martes, 22 de julio de 2014
CAPITULO 34
Pedro lucia muy apuesto como siempre, había elegido vestirse muy casual, con un pantalón de corte recto desgastado en jeans claro D&G que le quedaba muy ajustado y le imprimía un trasero perfecto, llevaba una remera muy ceñida, de color blanco que le marcaba sus trabajados bíceps y calzado deportivo, se perfumó con Clive Christian Nº 1 y estaba para comérselo, creo haberme vuelto adicta a este hombre.
Yo estaba terminando de vestirme mientras me miraba en el espejo del vestidor cuando él abrió la caja de valores de la habitación del hotel y guardó su Vacheron Constantin para ponerse un Hublot King Power F1™ Austin él era exclusivo por dentro y por fuera, o al menos yo estaba tan atarantada con él que así lo veía.
Luego tomó un bolso de mano y empezó a prepararlo con ropa para pasar el fin de semana en Los Castores, sin dejar de seguirlo con la vista me ocupaba de recomponer mi maquillaje, me resultaba sumamente difícil apartar mis ojos de su cuerpo,Pedro se había vuelto una droga para mí.
Él también permanecía atento a lo que yo hacía, las veces que había pasado por mi lado había dejado un beso, ya sea en el cuello, en la mejilla, o en el pelo, era como si no pudiera apartarse de mí, y eso me agradaba enormemente.
Pude oír claramente cuando se comunicó con Mikel y le informó que el lugar de encuentro era en el Library Lounge en media hora, le explicó que luego pasaríamos por mi casa a recoger mis cosas y que ahí nos íbamos a encontrar por supuesto con María Paz quien también iría con nosotros a la casa de su primo…
Ya estábamos los tres en la calle listos para irnos, Oscar se había encargado de tener mi automóvil frente a la entrada del Faena para cuando salimos.
Le ofrecí a Pedro si quería manejar y entonces dio la vuelta hacia el lado del conductor y se acomodó con presteza al volante.
Partimos para mi casa, me sentía feliz, que haya aceptado conducir, pues de esa forma no tenía que privarme de verlo ni por un instante.
En el camino Mikel me estuvo interrogando como era su date, después de mi descripción, debo confesar que se lo veía bastante intrigado.
Cuando llegamos a mi casa dejamos el automóvil estacionado afuera, pues no tenía sentido meterlo en el estacionamiento ya que en breve partiríamos. Por suerte justo había un lugar libre para aparcar.
Mi departamento es un semi-piso ubicado en el barrio del bajo Belgrano, del cual soy propietaria gracias a la ayuda de mi mamá y mi hermano, subimos en el ascensor, era la primera vez que Pedro venía a mi casa y yo estaba nerviosa, esperaba que el lugar le agrade, que se sienta cómodo, sé que no vivo con grandes lujos, y aunque es un lugar austero también es muy digno con un diseño interior muy vanguardista.
Abrí la puerta de entrada e ingresamos en el ambiente integrado que forman el estar, el comedor y la cocina.
Cuando decoré mi casa, utilicé tonos pasteles muy claros, tanto en la tapicería como en los pesados cortinados, por lo que todo armonizaba perfectamente.
Todo lucía impecable, además por la mañana había estado la señora que me ayuda con la limpieza.
Una mesa oval de madera oscura para seis comensales con sillas de tapicería en beige y crema conformaba el comedor, en el estar los muebles de estilo de la sala combinaban clasicismo y modernidad, en tonos gris y crema para el sofá.
Los sillones estaban ubicados frente al ventanal que ofrece una vista panorámica de la ciudad.
Como es un departamento con muchos ventanales casi no hay paredes para poder colgar demasiado arte, así que los cuadros que allí hay realmente son muy pocos, y los pocos que poseo, los adquirí en una galería de arte de San Telmo, de un artista nacional, a muy buen precio.
El área de la cocina estaba delimitada del resto del departamento, por un desayunador con banquetas altas en tapicería marrón, que armonizaba con la pulcritud del color blanco de las mesadas y la elegancia de los muebles de madera oscura en líneas muy simples de las alacenas. Los artefactos de la cocina todos en acero inoxidable daban al lugar ese toque de orden infinito.
La puerta de mi dormitorio estaba abierta, como la de mi pequeño estudio, Pedro se acercó y se asomó para terminar de curiosear mi casa.
Mikel me elogió por el buen gusto en la decoración de mi departamento, y se acomodó en el sofá mientras espiaba los títulos de los libros que estaban sobre la mesa baja del lugar.
Pedro por su parte también lo ponderó, me dijo que se veía muy cómodo y funcional, según él, el departamento era tal cual lo había imaginado, acorde a mi personalidad.
- ¿Quieren tomar algo, cerveza, jugo, gaseosa? sírvanse lo que deseen de la heladera mientras me cambio y busco algo de ropa para llevar, estaba entrando a mi dormitorio y asomé mi cabeza para decir — Pedro en mi cartera está mi iPod si querés poner música conéctalo con el sistema de sonido del ordenador — le indiqué señalando hacia mi estudio.
