martes, 15 de julio de 2014
CAPITULO 9
Mi cuerpo parecía no tener voluntad, solo quería hacer lo que él deseaba.
Pedro, caminaba tan rápido que me era difícil seguirlo, se dio vuelta y me miró, apretaba la mandíbula y su mirada era rígida, sus ojos bailaban en la penumbra de la disco, impacientes, creo que los míos también.
Llegamos a la calle y esperamos unos breves instantes hasta que se acercó la limousine que nos trajo.
Abrió la puerta y me indicó que subiera, por detrás lo hizo él, nos acomodamos en el interior y permanecimos en silencio, estaba tan nerviosa que mi respiración era claramente audible, puse atención a la cabina del conductor, entonces miré hacia delante y el cristal que separaba nuestro recinto del chofer estaba cerrado. Pedro solo me miraba de a ratos estaba serio y pensativo, finalmente apoyó su mano en mi pierna y me sonrió, yo estrujaba la correa de mi cartera sin parar y le devolví tímidamente la sonrisa, mis ojos le recorrían los suyos y su boca, siempre terminaban ahí, en su boca, me impacientaban, uff esos labios... me estaban quitando la razón.
No podía pensar en nada, solo quería vivir y disfrutar el momento.
Hacia tiempo que no estaba con nadie y esa noche solo quería tener una noche de sexo con Pedro y aunque me sentía insegura sabía que eso era lo que quería, por eso estaba ahí, que importaba si total no lo vería más me dije a mi misma, no tenía sentido alguno que sea un desconocido, después de todo éramos dos personas adultas, se veía una persona inteligente y era amigo de Mikel, pero por sobre todo era condenadamente apuesto e irresistible.
Normalmente no era lo que me atraía de un hombre, pero en él su belleza era innegable.
Me sedujo toda la noche su seguridad, no se parecía en nada al resto de los hombres que conocía, estaba extasiada.
Pedro sabía lo que quería de mí y estaba dispuesto a tomarlo y yo también sabía lo que quería y lo que quería era a todo él, para que negar.
Pasaré una noche con este bombón y mañana cuando despierte me sentiré la mujer más bella por haber estado en la cama con él.
A la mierda con mis principios, esta iba a ser la primera vez que me acostaría con un hombre al que recién conocía.
El viaje fue corto, pero a mí se me hizo interminable, la limousine estacionó y el chofer bajó y nos abrió la puerta para que saliéramos.
Pedro salió primero y me tomó de la mano para que bajase.
- Gracias — le dije
Luego Pedro le indicó al chofer que regresara a la disco a esperar a los demás.
Entramos al Faena Universe de la mano, nos acercamos a la recepción para pedir la llave de la habitación.
Pedro estaba alojado en la Tower Suite, cuando el ascensor llegó al séptimo piso, la puerta del elevador se abrió y salimos de él, caminamos por el corredor hasta la entrada de su habitación, Pedro mantenía su mano aferrada a la mía como si yo fuese enteramente de su propiedad, tan solo me soltó por unos segundos para abrir la puerta, pasó la tarjeta por la cerradura y ésta se abrió. Aferrado al picaporte hizo un ademán con la cabeza invitándome a pasar.
¿Es que seguiremos sin hablar?… Paula si serás estúpida me dije, como si te trajo a este lugar precisamente para hablar, piensa utiliza tus neuronas.
Entramos a una sala de estar con vistas al río y a la reserva ecológica, apoyé la cartera en el sofá de cuero rojo y me quedé parada junto a él, Pedro me miraba apoyado en la puerta de entrada donde había quedado recostado después de cerrarla, me estudiaba a conciencia, me estaba dedicando la mirada mas seductora que jamás nadie me había dedicado, me comía literalmente con los ojos, creo que en su mente me había desnudado una y mil veces, si su mirada se evaluaba en ese momento tranquilamente podía ser la causante del calentamiento global.
Me sentí tan intimidada que aparté mi mirada de la suya y probé en estudiar el recinto, advertí que predominaba el rojo pasión de la tapicería que combinaba perfectamente con la araña de cristal de la sala y con las obras de arte argentino de colores oscuros, tonos que se repetían en la madera de las estanterías y en la mesa baja de madera y cuero, también había unos sillones de terciopelo con ornamentaciones doradas y tallados de cabezas de cisnes en sus apoyabrazos. El estar se completaba con una mesa para seis personas, con sillas de terciopelo rojo y filigranas.
