viernes, 25 de julio de 2014

CAPITULO 43




El almuerzo estuvo muy distendido de hecho se prolongó bastante, entre todos pusimos orden y limpieza en la cocina y el resto de la tarde los hombres jugaron primero con la WII y luego futbol tenis, formaron equipos, Pedro y Mati contra Ezequiel y Mikel, realmente Pedro demostró ser muy competitivo, Nosotras nos dedicamos a tomar sol y a ponernos al día con los chismes.


Las chicas se mostraron muy interesadas en saber de mi relación con Pedro, luego que se enteraran que él era el jefe de la empresa donde Mati y yo trabajábamos, pero les expliqué que en realidad lo que había surgido entre nosotros como una aventura pasajera se había extendido en eso y nada más que en eso.


Ellas insistían que Pedro me miraba de cierta forma que no se mira tan solo a una aventura, yo les terminé confesando que me gustaba demasiado, pero que no quería ilusionarme, que estaba solo determinada a vivir el momento y nada más.


María Paz nos reveló que Mikel era un muy buen amante, nos reímos con las cosas que nos contó, yo no soy de esas, no me gusta compartir mi intimidad, pero a Mapi parecía no importarle y reveló ciertos secretos de la noche alocada de sexo que habían tenido.


Realmente no tenía nada que envidiarle, por lo que ella contaba, uff Pedro lo superaba a Mikel varias veces, a pesar que intentaron persuadirme para que contase, me negué rotundamente, evadí las preguntas siempre que pude.


Carla y Daiana eran iguales que yo, no revelaban mucho, además no me interesaba saber de la vida privada de mis amigos, que horror, aunque el grosero de Mati, varias veces en privado, me contaba anécdotas de sus aventuras amorosas con lujo de detalle, pidiéndome consejo de lo que le gustaba a la mujeres, por supuesto anécdotas que yo me negaba a escuchar en más de una oportunidad.


Estaba tendida boca abajo asoleándome, con los auriculares de mi iPod puestos, escuchando We found love por Rhianna, cuando Pedro recién salido de la pileta se acostó todo mojado sobre mí, me hizo gritar…


- Aaaaaaaaaaah, Pedro.


Sin hacerme caso me dio millones de besos en el cuello y se quedó tendido sobre mí.


- ¿Que escuchas?


Tomó un auricular y se lo colocó en uno de sus oídos, se quedó recostado conmigo escuchando la canción, Dios la letra de esa canción parecía que estaba hecha para nosotros y él no podría haber sido más oportuno en llegar… en la parte del estribillo cerré mis ojos, no podía seguir viéndolo, sentí que sus brazos se aferraron con fuerza a mi espalda, aprisionándome contra su pecho, 
<<hemos encontrado el amor en un lugar sin esperanza>> Rhianna cantaba y mi alma desfallecía con él a mi lado We found love in a hopeless place … Que ya se calle, pensé no quiero llorar, especulé con levantarme e irme pero no quería actuar como una niña.


Ay Pedro ¿porque no podemos seguir estando juntos? lo que dijo en la noche cuando creyó que dormía, no me dejaba en paz, pero tampoco me atrevía a preguntarle.


La canción terminó y empezó Addicted de DJ Assad y él la tarareó en mi oído, me sonrió, con esa sonrisa de perdonavidas que me mata cuando la hace.


Qué me quería decir con esta canción, no me quería imaginar nada, pero al menos ese momento anterior había pasado, esta música me había levantado el ánimo.


Pedro dejó de cantar y me besó, me dio uno de esos besos que tanto me gustan y que extrañaré tanto cuando ya no esté a mi lado para dármelos, de solo imaginarme ese momento volvía a sentirme melancólica, me aferré con fuerzas a su cuello, me hundí en él y cerré los ojos con ímpetu.


No quiero dejarlo ir, no quiero que se vaya, pensé… no quiero que desaparezca de mi vida, hasta hace una semana atrás, mi vida era vacía y sin sentido, en cambio a su lado me siento viva, me siento mujer... siento que a alguien le importo.


Me sacó el auricular y también se quitó el suyo, me tomó en sus brazos y salió corriendo conmigo en andas hacia la piscina, por más que grité para tratar de impedírselo, no me hizo caso alguno y se lanzó conmigo al agua.


Pedro era un experto en salir de una situación de peligro donde estaban involucrados sus sentimientos, no era la primera vez que lo hacía.


Emergió del agua conmigo aferrada aún a su cuello, me reí a carcajadas luego me besó y me dijo:
- Sos hermosa, quiero verte reír siempre...


- Vos sos mi alegría.


Me atreví a decirle, se quedó callado, necesitaba salir de esa situación de incertidumbre, intentando un cambio de ánimo anhelé hundirlo apoyándome con todo mi peso en él, pero no lo conseguí el era fuerte y se resistía, me trepé a su espalda y comencé a hacerle cosquillas, pero tampoco pude sumergirlo, de un pronto movimiento, me tomó en los brazos y me lanzó al agua, cuando salí, el estaba desternillado de risa, yo otro tanto, nadé hacia él y me aferré con mis brazos a su cuello y con mis piernas a su cintura, le despejé la cara peinando su cabello hacia atrás y lo besé.


