martes, 15 de julio de 2014
CAPITULO 11
La luz matutina entraba por el ventanal de la habitación, habían quedado las cortinas abiertas, Pedro estaba aferrado a mi cuerpo con su mejilla apoyada en mi espalda, teníamos las piernas entrelazadas y podía sentir su respiración pausada en mi cuello, no quería moverme porque temía que se despierte y eso significaba que tendría que irme, un mar de sensaciones invadían mi mente, anoche cuando me embarqué en esta aventura no pensé que me sentiría como me estaba sintiendo, creí que cuando despertase luego de conseguir dormir con él me sentiría feliz por concretar mi propósito, pero ahora ¿que sentía? … no quería pensar en lo que experimentaba … No Paula, no, me dije a mi misma, solo fue sexo, una magnífica noche de mucho sexo, no tejas en tu cabeza otras emociones inconcebibles.
Me quedé quieta, muy quieta y creo que volví a dormirme porque cuando desperté estaba boca arriba, Pedro tenía su brazo enlazado en mi cintura y una pierna sobre las mías, que bien se siente despertar así, hace tanto que no despierto con alguien a mi lado, ladeé mi cabeza lentamente para verlo y me encontré con unos ojos azules radiantes que me veían.
- Hola — le dije tímidamente.
- Hi.
Me contestó adormilado. Nos quedamos así, viéndonos un buen rato en silencio y lo miré hasta que ya no pude sostenerle la mirada.
Volví mi cabeza y me quedé viendo el techo, no sabía muy bien que decir, no estaba acostumbrada a despertarme en la cama de un desconocido y con la particularidad que ese desconocido me había vuelto loca, hasta el punto de pensar si el amor a primera vista existe.
No quiero sentirme así me dije, disfruta del hoy y ahora Paula y no pienses… me besó en el hombro y me ladeó el cuerpo poniéndome de frente a él, era increíble sentir sus manos en mi cuerpo desnudo, se mantuvo aferrado a mi cintura y me sonrió, le besé la nariz y levanté mi mano para definirla, la recorrí con mi dedo índice, en la punta se le formaba una pequeña hendidura, que dibujé con mi dedo, era perfecta, seguí mi recorrido, bajé a su boca y le delineé el contorno de sus labios. Sus labios son más que perfectos aún pensé, repasé una y otra vez el medio corazón que formaba su labio superior, bajé a su mentón, pasé a contrapelo mi dedo para sentir el crecimiento de su barba, Pedro se veía demasiado sexy con esa sombra sin afeitar, no me había equivocado la noche anterior cuando lo miré en el restaurante, subió su mano con la palma bien abierta y me acarició la espalda desnuda y respiró hondo, yo fijé mis ojos en los suyos y no pude evitar preguntarme.
“¿Qué me vio este hombre tan perfecto para llevarme a la cama con él?”
Siempre he tenido mi autoestima bien alta con mi físico, era consiente que tenía una figura armoniosa y me cuidaba para mantenerla, pero Pedro era apabullante de bello.
Levanté mi mano y le aparté el mechón que caía en su frente le recorrí las patillas mientras no dejaba de verlo a los ojos.
- Hoy tienen vetas marrones.
Me dijo… sin entender a lo que se refería, fruncí el ceño.
- Tus ojos… hoy tienen vetas marrones.
Aseveró repitiendo.
- Anoche los tenías más verdes — concluyó.
Mariposas corrieron por mi cuerpo, Diossssssss como me puede seducir solo con decirme que cambió el color de mis ojos.
- Son los ojos verdes más hermosos que he visto — continuó diciendo
¿¿Por qué me decía esto? No era necesario… no somos amantes… no esperaba que trate de agradarme con palabras bonitas, Pedro me desconcertaba.
- Gracias — le dije sonriendo.
- ¿Lo pasaste bien?
- Sí, ¿y vos?
- También.
- Pedro, quiero que sepas que normalmente no me acuesto con un hombre apenas lo conozco, necesito decírtelo, no quiero que te lleves una impresión errónea de cómo soy.
- Shh, no te preocupes, sé exactamente como sos… lo veo en tus ojos.
- Te digo de verdad.
- Yo también te digo de verdad…
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Por creerme.
- ¿Qué tenés con Mati?
Su pregunta me sorprendió… ¿con que derecho me preguntaba que tenía que ver con él o con cualquier otro?
En toda la noche nos la pasamos cogiendo y prácticamente no hablamos, creo que lo hicimos más durante la cena, ¿se puede considerar eso acaso como un interludio al sexo desenfrenado que tuvimos? No que va, si no estábamos solos.
- ¿A que se debe esa pregunta?
- Curiosidad, solo eso…
Lo miré a los ojos y luego le contesté.
