viernes, 25 de julio de 2014

CAPITULO 45




Nos despertamos tarde…


Abrí mis ojos y ahí estaba él, viéndome en silencio, recorriendo mi rostro con su mirada azul, estudiando mi sueño o tal vez velando por él.


Sus manos estaban aferradas a mi trasero, sus piernas enlazadas a las mías, el calor de su cuerpo parecía el único sitio donde quería estar… me acurruqué aún más a su lado, Pedro profundizó su agarre atendiendo a mi pedido, cerré mis ojos por otros instantes, tenía miedo que solo sea un sueño.


Los volví a abrir con cautela, pero ahí estaba, ahí seguía él, sentí la exhalación de su respiración en mi cara, y entonces me di cuenta que realmente estaba despierta.


Le sonreí, me sonrió… y nos quedamos viéndonos en silencio…


Quería decirle tantas cosas, tantos pensamientos pasaban en millonésimas de segundos por mi cabeza… blue eyes… siempre quiero perderme en tus ojos mi amor… ¿Cómo hacer para perpetuar este momento para siempre? ¿Cómo hacer para que empieces a sentir lo mismo que estoy sintiendo?


Pedro… mi amor, mi vida, ¿cuál es el secreto para penetrar tu corazón y disfrutar para siempre de vos?


Ese es mi más ferviente deseo… averígualo en mis ojos, no dejes de verme, y leé lo que estoy pensando.


Te amo mi vida…


Finalmente rompí la magia, no quería que mis ojos se pongan acuosos.


Pestañé.


- Hola… ¿hace mucho que estás despierto?


- Hola…Un rato…


- Me hubieras despertado — le dije en un tono más bajo que el habitual y es que creo que aún estaba algo adormilada.


- ¿Y perderme de verte dormir? Ni loco… — me besó la nariz.


- ¿Dormiste bien?


- Tan bien que cuando desperté a tu lado creí que era un sueño…


Dios, tuvimos la misma sensación pensé…


- Hace unos instantes tuve la misma sensación, creí que estabas en mis sueños.


- No preciosa, estoy en tu realidad y vos en la mía…


- No quiero levantarme…


- Entonces no nos levantemos…


- Hmm, pero tengo hambre…


- ¿Mucha hambre?


- Si, de vos y de comida…


- Hmm ¿y de cual tenés más?


Puse los ojos en blanco indicándole que lo estaba pensando…


- De vos incuestionablemente… — le dije besando su barbilla.


- Bueno eso puede resolverse muy rápido…


- ¿Si? ¿tenés la solución?


- Creo que me sé algunos trucos…


- ¿Solo algunos?


- Bueno quizá unos cuantos…


- Ah eso suena mejor, quiero muchos trucos. — casi le ordené.


- ¿Insaciable?


- Creo que me contagiaste tú adicción.


- Hmm, eso es verdaderamente un problema, porque no hay cura.


- Mentiroso… Si que la hay…


- Ah sí… ¿y cual es la cura?


- Un boleto de avión en primera a New York. — se me quedó viendo.


- ¿Querés que me vaya Paula?


- ¿Querés irte Pedro?


- Yo pregunté primero…


- Y yo siempre pregunto y nunca obtengo respuestas, solo evasivas… — lo pensó como de costumbre


- No por el momento… — esa respuesta me sacó de quicio.


- Claro, olvidé que aún quedan unos días más… — me puse un dedo en mi sien para hacer notar mi olvido — aún no toca decir game over ¿no es tiempo verdad?


- ¿Por que Paula, por que llevaste la conversación a este punto?…


- Tenés razón, no sé porque lo hice, debo ser conciente y no romper las reglas, “tus reglas” — resalté — y aceptar de una vez por todas que vos y yo no podemos llegar a ningún punto significativo.
Solo besos, caricias, tonteos y sexo, ese es el final siempre, cama, ducha, jacuzzi, sofá, mesa, debemos considerar que nos faltan un par de superficies y espacios por explorar ¿crees que nos alcance el tiempo Pedro? 22 de diciembre es el plazo ¿verdad? y fin del asunto...


- ¿A donde querés llegar Paula?


- A nada Pedro, tengo muy en claro que con vos no voy a llegar a nada…


Me salí de su abrazo… estaba realmente enojada, contrariada… me levanté, igual me acordé de caminar bien sexy, le exhibí mi trasero cuando me di la vuelta para meterme en el baño dando un portazo y trabé la puerta del lado de adentro.


Abrí la ducha y me metí bajo ella, dejé caer mi cuerpo en el suelo, deslizándome por la pared y quedé hecha un ovillo en el piso mientras enjugaba mis lágrimas bajo el chorro de agua, lágrimas que ahogué para que él no escuchara, lágrimas que ya no podía disimular más, ni tampoco quería hacerlo.


Pedro quiso entrar, pero se encontró con la puerta cerrada. 