Pedro me tenía de las caderas, en la parte donde estábamos él ya hacía pie.


Con la intensidad del beso empezó a bajar sus manos y me tomó de las nalgas sentía como clavaba sus dedos en mi trasero mientras su lengua se apoderaba de toda mi boca.


Me separé y miré hacia todos los lados, éramos los únicos dentro de la pileta, las chicas se habían ido adentro, no se veía nadie cerca.


Él imitó mi movimiento y también vio que habíamos quedado solos, al menos por el momento.


Volví a besarlo, Pedro me entregó gustoso sus labios y luego bajó mis piernas para nadar conmigo hacia la orilla más plana, me dejó apoyada contra la pared de la pileta cubriendo mi cuerpo con el suyo. Volvió a levantar mis piernas para que las enlazara en su cintura y nuevamente se aferró a mis nalgas.


- Quedate quieta — me indicó... en realidad más bien fue una orden ¿Qué va a hacer?


Lo miré a los ojos, él tenía los suyos clavados en los míos, su mirada era profunda, sombría, pronto adiviné sus intensiones, sentí que corrió con su dedo mi bikini y lo enterró en mi sexo, lo metió y lo sacó, lo hundió bien adentro y lo movió en círculos dentro de mi vagina.


- ¿Te gusta Paula? No te muevas, solo siente…


Pedro... pueden vernos… — mi voz salió entrecortada por la excitación.


- No, no hay nadie, no te preocupes, no quiero que nadie vea lo que te estoy haciendo, yo estoy atento, vos no dejes de verme, pero no te muevas para que nadie se de cuenta lo que en verdad está pasando acá.
Disfrutá preciosa… disfrutá de mis caricias…


Asentí con la cabeza, Pedro seguía torturando mi sexo con sus dedos ahora había deslizado otro más…


Pedro… basta, voy a correrme Pedro — le advertí, creo que la intensidad de ese momento hizo que mi orgasmo surgiera muy rápido.


- Dale nena, dale... no te detengas, entregate al placer que te estoy dando.
Simplemente, no te muevas, veme a los ojos no los cierres… no te delates hermosa.


Un gemido se escapó de mi boca y apreté sus dedos con mi vagina, mientras él seguía con su doliente y perversa caricia, aferré mis manos con fuerza a su pelo, creo que se lo estaba tironeando, no podía moverme, tampoco cerrar mis ojos, pero igual me dejé ir con sus caricias.


Fue un orgasmo aplastante, Dios, que momento tan caliente, nunca había hecho nada así arriesgado a las miradas de los demás.


- Así nena, así... me encanta darte placer — inmediatamente me advirtió — no te pongas nerviosa pero, ahí viene Ezequiel y Carla, simula, recién lo hiciste muy bien.


Abrí mis ojos bien grandes, el me hizo un guiño y me besó tiernamente.


- Tranquila, no te preocupes que nadie pudo haberse dado cuenta de nada, te lo aseguro, confía en mí... — asentí con mi cabeza, su voz era calma y segura — Hmm, como quisiera probarte en este mismo instante.


Como un demonio, no paraba de decirme cosas calientes.
Ezequiel se tiró haciendo un clavado, Carla, tocaba con la punta de su pie el agua y alegaba que estaba muy fría.


- Dale no seas miedosa no está tan fría, entrá o te busco — le dijo Eze que sin esperar a que se decida comenzó a salpicarla.


Carla se lanzó al agua, para evitar la salpicadura que era peor, ellos jugueteaban sin importarles de nosotros que seguíamos abrazados en el borde de la piscina, sinceramente, a nosotros nos importaba muy poco de ellos también, Pedro me guiñó un ojo nuevamente.


- Tendré que esperar por mi premio, me adeudas un orgasmo preciosa — me sonreí, mientras tiraba mi cabeza hacia atrás, cuando volví a verlo me encajó un sonoro beso en los labios — nademos un poco para que se baje mi erección, estoy demasiado duro, luego salgamos — Asentí.


Cuando él lo indicó salimos de la piscina por la escalera, Pedro salió atrás mío, fuimos hasta las reposeras y nos secamos un poco con las toallas, en ese preciso instante llegó Mati, con una bandeja con daiquiris que junto con Mikel habían estado preparando.


Estábamos todos alrededor de la pileta programando lo que haríamos en la noche, si hubiese sido por Pedro y yo, nos hubiéramos metido en la cama ahora mismo hasta mañana, pero habíamos venido todos juntos, por lo tanto teníamos que esperar para nuestros planes.


El sol ya había comenzado a caer, finalmente se decidió que iríamos a comer sushi, así que estábamos terminando nuestros tragos para empezar a prepararnos para salir.


Con Pedro nos miramos, nos regalamos una mirada cómplice, ambos sabíamos de antemano lo que pasaría ni bien entremos en la habitación.


