sábado, 2 de agosto de 2014
CAPITULO 71
Estaban en la cocina, ambos estaban en bata preparando algo para cenar, los dos se mostraban de muy buen humor y con muchísimo apetito.
Paula estaba preparando la cena, había hecho un antipasto de aceitunas negras, aceitunas rellenas, rodajas de salami, queso manchego, tomates cortados, huevos duros y pan de corteza.
Por otra parte había puesto a hervir unos tagliatelle, que los acompañaría con un salmón que ya había cocido y tenía reservado, pero ahora abría y cerraba puertas de los armarios y le preguntaba a Pedro donde encontrar las cosas para poner la mesa.
Simultáneamente que atendía a las búsquedas de ella, él destapaba un vino y servía para ambos.
Entonces sorbió de su copa y fue por su Mac para buscar en la web los hoteles más lujosos de la ciudad.
- Buscaré en internet teléfonos de hoteles para pedir cita, quiero definir esta semana la fecha de nuestra boda para que comencemos con los preparativos.
- Estás muy ansioso amor…
- Mucho, ¿vos no?
- También, no veo las horas de saber cuál será el día que me convertiré en tu esposa — Pedro se volvió y la besó, finalmente fue por su ordenador portátil.
Instalado en la mesa del comedor, tenía abierta como veinte ventanas en su computador, se mostraba entusiasta y eufórico con los planes.
- Ah no es justo que yo cocine y vos estés haciendo eso, también quiero ver, no cierres ninguna página — Paula se quejó y Pedro emitió una risotada.
- No cierro nada, ahora vemos todo esto juntos.
Había encontrado diferentes espacios posibles donde hacer la boda, Pedro leía los detalles que remarcaban en cada página, pero en lo que más se interesaba era en ver la capacidad de invitados que tenían los ballrooms de los mejores hoteles, luego formulaba su propia opinión, pero a Paula lo que le interesaba realmente era ver los lugares.
Por fin terminó de servir y trajo los platos a la mesa para sentarse junto a él, pusieron la Mac entre medio de ambos, dispuesta a ver lo que Pedro le enseñaba.
- Ya estoy acá, muéstrame mientras comemos.
Para el tipo de boda que ya se daba cuenta que Pedro quería, había varios lugares que le gustaban, algunos le parecían demasiado suntuosos, pero uno de esos era el que le gustaba a él y conociéndolo, veía muy difícil hacerlo desistir de la idea.
- No me gustan los balcones de ese lugar.
- El Grand Ballroom está inspirado en los salones de la Corte de Viena de Paris — Pedro le explicaba mientras tomaba su mano con la suya y le daba un beso en ella — este es uno de los hoteles más emblemáticos de la ciudad y uno de los dos considerados monumentos nacionales.
- Lo sé mi vida, pero todo esto debe ser muy costoso.
- Entonces… ¿No te gustan los balcones o es porque es muy costoso?
- Las dos cosas, no se me hace un salón para una boda, parece que voy a ver un concierto de ópera con esos balcones, el resto del hotel me parece alucinante. En cuanto a los costos, no te olvides que tenemos que traer invitados desde Argentina.
- Amor podemos costear una fiesta así, no te preocupes por eso.
- Pero veo excesivo un gasto de esa magnitud Pedro.
- Ey, yo solo quiero que me digas lo que te gusta y lo que no, en cuanto a los gastos, de esa parte olvidate.
- Imposible lo que me estás pidiendo, va contra mi índole y contra mi profesión — Se carcajearon.
- Sigamos mirando…
Encontraron otros hoteles que Paula miró con mejor tino, eran igual de glamorosos e igual de costosos, también con acabados de estilo francés-renacentista, en cierto momento se empecinó en uno que tenía sus vistas a los rascacielos de New York.
- Paula, ese hotel es bellísimo, pero nada tiene que ver con los otros que estábamos viendo, es más modernoso.