Tocó varias veces, me llamó, intentó convencerme para que le abriese, pero no le contesté. Después de un rato dejó de insistir…


No sé cuanto tiempo habré estado bajo la ducha, el tiempo suficiente para calmar mi llanto.


Salí, me sequé y miré mi figura reflejada en el espejo, me sentía muy triste.


¡Mierda! cuando desperté jamás hubiera imaginado que esto iba a terminar así, pero que quiere, no soy de piedra…
Tengo sentimientos carajo, él parece que no ¿cómo puede no involucrarse? ¿Cómo lo consigue?…


No podía seguir posponiendo mi salida del baño, necesitaba ropa que ponerme, pero aún estaba enfurecida, no quería verlo, no quería que vuelva a convencerme con una sonrisa o con un simple beso.


Aun así no tenía otra opción.


Me envolví en una toalla y abrí la puerta.


Salí y estaba sentado en la cama con los codos apoyados en sus piernas mientras se sostenía la cabeza.


Me dirigí al cajón donde estaban mis prendas, busqué ropa interior que ponerme, dejé caer la toalla, y me calcé la bombacha y luego el corpiño, permanecía de espaldas a Pedro, que no decía nada, yo tampoco pensaba disculparme, no tenía por que hacerlo, no había dicho más que la verdad.


Finalmente se puso de pie, por el rabillo del ojo vi que llevaba puesto sus boxer, pasó por atrás mío sin pronunciar palabra, y se metió en el baño.


Sentí el ruido de la ducha, así que era de suponer que estaba bañándose.


Terminé de vestirme y me puse unos shorts y una musculosa y bajé.


Abajo no había nadie, desde la pared curva de vidrios pude ver que todos estaban alrededor de la piscina o en ella.


Miré la hora en mi celular, eran las doce y media, y parecía que nadie pensaba mover un dedo para almorzar y no quería comer sobras que me envíen de ningún delivery.


Fui a la cocina para escudriñar en la heladera y en el aparador, con lo que encontré me puse a preparar unos tallarines con salsa bolognesa.


Estaba picando cebollas, zanahorias, ajo y albahaca.


En eso Pedro bajó y se fue hacia el ventanal, no había visto que yo estaba en la cocina.


Su pelo estaba mojado y lo había peinado hacia atrás. Se había puesto un short de baño corto, en color azul que contrastaba con sus ojos.


Ver su espalda y la musculatura de sus piernas era verdaderamente un espectáculo para cualquier mujer.


Pedro tenía un físico realmente agraciado, pero no quería distraerme con su exterior que obviamente era perfecto.
Me propuse dejar de verlo y seguir cocinando. El ruido de una cacerola, lo hizo darse vuelta y entonce me vió que ahí estaba. Simplemente seguimos cada uno en nuestras posturas, me mantuve en mis trece, él tampoco dijo nada, se acercó a la alacena, tomó un vaso y del dispenser se sirvió agua.


Luego salió de la casa, en dirección a donde se encontraban todos.


Ahora sí que estaba realmente cabreada… que se cree que me va a ignorar, pues también puedo ignorarlo.


Cuando estaba en este estado, la cocina realmente era una terapia y por otra parte, creo que en realidad todos estaban acostumbrados a que yo me ocupara de la casa, ya que siempre era la que estaba sola, y por consiguiente desocupada.


Busqué en la heladera, para ver que podía inventar para servir de entrada, encontré unos pimientos que corté en tirillas y los puse a freír con ajos y aceite de oliva, también hallé hongos y berenjenas que de igual modo las corté y las puse a freír, reservé queso mozzarela en trozos y aceitunas para agregarles luego.


Mientras tanto tenía unas calabacitas, unos zucchinis, cebollines y unos tomates que había cortado en finas rodajas y estaba horneando con aceite de oliva con ajo y perejil picado.


Abrí también una botella de vino y le eché una copa a la carne y a las verduras, para empezar a armar la salsa bolognesa que ya estaba tomando consistencia, dejé que se evaporara un poco y le agregué la salsa de tomate y bajé la llama para que se termine de cocinar a fuego lento.
En último lugar puse otra cacerola al fuego, con el agua para hervir la pasta.


En un abrir y cerrar de ojos todo estaba listo y lo que no, en marcha.


Estaba muerta de calor, entre el horno y el fuego de la cocina, me estaba asando, el aire acondicionado de la casa parecía no dar abasto, así que me fui arriba, me puse un traje de baño y luego de bajar crucé todo el estar y el comedor y salí al exterior, atravesé todo el césped y sin saludar, ni mediar palabra con nadie me tiré de cabeza en la pileta.


Nadé hasta la otra orilla, cuando llegué al borde de la piscina me aferré a él con los brazos hacia atrás y miré a todos.


