martes, 22 de julio de 2014
CAPITULO 33
Llegamos al Faena, el ballet parking se acercó y le entregué las llaves de mi auto.
Pedro bajó con los maletines de ambos, cuando me tuvo a tono, me tomó de una mano para dirigirnos hacia los elevadores. Tocó el botón de llamada y ni bien subimos, me dio un beso dentro del elevador que me dejó tambaleando, me aprisionó contra el fondo del ascensor tirando todo su cuerpo sobre mí, el beso fue tan intenso, que tuve la sensación que lo que pasaría dentro de la habitación sería muy rápido, y no quería eso… deseaba que nos tomemos nuestro tiempo para disfrutarnos.
Llegamos al piso de la Tower Suite.
Pedro me condujo por el pasillo hasta que estuvimos frente a la puerta, abrió y entramos.
Dejó los maletines en el sofá yo me acerqué, y junto a ellos dejé mi bolso.
Tironeó de su corbata y se la quitó, también desabrochó el primer botón de su camisa, y echó los hombros hacia atrás para deslizar el saco que dejó acomodado en el respaldar en la silla de la sala.
Yo me había quedado de pie junto al sofá, siguiendo sus movimientos, entonces se puso frente a mí y me dijo…
- Ven acá — extendió una mano, para que vaya donde el permanecía parado, junto a la mesa de la sala, luego mientras sus brazos me cobijaban me habló muy cerca de los labios — ¿Recordás lo que me dijiste en el restaurante?
- Sí… — afirmé — te dije que te quería enterito y te pregunté si te era posible consentirme.
Reí maliciosamente, él también, luego me besó muy tiernamente mientras me corría el pelo de la cara, yo ese día lo llevaba suelto, luego se separó de mí, hizo un paso hacia atrás y abrió sus brazos para indicarme.
- Acá me tenés, soy todo tuyo, para que hagas lo que quieras conmigo.
- ¿Lo que quiera? — pregunté.
- Lo que quieras — confirmó.
Me llevé un dedo a la boca mientras pensaba que hacer con él… se me ocurrieron muchas cosas así que… era momento de empezar a ponerlas en práctica.
Lo tomé de la mano y lo llevé para arriba.
- ¿A la cama? — me preguntó…
Me dí vuelta y lo hice callar, llevando mi dedo sobre mis labios y mientras le decía con una onomatopeya.
- Shh.
Se sonrió y me pegó una nalgada, pero seguimos subiendo hasta que llegamos al piso donde estaba el baño, me detuve, y lo llevé al interior, lo deje parado en la entrada, entonces le indiqué…
- ¡¡¡Guío yo!!! Solo harás lo que yo quiera que hagas.
Le dejé bien en claro y se lo dije con una voz oscura que ni yo misma sabia que poseía, tampoco tenía idea de donde había salido. Sé que mis palabras lo llevaron a descontrolarse, pero entonces, cerró sus ojos e intentó buscar su autocontrol, en lo más profundo de su ser, sé que a él le gustaba controlar, pero no se negó.
Lo agarré de la barbilla y le dí un beso profundo y caliente, muy caliente.
Lo dejé tambaleando y con su pene hinchado, cuando me retiré pasé mi mano por su bragueta y pude comprobarlo.
Caminé hacia el jacuzzi y lo dejé esperando, él me estaba complaciendo, así que se quedó viendo y aguardando lo que yo haría.
Me agaché para poner el tapón de contención, y le dí una vista panorámica de mi trasero, procuré emplear toda mi sensualidad al inclinarme.
Llevaba una falda de color blanco que demostraba monumentalmente que mi culo era grande… luego de abrir los grifos, me estiré para tomar el frasco del baño de espuma que descansaba en uno de los bordes internos y lo eché en el agua.
Aún permanecía de espaldas cuando comencé a bajarme el cierre de la falda, sin soltar la cremallera me di vueltas para verlo, me sonreí carnalmente, él hizo un montoncito con sus dedos y los besó para indicar que eso había sido exquisito.
No me la saqué, solo la desabroché.
Hmm… me asombré, no sabía que podía ser tan sexy.
Seguí con mi tarea de seducción.