Pedro caminó lentamente hasta donde yo me encontraba de pie, era muy seductor, por sus poros despedía seducción, me tomó de la cintura y me aprisionó contra su cuerpo, metió la cabeza en mi pelo e inspiró mi perfume con fuerza, corrió mi cabello con la mano para descubrir mi cuello y me besó muy sutilmente, luego tomó entre sus labios el lóbulo de mi oreja, estaba volviéndome loca… lo había deseado toda la noche ahora me daba cuenta… regresó a mi cuello y esparció pequeños y mullidos besos hasta llegar a mi hombro, separó su cabeza y la tiró para atrás para verme a la cara, sus ojos brillaban azul incandescentes, tomó aire e inspiró con fuerza hasta llenar por completo sus pulmones y sin poder aguantar más me devoró la boca, me mordió el labio inferior tirando ligeramente de él, luego comenzó a pasarme su lengua por los labios hasta que lo dejé entrar en mi boca y le ofrecí mi lengua confundiéndonos en un beso apasionado, salvaje e intenso.
Entrelacé mis dedos en su pelo, se lo revolví con desenfreno, mi pudor se había ido y me sentía libre de hacer cuanto deseara, él mientras tanto, seguía arremetiendo en mi boca, movía su lengua ansiosamente y se mantenía ceñido a mi cintura, en su atraco con su lengua me fue condujendo hacia atrás, hasta que mi cuerpo chocó contra el sofá y no tuve más lugar hacia donde ir. Con sus piernas abrió las mías y se posicionó para que pueda sentir su erección contra mi cuerpo estaba duro como una piedra, se aferró a mis nalgas, me las apretó tanto que sentí dolor y en el desenfreno del beso me empujó sobre el sofá dejándose caer sobre mi cuerpo, entonces atacó nuevamente mi cuello y con besos húmedos fue bajando hasta la profundidad del escote del vestido que dejaba al descubierto el nacimiento de mis pechos, le pasó la lengua delimitándolos. Levantó su cabeza y volvió a tomar aire, también yo aproveché para hacerlo. Nos estábamos clavando mi cartera que había quedado en el medio de ambos así que la manoteé y la tiré en el suelo.
Para esto él se había arrodillado a horcajadas mías, mientras se desabrochaba la camisa.
Esbozaba una media sonrisa que oscurecía el azul de sus ojos que permanecían clavados en el verde de los míos.
Me arrastré hacia atrás para acomodarme mejor porque tenía los pies colgando en el apoyabrazos, me ayudé con los codos para reptar en el sofá, en el ínterin me quité los zapatos que cayeron desparramados en el suelo, Pedro terminó de desabrocharse la camisa pero tenia tanto apremio por seguir besándome que se la dejó desabotonada y puesta, sin más atacó mi boca nuevamente, con su lengua la invadió toda, la sentí en todas las paredes de mi boca, hasta por mis dientes, la manera que la movía parecía que consideraba que no la tenia suficientemente dentro.
A tirones le saqué la camisa y me aferré a su espalda quería enterrarle las uñas y recorrer su musculatura, lo había deseado demasiado.
Abrí mis piernas para darle paso a toda mi intimidad, entonces él empujó su sexo contra el mío restregándolo para enseñarme todo lo duro que estaba para mí.
Arrebatadamente me levantó el vestido, levanté la cabeza y mis brazos, para ayudarlo a que saliese y me quedé en ropa interior bajo el peso de su cuerpo, uff que bien se sentía… llenó su mano con uno de mis senos, me lo apretó, pero no dejaba de besarme, luego me apresó el pezón con sus dedos y lo apretó por encima del encaje de mi soutien. Sacó uno de mis pechos por encima de la copa del corpiño y lo devoró, con su lengua hizo dibujos en círculo sobre él, luego lo sujetó entre sus dientes, lo apretó lentamente más y más, hasta que sintió un quejido audible de mi boca, una puntada me recorrió el cuerpo hasta mi vagina, la levanté ondulante contra su pelvis exigiéndole más placer.
Con práctica me desabrochó el corpiño con una sola mano, sus manos eran realmente diestras y hábiles para acariciarme, levanté mis brazos para que pudiera quitármelo e instantáneamente me masajeó los pechos con ambas manos.
Mientras los sostenía, les pasó su lengua con apasionamiento luego los soltó y empezó un largo camino con su lengua hasta mi ombligo al que rodeó varias veces con delirio, continuó bajando cada vez más, me pasó su lengua por encima de mi ropa interior, mi clítoris ya estaba hinchado y no le costó trabajo encontrarlo bajo el encaje.
Corrió la tanga hacia un costado e introdujo un dedo en mi húmeda vagina, me contorsioné ante la invasión y gemí, lo metió y lo sacó varias veces, mientras me veía derretir en sus manos y levanté mi cabeza para mirarlo estaba muy concentrado en su labor, él también levantó la cabeza y me vio comerlo con la vista, se sonrió y yo gemí mientras me mordía el labio y me sobaba los pechos.
No quería privarme de nada, era una noche para disfrutarla por completo, Pedro había despertado todos mis sentidos como si siempre hubiesen estado dormidos esperando a que él llegara.
Ante mi lujuriosa mirada, sacó el dedo invasor para meter dos, que enterró hasta que desaparecieron en mi sexo mientras que acariciaba mi clítoris con el pulgar. No pude evitarlo, me tapé la boca con la mano para ahogar mi grito.