- Hola, en veinte minutos está la comida, vayan a poner la mesa — les informé — si alguien quiere ir a comprar postre para lo que preparé, un tiramisú o helado sería ideal, si no compraron pan, vayan a buscar, porque lo que hice sin pan no puede comerse, puedo estirar un poco más la cocción de la comida si alguno empieza a mover el culo — luego seguí nadando.


Antes de sumergirme pude ver cuando Matias lo miraba a Pedro, era obvio que se había dado cuenta que algo pasaba.


Sentí cuando Mikel silbaba y acotaba.


- Estamos en un regimiento de caballería por lo visto…


Ezequiel afirmó sin indicio alguno de estar equivocándose.


- Uy se levantó con todo, te compadezco Pedro… ¿que estás en tus días Paula?


Carla, Daiana y María Paz se fueron a poner la mesa.


Cuando salí del agua, pude ver que todos habían desaparecido, estaba sola, inclusive Pedro no estaba más tumbado en la reposera.


Miré hacia la casa, y vi que él salía de allá mientras iba poniéndose una remera, se acercó al borde de la pileta y me dijo.


- Tomé las llaves de tu auto, voy por el postre, salí de ahí y demorá la comida como dijiste. “P O R F A V O R”
Dijo resaltando el por favor que obviamente yo no le había pedido a nadie cuando les ordené que pusieran la mesa y demás.


Nos quedamos mirando, desafiantes. Me deslicé hacia el borde para salir del agua él me estiró su mano, para ayudarme pero no se la agarré.


Salí por mis propios medios, se puso de pie porque estaba agachado, cuando intenté caminar, me tomó del brazo, y me dijo.


- No estoy para soportar escenas Paula.


- No las soportes… ¿si querés me pongo ropa y te llevo a tu hotel de regreso? — le solté, y se me quedó viendo.


Me tomó de la nuca y de prepo me besó. Quiso meter su lengua en mi boca, pero no lo dejé. Se apartó y me dijo — no me tientes Paula, hoy estuve a nada de hacerlo.


- Sos libre de hacer lo que quieras…


Me soltó, se dio media vuelta y a paso decidido se fue hacia la cochera.


- ¿sabes llegar al centro comercial? — le grité, y no tardó en darse vuelta.


- Quizá si me pierdo te hago un favor…


Nos quedamos viendo, luego nos desternillamos de risa, volvió tras sus pasos y yo también fui a su encuentro. Me abrazó me levantó hasta dejarme a su altura y me besó.


- Andá a demorar esa comida, que ahora traigo el postre. — me dijo mientras me dejaba en el suelo y me palmeaba el trasero.


Pedro llegó con paquetes de Starbucks, de Freddo y de The Coffee Store, ni bien regresó eché la pasta. Se acercó a la cocina a donde yo estaba, entró con Mati que le había ayudado a bajar los bultos, para guardarlos en la heladera.


Yo estaba probando la salsa.


Me miró de pasada.


Metió el paquete de Freddo en el freezer y se acercó a mí.


- Andá ya, a ponerte algo, no quiero que estés en bañador acá. — Me dijo y por el tono que empleó no había discusión, me quitó el cucharón de madera con el que estaba revolviendo la salsa y me volvió a mirar.


Le sonreí, lo besé en la nariz y me fui hacia arriba. Volví con un short y una remera puesta.


Cuando regresé Ezequiel estaba en la isla de la cocina destapando un vino y me dijo.


- Parece que te pusieron en su lugar, saliste corriendo a ponerte ropa decente — se rió — no te hiciste la cocorita esta vez eh. Sí que sabés cuando te ajustan realmente los zapatos.


- Callate idiota, ¿qué sabés vos?


- No yo no sé nada, solo digo lo que veo. ¿Qué mierda te pasaba que estabas tan enajenada?


- Nada, después te cuento…


- Lo que sea que te haya sucedido, que te suceda más rápido, preparaste muchas cosas ricas.


- Tarado… Después de todo él también salió corriendo a hacer lo que dije.


- En eso tenés razón, eso tengo que reconocerlo… Estás loquita por él ¿verdad?


- Más de lo que debería… eso es lo que me enoja y ese es el problema.


- Él también está loquito por vos Paula, te lo aseguro — lo miré.


- ¿Vos crees?


- Solo basta ver como te mira embobado cuando no lo miras.


- ¿En serio? — creo que una chispa se encendió en mi, temí no poder disimular mi alboroto por los dichos de Ezequiel.


- Creeme, él siente más cosas de las que dice — quisiera creerle, quisiera que las cosas sean realmente como las dice Ezequiel, bueno en realidad no está tan errado, yo lo escuché cuando el creía que yo dormía, pero que es lo que le impide abrirse — ahora mismo no te quita el ojo de encima, supongo que le intriga que tanto hablamos.
Espero que no sepa leer los labios.


- Nooo espero que no. ¿está mirando?