Me di vuelta quedando nuevamente enfrentada a él, y saqué mi camisa de adentro de mi falda, me desabroché los botones de abajo hacia arriba, pero me detuve justo a la altura del corpiño, tomé la blusa de los extremos de la abertura y la separé, enseñándole mi abdomen, levanté mi cabeza y la eché hacia atrás mientras me mordía el labio inferior, regresé mi mirada a los suyos y volví mis manos a la abotonadura, le hice una mueca como preguntándole ¿sigo?
Levantó una ceja y juntó sus manos a modo de súplica pero no me convenció, puse mi rostro lo más serio que pude y negué con la cabeza, él hizo un mohín, pero yo me volví a dar vuelta sin hacerle caso.
El agua caía a borbotones mientras se llenaba el jacuzzi, el sonido y el momento era embriagador, imaginar lo que ocurriría luego dentro del agua, potenciaba todos los sentidos.
Me terminé de desabrochar la camisa, siempre de espaldas a Pedro.
¡¡Wow!! Dios, el instante estaba cargado de tanta sensualidad y sexualidad que sentía claramente como mi vagina se había humedecido, me sentía todopoderosa y sugestiva, todo era muy erótico, Pedro me hacia sentir sensual.
Tiré hacia atrás mi camisa dejando al descubierto primero uno de mis hombros y luego el otro, la sostuve a la altura de mis codos, giré mi cabeza mientras lo hacía, para ver la expresión de Pedro, él estaba extasiado…. Y eso me motivaba a ser más sensual aún.
En mi mente se tejían imágenes, quería complacer todas sus fantasías y las mías e intentaba trasmitirlas para enloquecerlo.
Probó caminar hacia mí, pero le dije con la cabeza que no, se sonrió, negó incrédulo y continuó permaneciendo de pie en el lugar, finalmente dejé caer mi camisa al suelo y fui por el corpiño… lo desabroché y lo hice deslizar por mis brazos para depositarlo también en el suelo sobre mi camisa.
Yo permanecía de espaldas… con el torso totalmente desnudo, con mis manos me corrí el cabello, llevando todo el largo hacia delante de mis hombros para que Pedro pudiera observar la desnudez de mi espalda, entonces, comencé a bajarme la falda, enganché mis pulgares y la deslicé por mis caderas, dejando al descubierto el hilo dental que ese día llevaba puesto.
Me sostuve del jacuzzi para levantar un pie y luego el otro y así liberarme de mi pollera, cuando lo conseguí y para provocarlo un poco más, separé mis piernas, aún llevaba puestos mis zapatos de tacón verde y sabía que así me veía muy sexy, decidí tirarme hacia delante sin flexionar las rodillas, con el firme propósito de tocar el agua con la mano y así ofrecerle una fotografía completa de mi vagina, que solo estaba cubierta por la diminuta bombacha que llevaba puesta.
Sentí que Pedro resopló… lo que me concientizó de lo excitado que estaba.
Me puse de pie, cubrí mis pechos con uno de mis brazos y me di la vuelta quedando de frente a él, estaba decidida a no mostrarle aún mis tetas….
- Tu turno — le dije — quiero ver como te desvistes….
Me ofreció un guiño de ojos… y comenzó con la tarea… Se quitó primero sus zapatos y las medias con presteza… luego desabrochó el primer botón del pantalón y se quedó viéndome, sus ojos bailoteaban por todo mi cuerpo.
Siguió sacándose la camisa, se quedó con el torso desnudo pero antes que se despoje de su pantalón, le indiqué con el índice mientras lo movía llamándolo, que se acercara. Pedro caminaba pausadamente hacia mí, y me di la vuelta para cerrar la canilla, el jacuzzi ya estaba lleno.
Me quedé de espaldas y él se aferró a mi cintura por detrás, necesitaba sentir sus manos en mi cuerpo así que… lo dejé acariciarme el vientre, sus manos me quemaban, ardían, no desaprovechó la oportunidad y apoyó contra mis nalgas su erección, que se evidenciaba bajo sus pantalones.