No dudo que una boda acá puede ser igual de inolvidable que en los otros pero yo prefiero algo más formal — Paula hizo un mohín — Si vos estás pensando en la mirada de tus invitados, les pagamos una excursión al Empiere State o los invitamos a ver las vistas desde el penthouse de mis viejos — Pedro se rió y es que se refería al hotel en cuestión, más precisamente hacía alusión a los ventanales que van del suelo al techo y que ofrecían vistas hacia Manhattan o hacia el Central Park, vistas inmejorables por cierto, pero que no era lo que él quería, aunque de todas formas, no se impuso, le explicó su punto de vista y que ella decidiera — Mi amor tenés que pensar que la mayoría de nuestros invitados son neoyorkinos y están acostumbrados a ese paisaje. Igual no descartemos ninguno, iremos a verlos a todos.
Finalmente Paula terminó reconociendo que Pedro tenía un poco de razón. Quizá, para una boda más informal el lugar iba perfecto ya que suntuoso sí que lo era, pero así y todo le dijo que guarde la página para pedir cita e ir a verlo.
Pedro guardó en favoritos las páginas de los hoteles para mañana llamar y pedir entrevista.
Levantaron los trastos y los metieron en el lavabo de la cocina y se fueron a dormir.
En la cama con la luz apagada y abrazados siguieron hablando y haciendo planes para la boda hasta que el sueño los venció.
Se despertaron con el ruido de la alarma, estaban durmiendo en perfecta simbiosis entrelazados con los brazos y las piernas trabadas, mientras que sus respiraciones rumoreaban al unísono.
Por lo general Paula siempre era la que remoloneaba, pero desde que Pedro había llegado de Europa había dormido tan pocas horas que su cuerpo empezaba a pasarle factura.
Ella se levantó y se dio una ducha rápida, cuando salió envuelta en la toalla, se encontró con que él aún permanecía en la cama.
- Vamos remolón, es hora de levantarse, dale Pedro, date una ducha que yo preparo el desayuno — le dijo mientras se inclinaba y le besaba la frente.
Entonces él la arrastró a la cama y ella perdió la toalla en el camino, el roce con la piel desnuda de Paula ¡sí que verdaderamente lo despertó!
Paula terminó perdida sobre él, montando en su pene, él permanecía con la espalda inerte sobre el colchón y aferrado por momentos a sus pechos y por otros a su trasero.
Finalmente llegaron a ese instante donde no existe el tiempo, donde el mundo es solo un eco que se escucha a lo lejos... donde todo se olvida y solo existen las sensaciones que ambos consiguen con la ayuda del otro, temblores, escalofríos, sonrojamiento y el rostro del ser amado en un éxtasis total.
Como dice la canción de Miguel Bose: "Si esto no es felicidad, que baje Dios y lo vea, y aunque no se lo crea, esto es gloria!"...
- Solo deseo que me ames toda la vida —– Paula estaba abrazada a él y le hablaba sobre su pecho.
- Así será mi amor y voy a demostrártelo —Pedro comenzó a explicarle un juego con las manos. — Cada dedo de nuestra mano representa algo.
El pulgar es el que sostiene todo, el índice representa a nuestros padres, el medio a uno mismo, el meñique a nuestros hijos y el anular a nuestra pareja, ahora mira esto.
Se sentó en la cama y puso sus manos a la altura de su rostro, hizo coincidir las yemas de los cinco dedos, con los otros cinco y dejó un espacio como de diez centímetros entre las palmas.
- Ahora ya que el dedo medio me representa a mi voy a hacer que solo las falanges de estos dedos se junten, prestá atención porque llegó el momento de la demostración… — Paula lo miraba y lo escuchaba muy atenta, estaba muy intrigada — voy a separar mis dedos índices, ¿ves que se puede?
- Sí, — contestó ella y seguía sin entender.
- Bueno esto es posible porque como estos representan a nuestros padres quiere decir que algún día nos vamos a separar de ellos, ahora es el turno de separar los meñiques — Paula estaba embelesada oyéndolo — también es posible porque también nos vamos a separar de nuestros hijos. Por último voy a intentar separar mis dedos anulares, ves que no se puede, porque nunca me voy a separar de vos y nunca es poco, porque mi amor por vos es para toda la eternidad.De ahí que en este dedo es donde se pone el anillo de boda, porque representa la eternidad, y además va en el izquierdo porque se dice que en él se encuentra una vena que se conecta directo al corazón.
- Mi amor, que hermosa historia. Sos tan dulce Pedro, haces que cada día me enamore más, aunque en realidad creo que más amor no se puede sentir del que ya siento, tomó sus manos y le besó los dedos anulares.