- Si, ahí viene para acá, no aguantó más la intriga. — nos reímos.


- ¿Necesitan ayuda?


- Sí, Pedro trae esa fuente por favor — le indique señalando con mi cabeza — yo llevo ésta, la pasta ya está lista, la dejo reservada.


Ezequiel salió caminando por delante nuestro, con dos botellas de vino en la mano.


- ¿Que tanto hablaban?


Ay si será, me encanta, cuando no se aguanta en disimular.


- Del departamento Pedro… le dije que haga lo que el considere, que trate de recuperar lo que más pueda, pero que cuanto antes acabe todo mejor.


Asintió con la cabeza.


Nos sentamos a almorzar, mientras Pedro se había ido a comprar, aproveche y preparé unas tostaditas que las había pasado por aceite de oliva y ajo.


Todos se estaban chupando los dedos.


Pedro comía como si fuera la última vez que lo haría y elogiaba a cada rato la comida.


- ¡Un pasto veramente italianissima, a molto piacere!


- ¿Hablas italiano Pedro? — Le pregunté asombrada


- Quasi niente. Aprendí muy poco en el colegio, solo eso y lo que uno aprende de los viajes nada más. ¿Conocés Italia?


- No Pedro, solo conozco gran parte de mi país, bastante de Brasil, de Uruguay solo Punta del Este y de tu país solamente New York. Este verano conoceré Aruba y Puerto Vallarta es el programa para mis vacaciones.


- Ah… ¿cuando vas? Tenía entendido que te ibas a Mendoza a ver a tu madre…


- Si, estaré dos semanas allá y luego parto a la playa.


- Ah. mirá vos son muy lindas las playas de Aruba y Puerto Vallarta, seguro disfrutarás mucho. Son lugares paradisíacos.


- ¿Conocés?


- Sí… —Pedro estaba pensativo — ¿Vas sola? — ahí está otra vez, queriendo controlar, lo que supuestamente no le pertenece.


- Con Mati, siempre tomamos las vacaciones juntos, por lo general siempre ando colgada, éste año él está en pareja así que también va Daiana, sé que soy mal tercio, pero ellos me insistieron, si no me engancho con amigos, mis vacaciones son muy aburridas.


- Seguro… — quedó en silencio revolviendo sus spaguettis.


Podría pasármelas con vos si quisieras idiota… quería decirle y otra vez la burra al trigo y mierda esto parecía no tener fin, cualquier tema de conversación, se encausaba para el mismo lado.


- Creo que después de almorzar, sería bueno que empecemos a juntar nuestras cosas. Sino más tarde el tránsito estará insoportable en Panamericana. La última
vez que me fui después de las cinco, tarde casi hora y media en llegar.


- Si — dijo Ezequiel — el regreso a capital, es terrible después de las cinco.


Temprano, emprendimos el regreso, Mati también decidió irse para evitar el congestionamiento, en cambio Ezequiel y Carla, los anfitriones, se quedaban esa noche también en Los Castores, así que nos despedimos de ellos y les agradecimos su generosa hospitalidad.


Considerando el día maravilloso que habíamos pasado ayer, el día de hoy para Pedro y para mí había sido fatal, intentamos remontarlo por todos los medios, pero no lo habíamos conseguido.


Encendí el sistema de sonido y saltó la pista de Olly Murs Troublemarker, Mikel estaba muy a gusto con la canción y la tarareaba y hacia percusión con sus manos. María Paz cantaba el estribillo con él cuando llegaba el momento, habían pegado muy buena onda ellos, se notaba que se gustaban.


A nosotros todo nos resultaba indiferente, casi no habíamos cruzado palabras después del almuerzo.


Llegamos a mi departamento a recoger el automóvil de María Paz, el Faena quedaba de camino a su casa, así que se ofreció a llevar a Mikel y a Pedro.


Pedro y yo nos despedimos en la cochera, con un deslucido beso y nos dijimos hasta mañana.


Por supuesto ellos se fueron y yo me quedé sola, acompañada simplemente por todos los líos que tenía en mi cabeza.


Luego de bajar mis bolsos de la cajuela del auto, llamé el ascensor para subir a mi departamento.


Al llegar a mi piso, entré en la sala de mi casa, estaba todo bastante oscuro porque todos los cortinados estaban cerrados y así los dejé, mi día era oscuro, así que el ambiente se asemejaba con mi estado de ánimo.


Dejé los bolsos en la entrada, luego los desarmaría, me sentía abatida.


Me fui hacia mi habitación para despojarme de mis zapatos y de los jeans, liberada de casi toda mi ropa, me dejé caer sobre la cama, me atravesé en ella de espaldas con los brazos abiertos, fijé mi vista en el techo, como si ahí encontraría las respuestas que necesitaba.