Cielo estaba tan duro… me besó el cuello, los hombros y entonces me di vuelta para apoyar mis tetas en su musculoso pecho, lo abracé y me aferré a su nuca entrelazando mis dedos en su pelo, amagué para besarlo pero no lo hice, se mordió el labio, volví a hacer un amague y esta vez solo lo rocé con mis labios.
Pedro clavó sus ojos en mis ojos a modo de advertencia, me regaló una mirada intensa y oscura, que claramente indicaba todas las cosas obscenas que deseaba hacerme, sin dilatar más nuestro contacto, me apoderé de sus labios devorándolos.
Lo tomé de la nuca y enredamos nuestras lenguas en un beso desesperado y turbio, todo se estaba descontrolando, y definitivamente no quería que pasara tan rápido, sin embargo, de seguir a ese ritmo, no entraríamos ni siquiera en el agua… él tenía sus manos aferradas a mi espalda y me aprisionaba contra su pecho, casi quitándome la respiración con su abrazo.
Lo aparté de mí y tomé aire, él permanecía expectante a lo que yo decidiera…
- Despacio Pedro, despacio ojitos — le dije jadeando.
- Es difícil preciosa…
- Lo sé, pero quiero disfrutarte más… mucho más…
- Me volviste loco desnudándote…
- Era la idea — me sonreí…
Pasé un dedo por su cintura, entre su piel y el elástico de su boxer, me encantaba hacerle eso, luego me dirigí a su bragueta, la desabotoné y metí la mano para palpar su erección por encima de la tela de su calzoncillo… me humedecí mis labios con la lengua mientras lo hacía.
Pedro tiró la cabeza para atrás y dejó escapar un gemido mientras su boca permanecía entre abierta, mi mano no dejaba de acariciar su firmeza, uff, estaba sintiéndome demasiado ansiosa también.
Me aparté y me senté en el borde del jacuzzi para quitarme los zapatos, luego me puse de pie y deslicé mi bombacha por los muslos quedando totalmente desnuda frente a él, giré y metí mis pies dentro del agua, recogí mi cabello haciendo un nudo con mi propio pelo, dejándole en manifiesto la longitud de mi cuello, luego deslicé todo mi cuerpo sumergiéndolo en el interior.
Mientras yo lo observaba, Pedro terminó de sacarse los pantalones y los boxer, tomó el montón de ropa que yacía demasiado cerca, y la retiró para que no se mojase, luego se metió conmigo.
Quedamos enfrentados entrelazando nuestras piernas y nuestros brazos, decidí deslizar mi trasero para quedar mas cerca de él, hasta que pude sentir su pene duro y caliente rozando mi pelvis, nos acariciamos con las manos jabonosas que se deslizaban fácilmente por nuestros cuerpos mientras nos dedicábamos miradas calientes y llenas de placer oculto.
Bajé una mano y la sumergí en el agua hasta atrapar con ella su tieso pene, lo retuve en mi mano y lo acaricié con movimientos de abajo hacia arriba hasta que presagié que de no parar se correría en el mismo instante….
Su cara era un poema, estaba entregado a mis caricias, perdido en el momento, su boca permanecía entre abierta y sus ojos extraviados en los míos.
Lo dejé al límite, a punto de perder el control, en ese instante le hice entender quien llevaba el dominio esa vez.
Me levanté del agua y me paré frente a él con las piernas abiertas estaban ligeramente flexionadas y le ofrecí mi vagina…
- Chupame…
Pedro se acomodó en el jacuzzi, tiró su cabeza hacia atrás y quedó entre mis piernas listo para hacer lo que le estaba pidiendo…
Sacó su lengua y me la pasó por toda mi hendidura, con sus dedos abrió los labios de mi vagina y rodeó mi clítoris con la lengua, lo lamió deliciosamente, me lo mordió casi hasta torturarlo, luego hundió dos dedos en mi sexo, los entró y los sacó varias veces, los movía con pericia buscando ese punto exacto para proporcionarme más placer, cuando reconoció haberlo encontrado, mi cuerpo comenzó a temblar, entonces paró.