Se dieron un beso tan mágico como la historia que Pedro acababa de contarle.
Llegaron en el Alf -Competizione a Mindland Central.
Como se les había hecho tarde y no habían podido desayunar, decidieron comprar un latte, un café y dos porciones de Apple crumble para llevar en el Starbucks que estaba a una cuadra.
Paula esa mañana estaba radiante con su vestido negro al cuerpo, llevaba de abrigo un tuxedo de un botón, en blanco con solapas de seda negra en pico que había combinado con una bijouterie de pedrería blanca, zapatos de tacón blanco y adorno de moño y plataformas en negro.
Su cartera al igual que el resto de la vestimenta también era blanca y negra. Pedro caminaba orgulloso de la mano de su chica por las calles de Madison Avenue.
Entraron al lujoso lobby del edificio muy sonrientes, y haciendo bromas.
Se acercaron al mostrador del portero, a quien Pedro le solicitó un pase definitivo para Paula, por fin sortearon los molinetes del vestíbulo y estaban esperando el ascensor. Paula había pasado su mano por debajo de la chaqueta de Pedro y lo tenía aferrado de la cintura mientras aguardaban, entonces Pedro le besó la coronilla de la cabeza y fue justo cuando miró de refilón hacia la entrada y vio que Rachel venía caminando — “¡maldición!” —en aquel momento, su mal humor se hizo casi imposible de ocultar, el último encuentro con ella no había sido muy ameno, solo esperaba que hoy sobria no se desubique, pero en aquel instante y muy convenientemente el elevador llegó, entonces se apuró a indicarle a Paula que entrara, cuando Pedro estaba por hacerlo para evitar a Rachel, ella se encargó de romper sus planes.
- Pedro, detén el ascensor por favor cariño — Rachel elevó su voz y se apuró para no quedar fuera.
“Es una garrapata” — pensó.
- ¡Buen día hermoso! — intervino Rachel dándole un beso en la mejilla a Pedro, beso que casi va a parar a la comisura del labio si él no hubiese adivinado la intención, pero como lo hizo corrió disimuladamente la cara.
Cuando saludó a Paula lo hizo de manera despectiva, ofreciéndole su mejilla, pero Paula no estaba dispuesta a ser menos que ella y se mostró falsa y desinteresada también en su saludo, así que de igual modo ella puso su mejilla también.
“Qué mujer tan desagradable — pensó — esta zorra no le quita los ojos de encima a Pedro, y encima él por más que quiere disimular se pone incómodo ¿pero quién se cree para referirse así a él y encima mirarme con desprecio? ¿Con qué derecho? ¿Por qué tienen tanta confianza? Me molesta, me resulta una ofrecida” — Paula cavilaba mientras Pedro le sonreía nervioso a Rachel que intentaba buscarle tema de conversación que él solo contestaba con monosílabos.
El celular de Paula comenzó a sonar en la cartera, cosa que detuvo los pensamientos odiosos que Rachel le producía. Le entregó su maletín con la Mac a Pedro y aprovechó para marcar territorio.
- ¿Podes sostenerme mi amor? — le pidió a Pedro mientras se aprontaba para buscar el teléfono en su cartera.
Él le hizo un guiño y la ayudó con presteza y se puso de manera tal que quedó casi dándole la espalda a Rachel, que a estas alturas estaba que explotaba, pues había visto en la mano de Paula la sortija de compromiso — Era Horacio, dice que te llama a tu celular y le da el contestador, quería saber dónde estábamos, nos espera en la sala de juntas — Paula le explicó a Pedro mientras guardaba su teléfono y volvía a tomar su maletín de la mano de él.
Como él llevaba las bolsas de papel con el desayuno de ambos, no podía fijarse donde tenía el celular, aunque bien le podría haber dado a ella para que libere sus manos…
- Paula, por favor fijate en el bolsillo del pantalón si tengo el teléfono no sea cosa que me lo haya olvidado en el auto.
Ella obedientemente metió la mano en el bolsillo y hurgó en el fondillo, lo que le recordó al día que volvieron de cenar en Chila y le quitó los gemelos y los guardó allí… Uff recordó la caricia a través de la tela sobre su erección. Tuvo la tentación de hacerlo, pero justo el elevador paró. Se sonrió por sus pensamientos, Pedro también, pues había alimentado los mismos.