Mi razón y mis pensamientos eran una maraña de contradicciones, quería dejar de pensar en Pedro pero no lo conseguía, no era posible que ese hombre se haya adueñado en tan corto tiempo de todos mis sentidos.


Me sentía inquieta, irresoluta, tal vez era oportuno considerar en concluir esta aventura antes que mis sentimientos se involucren más aún, pero cuando lo imaginaba me parecía casi imposible poder conseguirlo.


- ¿Qué me hiciste Pedro? ¿Qué demonios me hiciste?


Me despertó el sonido del teléfono… dormida lo manoteé de encima de la mesa de noche y contesté.


Una voz femenina que me hablaba en inglés me sorprendió, estaba atontada por el sueño.


- ¡Hola guapo!


- H… o… l… a… — contesté dormida aún…


- ¿Pedro? — preguntan por Pedro pensé… y no lograba entender, estaba demasiado adormilada.


- ¿Quien habla?


- Luciana… ¿está Pedro? — miré la pantalla y en ese momento entendí lo que pasaba, se habían cambiado nuestros teléfonos. Me despabilé en el mismo instante y sin saber que hacer ni que decir, torpemente terminé la llamada y apagué el celular.


Mierda… Mierda… ¿Quien es Luciana? No si no tengo suerte, todo me sale para el ojete… tengo que avisarle que tengo su celular y él el mío, evidentemente no se dio cuenta porque aún no me ha llamado.


Mejor lo haré desde el teléfono fijo, no quiero que piense que estuve viendo en su celular, aunque podría ver un poquito… podría encontrar cosas interesantes, creo que realmente es muy tentador tener en mis manos el teléfono de Pedro


¿Y si luego encuentro algo que no quiero ver?… pero seguro que él mirará en el mío… después de todo no tengo de que preocuparme, salvo por las fotos que le saqué durmiendo… Jesús que vergüenza — me cubrí la cara de pensarlo — tengo una foto de su culito desnudo y la va a ver, es que estaba tan tentador — me sonreí recordando — primero lo primero lo llamo y le aviso, luego tomo coraje y espío un poquito.


Fui por el teléfono fijo y marqué mi número, sonó tres veces y luego Pedro contestó.


- Mierda Paula, se cambiaron nuestros teléfonos.


- Hola Pedro, sí, acabo de darme cuenta, te llamaron y dormida atendí la llamada, te llamó una tal… “Luciana” creo — pude sentir como se reía al otro lado del teléfono, porque a pesar de que quise disimular que no me importaba que una mujer lo llamase, creo que hice demasiado hincapié en el nombre.


- A sí, ¿y que dijo? — está burlándose, sí, me preguntó en tono guasón.


- ¡Hola guapo! y preguntó por vos diciendo que era Luciana, luego de eso no dijo nada, bueno, bah en realidad, no pudo, porque le corté y apagué el teléfono cuando me dí cuenta que era el tuyo — idiota está riéndose… — ¿te estás riendo de mí?


- Luciana es mi hermana Paula.


- Ah — dije pillada, sin saber que más decir… bueno tuve de mi propia medicina creo, no pude dejar de recordar el mensaje de Gonzalo cuando llegó y él lo vio — como quiera que sea y quien halla sido, lo siento por atender, te repito que estaba dormida.


- No hay problema… mando a Oscar en un rato a buscar mi teléfono y que te dé el tuyo ¿te parece bien? — ¿podrías traerlo vos? pensé… pero no se lo dije, obvio.


- Si perfecto.


- Ok, un beso.


- Otro — Pedro seguía ahí — ¡Cortá!


- ¿Quién creíste que era Luciana? — Mierda, ¿por qué preguntaba eso ahora? Hubiese cortado y me evitaba tener que responderle.


Me limité a decirle.


- No pensé Pedro, solo me sentí apenada por haber contestado, no es de mi incumbencia quien te llame.


- No pensaste… Hmm, yo sí hubiera conjeturado si atendía la llamada de un hombre en tu celular… — Obvio que pensé idiota, me estaba devanando los sesos por la ansiedad… pero no te voy a dar el gusto engreído.
Claro, seguro hubieras puesto el grito en el cielo si me llamaban… cara dura… seguro que si no hubiera sido tu hermana hubieses inventado cualquier excusa de la identidad de esa mujer… o simplemente no me hubieras dicho nada… señor experto en evadir respuestas. Con compostura le dije…


- Yo no soy vos Pedro… no tengo ningún derecho en tu vida privada para hacerte cuestionamientos y con respecto a la mía, creo que deberías rever tu postura, nuestra relación solo implica compartir la cama y alguno que otros momentos… fueron tus reglas ¿lo recordás?


- Bueno veo que ni la siesta te cambió el humor… en un rato va Oscar para tu casa. Adiós.


Me cortó… me cortó… sencillamente me cortó.


Idiota ¿pero quien se cree que es? Volví a llamarlo.