- Ayer creo que Mati y yo te lo dijimos, solo tenemos una gran amistad, una enorme y sincera amistad, él ha estado a mi lado en los momentos en que yo más lo necesité, siempre incondicional. ¿Eres de los que no creen en la amistad entre un hombre y una mujer?
- A decir verdad no, no creo — me dijo sinceramente.
- Te aseguro que si existe y Mati y yo somos ejemplo de eso.
Se rió y no me contestó.
- ¿Tenés hambre?
- Bastante…
- ¿Querés que desayunemos juntos?
- Me encantaría, pero… ¿puedo usar tu ducha antes?
- Claro… voy a pedir el desayuno entonces. ¿Qué te pido?
- Hmm, un latte con medias lunas de manteca, jugo de naranja y… un mix de frutas también por favor.
- Ok marche un buen desayuno, necesitamos reponer energías — me dijo pícaramente y guiñando un ojo.
Levantó el teléfono que estaba en la mesa de noche y se quedó ordenando el desayuno, yo me levanté y me fui para el cuarto de baño, cuando estaba llegando me acordé que la ropa había quedado abajo, así que continué bajando la escalera para buscar mis cosas.
La sala era un regadero de ropa, me sonreí y recordé lo apurados que estábamos. Levanté también sus prendas, las doblé y las dejé acomodadas en el brazo del sofá, agarré las mías y mi bolso y me fui al baño, cuando entré me dirigí directamente al espejo, sobre la mesada del lavatorio había quedado mi celular así que aproveché para mirar rápidamente si tenía mensajes o llamadas perdidas y vi que había dos de Mati, después lo llamo pensé. También había un mensaje de mi mamá, que leí rápidamente por si era algo importante, pero no, solo era para preguntarme como estaba, le contesté rápidamente diciéndole que estaba bien que en la tarde la llamaba.
Dejé mi teléfono dentro del bolso y saqué una toalla desmaquillante para sacarme los restos de maquillaje que aún me quedaba, luego me dirigí a la ducha, la abrí, toque con mi mano el chorro de agua hasta que estuvo templada y cuando consideré que estaba a punto me metí bajo la cascada. Mojé bien mi pelo y me apliqué shampoo, tenía los ojos cerrados para que no me entre espuma mientra me masajeaba enérgicamente mi cuero cabelludo, luego me enjuagué, de pronto se posaron unas manos en mi cuerpo, abrí los ojos y era Pedro que se había metido en la ducha conmigo.
Le tiré agua en la cara y nos carcajeamos mientras lo arrastré bajo el chorro de agua, el cual era suficientemente grande para que entremos los dos, levanté mis manos y le mojé bien el cabello enterrando mis dedos en sus mechones y peinándolo hacia atrás, tomé el shampoo de la estantería y me puse un poco en mi mano,
- Bajá un poco la cabeza que no llego.
Le indiqué y él asintió sin decir nada, le enjaboné el pelo y lo masajeé para lavarlo, luego se lo enjuagué, Pedro tenía los ojos cerrados mientras lo enjabonaba, entonces aproveche para mirarlo gustosa, sin privarme de nada, qué hermoso es, pensé una vez más, mis pensamientos eran reiterativos, pero eran inevitables, sus facciones son tan armoniosas, su nariz es del tamaño justo para su rostro, sus ojos cerrados son exquisitos con esas pestañotas y abiertos, ¡wow! quisiera perderme eternamente en ellos. Los labios eran increíblemente bellos, el superior formaba un perfecto medio corazón, su arco de cupido estaba bien definido, y formaba un surco perfecto sobre él. Su labio inferior era carnoso, pero del tamaño justo, y armónicos a la estructura de su cara, si uno los miraba bien parecían los labios de una mujer, pero todo él era tan varonil…
- Ya está — le dije.
Se pasó las manos por la cara para escurrirse el agua de los ojos, me tomó de la cintura y me dio un sonoro beso, luego me asaltó la boca con su lengua, la mía fue rápidamente a su encuentro y nos perdimos en un beso dulce y húmedo, terminamos teniendo sexo en la ducha.
Habiéndonos saciado una vez más y luego de terminar de ducharnos, salimos de abajo del agua, él se enredó una toalla en la cintura y tomó dos más de la estantería y me las alcanzó, una la envolví en mi pelo y la otra la usé para secarme, Pedro tomó otra toalla y se secó su cabello enérgicamente, luego la pasó por su torso, sacudió la cabeza y pasó sus dedos por su pelo, se peinó con ellos no usó peine, lucía sexy con el pelo mojado, en realidad Pedro lucía sexy de cualquier forma, sus ojos resaltaban más azules. Terminó de secar su torso y se echó desodorante, lavó también sus dientes y me dejó en el baño sola, supuse que se había ido a cambiar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Buenísimos los 3 caps!!!!!
ResponderEliminarWow buenisimos los capitulos!!!
ResponderEliminar