Paula pescó el iPhone, lo tenía en sus manos, pero estaba apagado, se había olvidado de ponerlo a cargar en la noche anterior.
Dejaron que Rachel saliese primero, luego Pedro, dejó pasar a Paula y por detrás salió él, apurándose para hablarle al oído.
- ¿De qué te reías, acaso te acordaste de algo?
Ella le hizo una mueca para que se callara, Rachel estaba muy cerca y podía escucharlos, volvió a sonreírse pícaramente.
Pasaron toda la mañana en reunión, Paula había sido presentada a los demás miembros del directorio y luego se trataron algunos puntos cruciales que necesitaban atención, como una posible inversión de un grupo canadiense.
Cerca del mediodía se desocuparon, Paula y Pedro se instalaron en la oficina de él, por ahora la compartirían hasta que Horacio libere la suya.
- Esta noche se va mamá.
- Sí lo recordaba, no te preocupes la llevaremos al aeropuerto.
- Gracias mi amor.
Pedro estaba pasándole los últimos contratos adquiridos y poniéndola al corriente de temas puntuales de Mindland International.
Mientras que él la enteraba de ciertos manejos, Paula aprovechaba para revisar su correo electrónico, así que estaba sentada en el escritorio de Pedro haciéndolo.
Se encontró con uno de Matias donde le había enviado todo lo que debía autorizar, también había recibido un email de Ezequiel en el que le indicaba que el viernes a las 11 AM era la firma de la escritura con Guillermo.
Su cara mientras leía se transformó, sabía que Pedro no iba a estar muy contento con la noticia.
- ¿Pasa algo? parecés preocupada.
- Es que voy a tener que viajar a Buenos Aires sí o sí.
- ¿Problemas en la empresa?
- No Pedro,Ezequiel me avisa que el viernes tengo que estar a las once en una escribanía para firmar lo de la escritura del departamento de Guillermo, finalmente llegó a un arreglo.
La cara de Pedro estaba descentrada.
- No puedo viajar esta semana para acompañarte, y no quiero que vayas sola — fue rotundo al decirlo — ¿Tenés problemas de dinero, acaso necesitas lo del departamento? te lo doy yo.
- Pedro, no se trata de dinero, se trata de dejar todo en orden, además necesito ir a buscar ropa, solo traje para una semana.
- Eso es lo de menos, compramos ropa acá y listo.
- Quiero mis cosas Pedro, cerrar mí casa, y dejar todo en orden en la empresa. ¿Cuál es el problema que viaje a Buenos Aires?
- No quiero que nos separemos.
- ¿Amor, y cuando tenga que viajar por cuestiones de Mindland International?
Pedro se puso de pie, rodeó el escritorio, y la tomó de una mano haciéndola poner de pie a su lado.
- Paula recién hace dos días que nosotros estamos otra vez juntos, de eso se trata, no me quiero separar ahora de vos, no tan pronto, te desee por tanto tiempo.
- Yo tampoco quiero irme Pedro, pero cuanto antes deje todo en orden allá, mejor, así ya nada se interpondrá entre nosotros y podré instalarme definitivamente acá, necesito mudar mis cosas — se abrazaron y luego se besaron. La puerta de la oficina se abrió sin que nadie golpeara antes, y los interrumpió.
- Hermoso tenés un minuto… Ah lo siento Pedro — dijo Rachel después de entrar sin llamar.Pedro la miró aniquilándola.
- ¡Podrías llamar cuando entras! POR FAVOR — le espetó muy molesto.
- Dije que lo siento, ya me disculpé.
- ¿Qué necesitás? — Le preguntó malhumorado. Paula volvió a sentarse frente a su Mac y Pedro se volvió a su asiento. Rachel se dio la vuelta y se apoyó en el hombro de Pedro mientras se inclinaba y le ponía frente a él unos papeles, por supuesto que a Paula le molestó la confianza y la proximidad, ella estaba casi apoyándole los pechos en el hombro, se rebulló en su silla, no quería que se dé cuenta, porque presentía que la zorra esa lo hacía a propósito.
- Tengo las modificaciones en los contratos de Francia que me pediste, cariño.