Aprovechando que Mikel y María Paz descaradamente dijeron que se iban a bañar juntos, comencé a juntar todas las copas en la bandeja para llevarlas adentro y acelerar el trámite, creo que Pedro adivinó mi intención porque también comenzó a ayudarme.


- Yo me encargo de esto — le dije — juntá nuestras cosas por favor.


Me dio un beso en los labios e hizo lo que le pedí, juntó todas nuestras cosas de las reposeras y de la mesilla y atrás mío entró en la casa.


Estaba enjuagando las copas, entonces se unió a mí para ayudarme y que terminemos más rápido.


- Hagamos esto pronto no aguanto más — me dijo mientras volvía a besarme — nena sos fuego, estoy quemándome por dentro, quiero estar dentro tuyo ¡ya!
Espero que no entre nadie porque estoy duro Paula — afirmó.


Terminamos de lavar las copas más pronto que rápido y nos fuimos para la planta superior de la casa donde estaba nuestra habitación.


Pedro trabó la puerta y ni bien entramos nos trasformamos en manos, besos y lenguas, todo era urgente, creo que más para él que para mí en realidad, lo tumbé en la cama y le saqué los shorts, dejando al descubierto su grandiosa erección.


- No puedo creer Paula, en el estado permanente que me tenés.


Tomé su erección en mi mano y me la llevé a la boca, Pedro gimió descontrolado y me sostuvo la cabeza, acompañándola cada vez que la enterraba en su sexo, devorándola, lamiéndola. Me detuve para pasarle la lengua por la punta, enterré mi lengua en su hendidura, me encantaba hacerle eso, luego comencé nuevamente con mi ataque brutal a su pene, lo entré y lo saqué de mi boca acompañando con mis caricias en sus testículos y en el perineo, esa última caricia lo había enloquecido, levantó su cabeza para ver como se la estaba chupando y empezó a gemir al ritmo de mi mamada, hasta que su salado y caliente semen invadió mi boca.


Pedro vació en mí todos sus deseos, sentí como se exprimía en mi boca y me sentí sumamente poderosa.


Me limpié lo que había chorreado y lo besé Pedro me devoró los labios y me puso de pie, mientras desanudaba la atadura del corpiño de mi traje de baño. Mientras tanto, enganché mis pulgares en la bombacha y la deslicé por mis muslos.


Me tomó de las nalgas y me levantó de ahí, enredé mis piernas a su cintura y me aferré a su cuello, así me llevó a la ducha, la abrió mientras sostenía todo mi peso con solo un brazo y nos metió abajo del chorro a ambos. Se soltó de mis nalgas para tirar mi pelo hacia atrás, con sus dedos lo peinaba y me lo mojaba bajo el agua, depositó besos en la frente y en toda la extensión de mi cara, desenrosqué las piernas de su cintura y me bajé para que descansara un poco de mi peso entonces tomó el jabón y comenzó a pasarlo por mis pechos los acarició una y otra vez, esa caricia sumamente patinosa, era muy ardiente sus manos se deslizaban por ellos sin dificultad, dirigió mi cuerpo bajo el chorro del agua para enjuagarlos, cuando les quitó todo el jabón, los tomó en su boca, para morderme un pezón, lo apretó con sus dientes mientras que al otro lo apretó con sus dedos, succionó mi aréola con fuerza luego volvió a morderlo y se quedó con él entre los dientes mientras me miraba, yo tenía la boca entreabierta, estaba jadeando con su caricia, más bien con su tortura en mis pezones.


- Me encanta Pedro, todo lo que me hacés me encanta...


Me dio vuelta y me hizo apoyar ligeramente en las canillas para que mi cuerpo se incline, me abrió las piernas, él estaba nuevamente duro y me penetró por detrás, se hundió en mi lentamente y se quedó unos instantes en mi profundidad, siempre hacia eso le encantaba sentir que estaba muy profundo dentro de mí, a veces me lo hacía saber.


- Estoy por completo dentro de ti, no queda nada fuera.


Y es que él sabía positivamente de lo extenso que era su pene, y se pavoneaba lo sé, y me encanta.


- Si Pedro lo quiero todo en mí — le dije — fuck me.


Mis palabras desataron su bestialidad y entonces atendiendo mi pedido comenzó a moverse despiadadamente contra mi sexo entrando y saliendo de mi interminablemente, estaba aferrado con una mano de mis caderas y con la otra de mi hombro y cada vez que se metía en mí, con la mano que tenía en el hombro hacía presión para enterrarse un poco más.


Nos corrimos juntos, grité su nombre, gemí, y aullé de placer, él gritó conmigo también, profirió una queja agónica, y también se dejó ir mientras decía mi nombre.


Terminamos sentados ambos en el piso de la ducha, yo sentía mis piernas temblorosas, me abrazó contra su cuerpo mientras nos caía el agua y recuperábamos nuestras fuerzas.


Luego nos pusimos de pie y nos terminamos de duchar.

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