- ¿Qué pasa?


- Espero que no revises mi celular es de muy mala educación hacer eso…


- para eso llamaste — Se rió con sorna — Espero que vos no revises el mío, es de muy mala educación hacer eso “P a u l a”… — resaltó mi nombre con lentitud — ¿quién me da seguridad que vos no lo harás?


- Yo, yo te lo aseguro. Probá, está apagado y por lo visto el mío sigue encendido…


- Pudiste haberlo hecho antes de apagarlo…


- Eso lo vas a poder confirmar fácilmente, cuando veas la hora de la llamada de tu “h e r m a n a” — dije resaltando para que sepa que ponía en duda si en verdad era su hermana. — Y la hora en que te llamé.


- Paula tenés ganas de pelear, por lo visto, hoy estás en un mal día, ¿acaso se aproxima tu período?


- Sí tengo ganas de pelear, vos… me buscás… todo el tiempo con ese tonito de superado con el que me hablás. Y para tu información mi período no se aproxima, ya pasó y para que lo sepas no tengo cambios de humor con mi período.


- Voy a cortar Paula, así Oscar puede llevarte el celular. Podés quedarte tranquila, no me interesa lo que puedas tener en el teléfono.


- Perfecto, me parece muy bien. — le corté, toma ahí tenés, ahora quedate vos con la palabra en la boca, dije hablándole al teléfono inalámbrico que tenía en la mano.
Idiota, por supuesto que voy a revisar tú celular, seguro que vos lo vas a hacer también, a quien le querés hacer creer que no te interesa…


Encendí el teléfono y me puse a revisar… saltaron dos llamadas perdidas más de esa Luciana… rápido pensé si no las toco estarán ahí cuando lo encienda… ¿donde voy primero? Si los email.


Alison, millones de email de ella y todos de trabajo es lógico es su secretaria.


Federico, abrí uno para ver quien era… ah es su hermano todo de trabajo también.


Emails de su padre por trabajo también.


Acá no hay nada…


Mensajes de texto. Bandeja vacía tanto en recibidos como en enviados, que prolijito... Pensé en mis mensajes, — mierda la cantidad de estupideces que tenía habladas con Mati de él — Dios que vergüenza… dejá de lamentarte ya es tarde, seguí mirando rápido… me obligué a continuar.


Fotos, fotos, si voy a ver sus fotos.


¿Cuando me tomó estás fotos? Son durante la cena en el Faena la noche en que nos conocimos, ¿como no me di cuenta?… más fotos mías tomando sol en la piscina de Ezequiel… zorro, sacó todas de mi trasero… esta juntos, sí esa sabía que la había sacado. Más fotos juntos, quiero estas fotos, las copiaré en mi ordenador.


Caminaba por la casa a toda prisa, no tenía mucho tiempo.


No hay nada, solo fotos nuestras y mías. Mientras se copiaban las fotos en mi ordenador, seguí mirando las demás carpetas. Acá hay otra carpeta con fotos. Estas son de su cumpleaños, que hermoso, le da vergüenza apagar las velas me lo como, también las quiero, me las copiaré también, sí… su familia, sus padres, sus hermanos, sus sobrinos supongo… amigos, acá, agudizá los sentidos Paula, acá está Mikel también, nadie abrazado a él para tener en consideración… no hay nada… Whatsapp… un chat con esa Luciana, otro con su mamá, con su padre, con Mikel, nada interesante… esto es inútil. Otro chat conmigo y uno con una tal Rachel Evans ¿y esa quien es? Mierda… — tuve miedo — mejor dejo esto, no está bien lo que estoy haciendo...mejor lo apago, Oscar ya debe estar por llegar.


¿Quién mierda es Rachel Evans? El nombre quedó dando vueltas en mi cabeza quizá estaba en las fotos del cumpleaños, luego las miraré más tranquila.


Me dí cuenta que estaba en calzones, así que me fui a cambiar decentemente para atender a Oscar cuando llegase.


No tardó en sonar el timbre. Atendí desde el telefonito y le di paso a Oscar. Volvió a sonar el timbre.


- ¿Quién es?


- Disculpe Señorita soy Oscar otra vez, la puerta no abre…


- ¿Que hora es Oscar? — pregunté con fastidio imaginando el motivo de por que no abría.


- Las diez y treinta señorita.


- Ya bajo a abrirle Oscar, después de las diez la puerta se cierra con llave.


- Está bien señorita acá la espero, no se apure.


Me hice de las llaves, marché hasta la habitación a calzarme algo en los pies pues estaba descalza y bajé.


Ahí estaba el chofer de Pedro en la entrada de mi departamento, paciente, esperando a que yo llegara, hombros rectos y brazos a los costados del cuerpo, parecía adoptar siempre postura de militar, siempre muy correcto.