Pedro, tomó la mano de Rachel que ella apoyaba en él, la apartó y se echó en su asiento hacia atrás para alejarse de ella y decirle.
- Eso ahora se lo tenés que pasar a Paula, ella es la nueva directora de Mindland International.
- ¿Qué dices? — Rachel aún no sabía nada, y es que en realidad nadie tenía obligación de comunicárselo, ella solo era una colaboradora de Federico. Se mostró muy extrañada — ese es tu puesto tesoro.
- Lo que escuchaste, Paula es la nueva directora de Mindland International. Así que ahora tendrás que trabajar con ella — Paula levantó la vista de su ordenador para para ver la reacción de Rachel estaba estudiando la conversación de ellos — yo pasaré a ocupar el puesto de mi padre de ahora en más.
- Felicidades corazón, quien mejor que tú para ocupar el puesto de Horacio — se acercó y le dio un abrazo y un beso. Pedro se sintió incómodo y la apartó en seguida.
Rachel verdaderamente lo estaba fastidiando y además había notado la forma en que Paula los observaba, pero entonces, Paula ni corta ni perezosa se sintió tentada de picarla y demostrarle quien tenía el control de las cosas ahí.
- Dejemos a Pedro que trabaje, él está ocupado con otros asuntos, tú y yo nos podemos sentar acá en el estar y puedes explicarme lo de esos contratos, tengo tiempo.
Rachel la miró desafiante…
- Por supuesto como gustes — le contestó sin más remedio.
Pedro las miraba desde su escritorio, sí que Paula la estaba haciendo cabrear a Rachel, no sabía lo que estaba haciendo en realidad, pensó en la ira que estaba desatando en ella y en que esas dos mujeres estaban rivalizando por él, no le gustó la situación. Paula lucía en desventaja ante sus ojos porque no sabía que él y Rachel se habían acostado, pero prefería que no lo supiera, él no quería nada con ella y Paula podía mal interpretar todo y a este punto no quería arriesgar la relación con su chica…
La estaba acribillando a preguntas y le estaba haciendo explicar cosas tan estúpidas que hasta un niño las sabría y conociéndola como la conocía, Pedro sabía que era a propósito y Rachel también, no era ninguna tonta.
- ¿Necesitás saber algo más Paula? — le preguntó fastidiada, Paula estuvo tentada de hacerla perder más tiempo, pero en realidad prefería que se marche.
- No Rachel muchas gracias, creo que eso es todo.
- Bueno en ese caso me voy a almorzar.
- Buen provecho — dijeron Pedro y Paula. Rachel estaba saliendo, Paula la llamó.
- ¡¡Rachel!!
- Si — ella se volvió a desgano.
- La próxima vez… golpea, no lo olvides.
Llena de odio se fue sin contestarle, solo pegó un portazo.
- Me parece que la hiciste enojar — dijo Pedro.
- Me parece que tiene demasiada confianza con vos ojitos.
- Ya te expliqué, nuestras familias son muy amigas, nos conocemos desde pequeños.
- Sí, claro y yo me chupo el dedo… C A R I Ñ O — Paula hizo alusión a como Rachel le decía — llevame a almorzar, me muero de hambre — sí que se veía cabreada sonó muy arrogante con su pedido — y también llevá tu Mac, así buscamos los teléfonos de los hoteles y llamamos pidiendo cita, además tengo que sacar un pasaje a Buenos Aires.
- Por favor…
- POR FAVOR Sr. modales. Ponele un freno a esa tipa y mis modales regresarán.
- Estás siendo necia Paula, no hay motivos.
- Ponele un freno ojitos y dejá de reírte. Por hoy ya soporté demasiado los lances de esa rubia desabrida.
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Me encanta esta adaptación. Es perfecta Carme!!!
ResponderEliminarMe encanta!!! Buenisimos los capitulos!!!
ResponderEliminarMe encanta esta novela! Ya leí a original y es hermosa! una de mis favoritas! Podés pasármela cuando subas? Es lindo volver a leerla y adaptada! @LauyValenPyP
ResponderEliminarQue linda esta la novela, me encanta ! Me gustaría q Pedro le cuente lo de Raquel ..
ResponderEliminarque lindos capitulos!!!
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