Me volví a sentar en el jacuzzi, rodeé sus caderas con mis piernas y el me envolvió con un brazo y con la otra mano me tomó la cara para apoderarse de mis labios, me besó y me dijo…
- Paula, me abruma lo fabuloso que me siento a tu lado — quería y necesitaba que sus palabras sean ciertas, anhelaba decirle que sentía igual, pero la naturaleza de lo que me había tocado vivir en el pasado hacía que yo retacee mis palabras y mis sentimientos con él.
Lo besé con demasiada pasión, ambos estábamos descontrolados, ya casi hasta había olvidado que yo tenía el control del momento, sus palabras habían disparado todas mis necesidades, sus manos se paseaban por mi cuerpo, me acariciaba los pechos, me los apretaba, me pellizcaba los pezones mientras sus besos seguían apoderándose de mi boca.
Tomé aliento para decirle…
- Pedro, si pudiera te besaría hasta la voz…
Dicho eso, me posicioné con mi vagina sobre su pene, él con sus manos me sostuvo de las nalgas y me penetró, nos quedamos un momento, disfrutando la profundidad de su intrusión.
- ¿Te gusta nena?
- Me encanta Pedro…
Comencé a moverme y el también comenzó con un vaivén de su pelvis, su pene se movía dentro y fuera de mí, estaba aferrada a su cuello y me meneaba lento permitiendo que mi vagina sintiera el largo recorrido que hacía dentro mío.
Permanecimos así cambiando de vez en cuando el ritmo, para dilatar más nuestro orgasmo, finalmente sentí que en mi interior comenzaban a llegar esas cosquillas que amenazaban con invadir todo mi cuerpo… sentí que mi cuerpo me abandonaba y que me entregaba a un estado permanente de éxtasis.
-Pedro estoy acabando… Pedro
Tenía su cara hundida en mi pecho, pero cuando me escuchó levantó la vista para verme, a él le encantaba mirarme en ese instante donde mis sentidos me abandonaban, comenzó a atacar mi sexo con potentes envestidas, a las que yo salí al encuentro con fuertes movimiento ascendentes y descendentes, nuestras pelvis se estrellaban furiosas a cada encuentro y el agua formaba un espiral a nuestro alrededor que demostraba la pasión y la intensidad de cada embestida, nuestros cuerpos se movían convulsionados, incontrolables.
Volví a sentir esa sensación de placer que se apoderaba de mis entrañas y que me elevaba hacia un sitio donde nunca planeé llegar, me dejé ir nuevamente…
Él se dio cuenta que me estaba corriendo otra vez, sintió las contracciones de mi vagina en su pene, le clavé las uñas en la espalda y grité su nombre, en el mismo instante Pedro se entregó al placer de mi cuerpo y vació todo su semen en mi vagina, gritó apretando los dientes y me apretó las nalgas con fuerza, mientras eyaculaba y saciaba todos sus deseos en mi.
Con su pene aún dentro mío, y amortiguando el peso de mi cuerpo con el suyo se deslizó hacia atrás hasta dar con el apoya cabeza del jacuzzi y se recostó, estaba exhausto, yo no menos que él, permanecí acunada en su pecho, en ese momento era el lugar que me daba el sostén perfecto, mientras recuperaba mis fuerzas. Levanté mi cabeza para verlo, entonces Pedro abrió los ojos y me miró también…
- Nena, vas a matarme uno de estos días, harás que mi corazón explote.
Necesitaba hacerle saber que había sido maravillosamente jodido y colosal.
- Lo disfruté mucho…
Atiné a decir, no se por que razón no quería que mis palabras muestren en realidad lo que había sentido, tal vez porque sabía que todo cuanto compartíamos tarde o temprano se iba a terminar.
Pedro sin embargo no se privaba de explicar lo que sentía…
Peiné su pelo hacia atrás despejando su rostro, con ambas manos acuné su cara, y lo besé muy tiernamente.
Aún estábamos demasiado agitados…
- Paula, fuiste exquisitamente sexy… me encantó todo lo que me hiciste sentir.
- Ojitos… vos me provocás ser jodidamente libre y expresarme con mi cuerpo como nunca lo hice.
No dimos un beso más y parecía nunca ser suficiente los que nos dábamos…
Salimos del agua pues se estaba enfriando…
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