Abrí la puerta y después de ofrecernos un educado saludo intercambiamos los celulares y él se marchó, yo cerré la puerta con llave nuevamente y me regresé al interior de mi departamento.


Me preparé una ensalada, quería comer algo liviano y acostarme, era tarde, pero no tenía sueño aunque al recordar que mañana debía ir a la oficina, ya me estaba dando pereza antes de tener que levantarme.


Solo si pensaba en que vería a Pedro, mi humor cambiaba.


Enjuagué los trastos que había ensuciado, que no eran muchos, pues la Sra. que me ayuda con la limpieza no viene hasta el martes y con todo en orden me tomé dos vasos llenos de agua y me fui a mi dormitorio, me puse mi pijama y me metí en la cama.


Tomé el celular, para ver si no tenía ningún mensaje mientras no había estado con él en mi poder, y ni bien se encendió la pantalla, me desternillé de risa…


De background había una foto de Pedro sacándome la lengua. Me reí como una estúpida, realmente él tenía el poder de atarantarme, terminé besando la pantalla del iPhone, me encantó la idea de tener una foto de él de fondo de pantalla.


Entré a la carpeta de las fotos y pude comprobar que se había sacado unas cuantas más, todas haciendo monerías o enviándome besos. Pero había una muy especial que se había tomado al lado de su ordenador con su cara al lado de la portátil tapándose la boca mientras en la pantalla de su Mac se veía transferida la que yo le había sacado desnudo durmiendo.


- Si será bobo… después de todo si miró mi celular…


Le envié un whatsapp


- Payaso…


- Atrevida… – me contestó de inmediato.


- ¿y por casa como andamos? Tus fotos no son menos atrevidas que las mías.


- Aaaaaaaah atrevida y mirona…


- Sí, miré, al igual que vos. Por cierto demasiadas fotos de mi culo…


- Pero vos tenías puesto eso diminuto que llamás bikini… en cambio yo salí con el culo al aire y demasiado blanquito.


- Pavote…


- ¿No creía que hablases de tantas intimidades nuestras con Matias?


- ¡Estuviste leyendo mis mensajes!


- ¡¡Que pena!! -_- vos no pudiste… los míos se borran ni bien llegan o los envío. ¿Encontraste algo interesante?


- No, sos muy prolijito… ¿Qué estabas haciendo? Yo ya estoy acostada, pero como dormí toda la tarde no tengo sueño…


- Estoy acostado, también dormí toda la tarde y no tengo sueño, estoy trabajando un poco desde mi ordenador.


- Perdón por mi mal humor de todo el día. – de pronto sentí necesidad de disculparme.


- No te preocupes Paula, me gustás enojada también, yo espero que realmente nunca me veas de mal humor, no sé si te gustaré tanto…


Dudé antes de enviarlo, pero apreté y pues… simplemente salió el mensaje…


- Me gustás de todas maneras Pedro, no creo que vayas a dejar de gustarme en estado de enajenación. En realidad creo que es una faceta que también me gustaría descubrir…


Cerré mis ojos hasta que devolvió la respuesta.


- También me gustas de todas maneras.


Probé con algo más… necesitaba abordar el tema de alguna forma.


Pedro no estaba en mis planes conocerte… sé que lo que tenemos no es en realidad una relación, pero este fin de semana se pareció mucho a eso, con otras parejas a nuestro alrededor compartiendo nuestra intimidad también y sumado con el encuentro con Guillermo y vos saliendo en mi defensa… me sentí protegida, no me sentí sola como siempre me siento… después llegamos e hicimos el amor y me desperté abrazada a vos… Pedro, me gustás mucho… quizá más de lo que deberías gustarme… perdón nuevamente por haber estado de tan mal humor, creo que no supe manejar mis sentimientos.


Volví a cerrar los ojos, el corazón me palpitaba muy fuerte.


Tardó en llegar la respuesta, pero cuando vi lo extensa que era me dí cuenta el porque de la tardanza.


- Lo sé nena, sé de todo lo que me decís porque me pasa lo mismo… y creo que vos y yo este fin de semana compartimos demasiada intimidad.
Esta mañana mientras dormías y te miraba, pensaba lo mismo… pero también creo que no es bueno que estemos sintiendo estas cosas… no puedo ofrecerte una relación estable Paula y creeme que me encantaría que así fuese. Creo que sos muy inteligente y muy bonita, todo en su justa medida, lo que te convierte en una persona sumamente interesante, eso combinado con tu sex-appeal te hace alguien irresistible… sos irresistible para mí Paula, y quiero ser sincero con vos en todos los aspectos, por momentos tampoco sé como manejar esto que me pasa y por eso te reclamo sin sentido y me creo tu dueño, más de lo que en realidad soy y soy conciente que eso también hace que te confundas…


Dios, era la primera vez que se abría tanto… no le era indiferente tampoco.


