sonriendo como una tarada, y asintiendo y negando de a ratos con mi cabeza, aunque solo era un acting, porque mis gestos nada tenían que ver con la conversación que estaba teniendo… uy ahora sí que está chinchudo pensé, metió la mano en el bolsillo, se tomó el champagne de una vez y apoyó reciamente la copa en la mesa, se quedó parado tocándose la nariz y el mentón observándome.
¡Ja! Creo que le picó, sí, creo que está enfurecido, agarrá esta ojitos, hacete el canchero ahora.
- Te pido mil disculpas por el plantón, me siento tan apenada, es que tuve un día de locos en la oficina, Ari.
Hmm… definitivamente, ojitos ya está subido a la moto, a punto de largar — me reí — cuando dije Ari, entrecerró los ojos calculando.
- bien Ari, quedamos para el miércoles te prometo que voy, no te vuelvo a fallar. — Me saludó, lo saludé, y corté.
Guardé mi celular y me acerqué a donde estaba mi copa, me la terminé de beber y me calcé los zapatos. Luego fui hasta donde Pedro estaba parado, después de mi show, me sentía exultante y atrevida, lo agarré de la cintura y le pregunté sin hacer comentario de mi llamado.
- ¿Cómo es que hablás tan bien el español?
Seguía con sus manos en los bolsillos, no me tocaba, creo que estaba enfurruñado, podía sentir la tensión en sus músculos oblicuos.
- Mi mamá es argentina, el español es mi segundo idioma lo aprendí de ella.
- Ah, mirá vos, con razón lo hablás tan bien ¿de qué parte de Argentina es tu mamá?
- De acá, de Buenos Aires, vivía en San Isidro.
- Mi mamá también se crió en San Isidro, que casualidad — Pedro asintió abriendo los ojos y dándome una sonrisa forzada.
- ¿Y tu papá? ¿Él si es americano?
- Sí, él sí.
Definitivamente estaba contrariado, contestaba lo justo y necesario y de mala gana, a lo que le estaba preguntando y yo… yo verdaderamente lo estaba disfrutando, Pedro, me dije, vos pusiste las cartas sobre la mesa ese llamado me vino en bandeja y si realmente estas solo interesado en tener sexo conmigo, no entiendo esta reacción, ¿con que no podes darme más que sexo? ¿Y éste comportamiento a que se debe entonces?... eso es lo que hubiese querido preguntarle, pero no lo hice, de acuerdo ojitos, seguí conjeturando en silencio, vamos a jugar, tampoco me creas tan tonta, tomarás de lo que yo quiera que tomes y prometo no angustiarme más.
Pedro me gustaba, quería seguir intimando con él y había decidido jugar su juego sin culpas, voy a disfrutar de este hombre el tiempo que pueda, sí, puedo hacerlo.
De pronto cambió de tema.
- ¿Ya te vas?
Abrí mis ojos bien grandes…
- ¿Querés que me vaya? — Le pregunté extrañada.
- Te pregunto porque te pusiste los zapatos — me contestó evaluando la situación.
- Ah, nooo, me los puse para estar más alta, me veo muy retacona a tu lado sino.
Sí, —seguía riéndome — creo que me anoté un doble, hasta lo de los zapatos salió bien y sin proponérmelo.
Subestimame Pedro, pensé, la vida me ha golpeado mucho, vos no te das una idea cuanto y quizá, algunos truquitos me haya aprendido, solo debo encausar mis pensamientos y mis emociones y ponerme mi coraza de mujer anti-macho alfa.
Le di un beso en la boca, le pasé la lengua por los labios, pero no me los abrió, permaneció inalterable.
¡Ja! Parece que se enojó en serio.
Me tomó de la barbilla con fuerza y me dijo.
- No me gusta compartir, que te quede claro nena.
- No te preocupes Pedro a mí tampoco, no tengo esos gustos, la verdad nunca me imaginé en una escena swinger contigo, ni con nadie. — le contesté irónica.
Sacó una mano del bolsillo y me tomó de la espalda y acarició posesivamente toda su extensión y me besó, se apoderó de mis labios con urgencia.
Wow, que besos que me daba, besaba tan bien… Me soltó, sacó de su bolsillo el teléfono y me ordenó.
- Pasame tu teléfono nena. — me sonreí y se lo dicté.
- Agregale el 549 porque tu línea es del exterior.
- Tenés razón. — dijo enarcando una ceja, en ese instante sonó mi teléfono, pero antes que pueda ir a atenderlo me dijo — soy yo, ahí te quedó grabado mi número.
- Uy ojitos que serio que estás… gracias. — me burlé un poco de él.
- No te hagas Paula, no me tomes por estúpido — me advirtió
- Ey ojitos, no te entiendo…
- ¿Quien te llamó?
- Ah ¿por eso esa seriedad? hubieses empezado por ahí… era mi profesor de tenis, habíamos cambiado una clase de la semana pasada para hoy y me olvidé, el pobre quedó de plantón.
Tomaaaaaaaaa cancherito superado, chupate esa pensé.
Acabas de quedar como el más estúpido Sr. Alfonso.
- De todas maneras es un poco desconcertante tu pregunta, creo que vos y yo… digo, no tenemos derecho a exigirnos demasiadas cosas, ¿verdad? Al menos eso entendí, corregime si me equivoco Pedro, en nuestra conversación anterior entendí que teníamos solamente sexo, ¿no es así?
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