Pedro estaba enloqueciéndome con sus dedos, los quitó de mi interior para quitarme la tanga, entonces, para que le sea más fácil levanté mis caderas.
Ya me tenía toda desnuda y lista, contorneándome, excitada por su intrusión anterior. Se acercó a mi oído y me dijo.
- Así es como te quise tener desde el primer momento en que te vi en el Bistró.
Quedé alucinada, no podía creer lo que estaba diciéndome… sonó tan caliente que creí que mi corazón se iba a escapar por la boca, mi vagina también se hizo eco de sus palabras y creí que me correría aunque no me hubiese penetrado.
Se desabrochó el pantalón y se los bajó junto con sus boxer, con mis talones lo ayudé a que bajaran mientras él había tomado posesión nuevamente de mi boca.
Sentí caer su miembro erecto mojado y caliente en mi pelvis me moví para que se restregara y asomara su punta, eso lo excitó y gimió en mi boca, era simplemente perfecto, tal cual me lo había imaginado. De pronto se sentó en el sofá para quitarse el calzado y para terminar de sacarse los pantalones.
Del bolsillo trasero de sus jeans sacó su billetera y buscó un preservativo al que rasgó con los dientes para colocarlo en la punta de su pene, le quitó el aire y lo hizo rodar por toda su extensión, yo lo miraba ansiosa y asombrada, estaba hinchado, sólido y se veía muy grande y poderoso, lo tomó entre su mano y se lo acarició, me tomó de una mano y me indicó que me sentara sobre él.
Lo obedecí de inmediato no quería perder más tiempo lo quería dentro de mí.
Me acomodé a horcajadas sobre sus piernas y él sostenía su pene, mientras yo me reclinaba contra su pecho para que mi vagina asomara y así darle un mejor paso, apoyó su punta en la entrada de mi sexo y poco a poco se enterró en mí.
Que bien se sentía, su pija estaba tan dura que parecía que iba a traspasar mis entrañas de tanto que se había hundido en mi.
Luego de enterrarse, se quedó quieto disfrutando de toda mi profundidad. Por fin me tomó por las nalgas para dirigir mis movimientos.
Pedro movía sus caderas lentamente para que su miembro entrara y saliera dentro de mí con hondura, yo me movía acompasada a sus movimientos mientras me apoyaba en sus hombros. Con su boca atrapó uno de mis pechos y lo succionó enloquecido, abruptamente paró y se aferró a mi cintura quedándose quieto dentro de mí, creo que estuvo a punto de perder el autocontrol y no lo culpo, todo era tan intenso.
Sin salir de mí vagina se movió rápidamente girándome y depositándome de espaldas nuevamente sobre el sofá, intuyo que cambió la posición para poder controlar más sus movimientos, enlacé mis piernas a su cintura y con mis manos atrapé sus nalgas invitándolo a que se entierre más en mí.
- Me estás volviendo loco nena — me dijo con voz oscura.
- Vos también… Pedro, por favor… Pedro — repetí su nombre varias veces.
- Tu vagina es hermosa y caliente.
Salía por completo de adentro de mí y luego se enterraba con furia, así varias veces, era la perfección enfundado en un cuerpo de hombre.
A ese punto ya me costaba controlar mis gemidos.
Por Dios que bien se siente dentro de mi, que profundo...
- ¿Te gusta nena? ¿Te gusta así?
- Si Pedro así me encanta, cogeme… Pedro— se lo repetí en inglés por sino me había entendido — fuck me, fuck me.
Comenzó a moverse mas profundo y rápido, mi vagina lo sorbía en cada arremetida, creo que ya estábamos los dos demasiado excitados, nuestros rostros mostraban la transformación, y mis palabras habían hecho estragos en él.
Levantó su cabeza sosteniendo su cuerpo con sus manos apoyadas a los lados del mío, sus músculos estaban tensionados, así que me aferré a sus bíceps y solté las piernas que aun tenía enlazadas a su cintura, para mover más mis caderas y ayudar a que sus arremetidas sean más profundas, lo encontré una y otra vez con mis movimientos mientras él no dejaba de entrar y salir de mí.
- Dame tu orgasmo Paula no aguanto más — me lo suplicó nuevamente en inglés — give me baby.
Le enterré mis uñas al sentir su pedido y me dejé ir con su próxima penetración, temblé y grité pronunciando su nombre y tirando la cabeza hacia atrás, mi cuerpo se arqueo y se estremeció una y otra vez.
- Así nena, así me gusta verte.
Siguió moviéndose y volví a correrme, cuando escuchó derretirme nuevamente perdida por otro orgasmo que me transportó a sensaciones inimaginables, se dejó ir eyaculando y pronunciando un ronquido contenido que le erizó la piel de todo el cuerpo.
Disfruté tanto viéndolo saciar su sed, me sentí responsable y orgullosa de todas sus sensaciones, Pedro era bello en todo momento y extasiado era sublime…
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