- Por que decís que no podes tener una relación estable… ¿no podes o no querés? (Pedro por favor contestame)


Tardó… creo que lo estaba pensando.


- No es serio hablar esto por mensajes, no es mi estilo, pero supongo que es más fácil para ambos… no puedo ni quiero Paula, es un rollo mío que no entenderías… dejemos las cosas como están preciosa por favor no puedo decirte más, creeme cuando te digo que mi vida es muy complicada.


- ¿Qué querés decir con que dejemos las cosas como están? ¿Que hasta acá llegamos, que todo se termina? o ¿Qué solo sigan las cosas como hasta ahora?


- Lo que vos quieras Paula…


Mis lágrimas rodaban por la mejilla. Escurrí un poco mis ojos para poder seguir escribiendo… veía toda la pantalla borrosa.


- ¿Y que querés vos Pedro? Porque yo sé lo que quiero…


- También sé lo que quiero… quiero estar con vos de la misma manera que vos querés estar conmigo, pero no se puede…


- Acaso Pedro… ¿Estás casado, comprometido?


- Sabía que ibas a preguntarlo… NO NADA DE ESO.


- Entonces no te entiendo, decís sentir cosas por mí, ¿pero que te impide abrir tu corazón?… ¿acaso estás enfermo? — recordé cuando hablamos del cáncer. Y tuve pánico a su respuesta.


- NO TAMPOCO, DEJÁ DE PENSAR EN ESAS COSAS.


- Quiero entenderte, sos libre, sano, ¿entonces no te gusto como decís?


Mis lágrimas en ese punto eran ya incontenibles.


- Mejor lo hablamos mañana, a la hora del almuerzo nos vamos a almorzar a otro lugar, no donde vamos siempre y lo hablamos Paula ¿si?


- No Pedro no, no me dejes así, no me importa estar hablándolo por teléfono o cara a cara… por favor, no te vayas. Seguí acá conmigo. Estuve todo el día angustiada no me dejes así.


Sonó mi teléfono, era Pedro que me llamaba, contesté con un hilo de voz…


- Sabía que estabas llorando, no quiero que te sientas así…


- No puedo Pedro, no puedo, — le dije llorando aún más — créeme que intenté por todos los medios poner mi mente en blanco y separar mis sentimientos y solo dejarme llevar por el momento, pero no puedo, no sé lo que me hiciste, sé que es muy pronto, no sé lo que siento, si es verdad lo que creo o lo que quiero… pero todo es con vos… no sé si sos un capricho, pero sí sé, que estás en mis pensamientos y en mi piel… te apoderaste de todos mis sentidos.
Supongo que sabés que no te estoy mintiendo, porque leíste mis mensajes con Mati, es en vano seguir sin decirlo, te quiero Pedro ya está te lo dije y si ahora querés olvidarte de mi lo entiendo. Pero dame una explicación coherente por favor… para poder cerrar esta historia.


Terminé sollozando sin sentido y sin aliento, sin poder parar.


- Me estás partiendo el corazón en mil pedazos, maldita la hora en que te conocí también, no quiero hacerte sufrir… no soy una mierda Paula, aunque eso parezca, también tengo sentimientos. Quiero que te calmes, y que mañana lo hablemos más tranquilos. — Hizo una pausa esperando que me calmara — Paula quisiera estar ahí para poder abrazarte.
Mierda, no quiero que estés así y menos por mi culpa. También te quiero nena, tal vez no de la manera que lo necesites, no soy tan insensible como para no sentir nada por la persona con la que estoy compartiendo tanta intimidad desde hace una semana, no llores más por favor.


Me estaba suplicando y su voz se sentía sincera. Intenté calmarme…


- Está bien, perdón por este berrinche, no soy una caprichosa, hasta yo me desconozco. Sé que soy una adulta y que no estoy actuando como tal.


- No pienso nada de eso, me gusta tal y como sos. No te apenes… solo quiero saber que estás mejor, o al menos más calmada.


- Sí — le dije entre espiraciones — lo estoy.


- ¿Mejor o más calmada?


- Más calmada…


- Bien, quiero que descanses que te acuestes a dormir y no pienses en nada más por hoy. Mañana hablamos ¿sí?


- ¿Sí? Pedro. — sabía que no sería así pero no podía decírselo.


- ¿Puedo cortar entonces?


- Sí hasta mañana… que descanses.


- Hasta mañana… Beso


- Beso


Colgué la llamada, no quería seguir estirando el asunto, o me pondría a llorar nuevamente.


Volví a mirar todas las fotos de mi celular otra vez, y me dormí entre sollozos y suspiros… creo que el cansancio por tanta angustia me venció.

2 comentarios:

  1. wow intensos pero buenísimos los capítulos

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  2. Espectaculares los 3 caps!!!!!!!!!!!! Mañana es sábado, espero 5 caps please!!!!!

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