domingo, 10 de agosto de 2014
CAPITULO 95
Ya estaban ambos metidos en la cama y Pedro había llevado consigo su ordenador para ver lo que Chloé le había enviado. Paula se acercó a él para revisar todos los datos también.
—Pedro, creo que no hay nada que pensar, mi amor. Aunque el local de Lafayette no es de gran tamaño, creo que eso es lo de menos. Encontrar un emplazamiento ahí adentro es una oportunidad muy valiosa, es de los lugares más visitados por los turistas.
—Lo sé, Paula, pero es pequeño, sinceramente, no me
convence.
—Pensalo así: vamos a estar en tres de los puntos neurálgicos de París; el local es chiquito, lo sé,pero una vez que estemos en la galería, será más fácil enterarnos si
se libera otro y podremos cambiarnos.
—No es lo que estamos acostumbrados a ofrecer.
—Pero es París y es Lafayette.
—Es tu proyecto o sea que, si así lo querés, tenés mi apoyo, pero no estoy seguro del todo.
—En Argentina, también tenemos tiendas de ese tamaño y no nos fue tan mal.
—Pero es diferente, acá están puestos los ojos de todo el mundo.
—Lo sé, entiendo perfectamente a qué te referís, pero
para mí no representa un verdadero problema. No es el único espacio que abriremos en París y los otros dos tendrán todas las comodidades que siempre damos a nuestros clientes.
—Sí, eso es cierto, pero,cuando Chloé mencionó Lafayette,
pensé que éste sería el mejor, creo que por eso me decepcioné tanto.
—Bueno, pero tendremos presencia en la Rue du Faubourg
Saint-Honoré.
—Sí, pero mirá el mapa, creo que está un poco alejado de las grandes tiendas. No sé, habría que ir y ver la zona. El de los Champs Elysées es perfecto. Mañana llamaré a Chloé.
—¿Irás a París?
—Tendré que hacerlo.
—Me había ilusionado con ir,no conozco Europa.
—Ya viajaremos.
—¿Por cuántos días te irás?
—Intentaré que sean pocos.
—No te preocupes, andá tranquilo y atendé eso que es muy
importante, yo creo que mamá se va la semana próxima. Si viajás después, podría quedarme en el Belaire.
—Me parece una idea estupenda; de esa manera estaría
muy tranquilo y podría concentrarme en los negocios.
—Lo sé, por eso te lo dije, quiero que te centres en la sucursal de Mindland en Francia.
—Bueno, ahora a dormir, que yo también estoy muy cansado.
—¿Puedo pedirte algo?
—Lo que quieras, Paula.
—¿Podemos cambiar de lugar? A ver si logro ponerme del
costado donde no está la herida y así podemos dormir abrazados.
—Claro, me encantará hacerlo, probá si no te resulta
incómodo.
Cambiaron de lado de la cama, Paula reptó con dificultad por encima de las sábanas y Pedro se aferró a su cuerpo. Quedaron frente a frente en la oscuridad de la noche.
—¿Estás cómoda?
—Sí, es el estado perfecto para dormir.
—Hum, para mí también. —Le besó la nariz—. Hasta mañana, mi amor.
—Hasta mañana.
—¿Te incomoda mi brazo ahí? Mirá que puedo bajarlo, también puedo poner la mano sobre tus caderas.
—Mejor dejala donde está, Ojitos, lo otro sonó demasiado
tentador.
Pedro sonrió, le dio un beso en la boca y se durmieron.
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