- Ok no te hagas problema nos arreglamos.
Los dejé en la sala cerré la puerta de mi habitación y me introduje en el vestidor a buscar ropa para cambiarme.
Me decidí por unos shorts de jeans, una remera de modal cruzada muy ceñida que resaltaba enormemente mi busto y me puse mi calzado de corcho y plataformas. El pelo me lo dejé suelto.
Luego que terminé de cambiarme separé sobre la cama la indumentaria y calzado que llevaría. Tomé un bolso de mano y acomodé rápidamente todo en él.
Del baño tomé el pote de bronceador y protector solar y mi neceser de viaje.
Salí a la sala, Pedro recorrió con su mirada mis piernas mientras tomaba un sorbo de su Corona, recogí mi cartera del sillón donde la había dejado apoyada, y pasé las cosas que allí llevaba a mi bolso Louis Vuitton que era más amplio y más adecuado, y que además, combinaba con el color de mis plataformas.
- Ya casi estoy lista.
- Tranquila preciosa, estamos muy cómodos — me dijo Pedro mientras me hacía un guiño, que yo devolví con una sonrisa y un beso al aire.
Ambos estaban tomando una cerveza y escuchaban a Fergie que cantaba Big Girls Don't Cry.
Luego de hacer el cambio fui hacia la cocina y me busqué una lata de gaseosa Light, que destapé y sorbí en aquel lugar, no la terminé así que la dejé apoyada sobre la mesada del desayunador y me fui a seguir preparando las cosas, pero el timbre interrumpió mi cometido.
Volví tras mis pasos y atendí el portero eléctrico, cerciorándome quien era. Como suponía era María Paz, así que le dije que subiera mientras oprimía el botón para que pudiese entrar.
- Subí Mapi.
Le guiñé el ojo a Mikel y cuando colgué el telefonito le dije — llegó.
Mi amiga no tardó en subir, le abrí la puerta y la invité a pasar, nos abrazamos efusivamente y nos saludamos, hacía un par de semanas que no nos veíamos.
Ella era muy perspicaz y desinhibida le presenté a Pedro y por último le presenté a Mikel.
- ¿Querés tomar algo Mapi?
- Si vamos con tu auto y me salvo de manejar quiero una cerveza… — apuntó ella mientras miraba la que Mikel tenía en su mano.
- Claro no hay problema ahora lo guardamos al tuyo en la cochera.
- Perfecto.
Hmm, creo que ambos se gustaron, pensé de inmediato… no dejaban de mirarse y muy pronto entablaron conversación, además María Paz era una persona muy encantadora, instruida, y socialmente muy locuaz, por lo que pronto se comunicó con Mikel y también con Pedro, ella hablaba perfectamente en inglés, así que se expresaba sin ninguna dificultad.
Mikel y ella congeniaron enseguida, estábamos terminando nuestras bebidas y haciendo un poco de tiempo para que la conversación entre ellos fluya.
Pedro me preguntó donde estaba el baño yo en ese momento me había levantado aduciendo que iba a terminar de acomodar mis cosas. Le indiqué a Pedro que tenía uno en la puerta que estaba al lado de mi estudio y otro en mi habitación, obviamente como yo iba en esa dirección él se decidió por ese.
Entramos en mi cuarto y me manifestó…
- ¿No había otra cosa para ponerte? — mientras tironeaba de mis shorts.
No sabía si me estaba hablando en serio o estaba bromeando, me causó gracia verdaderamente, es que no estaba acostumbrada a que cuestionen mi vestimenta, Guillermo jamás lo había hecho.
Lo miré y le dije…
- ¿Qué tienen? Vamos a una casa de fin de semana, todos andan vestidos así.
- Esos shorts son muy pequeños — dijo mientras se aferraba a mi cintura…
- ¿Pero no te gusta como me quedan?
- Ese es el problema, te quedan demasiado bien y la vista de todos se irá a tu enorme trasero — me lo palmeó mientras opinaba.
Entonces yo bajé mis brazos que descansaban en sus bíceps y me aferré de su trasero y se lo apreté diciéndole…
- Y estos jeans te quedan muy ajustados y te hacen un trasero perfecto y te aseguro que a más de una las vas a calentar, sin embargo no te dije nada — bromeé carcajeando.
- Sos imposible — también se carcajeó — Hmm, por cierto tu cama se ve muy cómoda, a ver cuando la probamos…
- Que pena, si no estuvieran ellos en la sala la hubiésemos podido probar ahora — le dije.
- No me tientes Paula, porque trabo la puerta y que todo se vaya al demonio.
Nos reímos y nos besamos… luego Pedro fue al baño y yo tomé mis cosas y las llevé para la sala.
María Paz metió el auto en mi cochera y los cuatro nos acomodamos en el mío partiendo hacia Los Castores.
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buenísimo,seguí subiendo!!!
ResponderEliminarWowwwwwwwwww, exquisitos como diría Ojitos jajajaja
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