miércoles, 16 de julio de 2014

CAPITULO 13



Me recosté en la pared del fondo, apreté con fuerza mi cartera, alisé mi vestido y me miré en el espejo, le hablé a mi imagen reflejada en él ¿que esperabas tonta? ¿Que esperabas Paula acostándote con un hombre que recién conocés?


Llegué a la planta baja del hotel, llené mis pulmones de aire y me encaminé hacia la calle.


Oscar me estaba esperando con el automóvil estacionado en la entrada, un BMW M550d gris oscuro, con interiores color crema, era un auto lujoso, pero ni me preocupé en prestarle demasiada atención, al verme salir del hotel el chofer me abrió la puerta trasera para que subiera.


- Buenos días, ¿Oscar verdad?…


- Buenos días señorita, así es, así me llamo — me contestó el hombre muy cordialmente.


Entré en el automóvil, me puse el cinturón de seguridad, Oscar se acomodó en el lugar del conductor y por el espejo retrovisor me preguntó.


- Usted dirá, ¿donde la llevo?


Le indiqué el camino hasta mi departamento y me abstraje todo el viaje en el paisaje urbano, al llegar, me abrió la puerta, le agradecí una vez más y nos despedimos amablemente.


Subí en el ascensor, mi mente estaba en blanco así había quedado desde que salí del hotel.


Entré en mi casa, tiré mi bolso en el sofá y me dirigí directamente hasta mi vestidor para quitarme todas las prendas que llevaba puesta del día anterior, no soportaba más, me puse ropa interior limpia y me calcé unos shorts y una remera de tirillas.


Descalza me trasladé por la casa hasta dar con el mando del aire acondicionado, lo encendí estaba tan sofocada y eso que no hacía tanto calor, era un día cálido y muy primaveral en Buenos Aires. Prendí mi ordenador y conecté mi iPod a él, inconcientemente busqué la canción de Reik, la que ayer sonaba en la limousine cuando íbamos a Tequila y la puse en repetición, la canté en silencio.


Sabes te quiero confesar 
Que te encuentro irresistible 
No dejo de pensar que haría lo imposible 
Por quedarme cerca de ti.


Repentinamente comenzaron a fluir lágrimas de mis ojos, lloré un buen rato y luego me encontré marcando el número de Matias.


- Hola Pau.


No podía hablar, el llanto me lo impedía.


- ¿Paula que te pasa? Contestame por favor, me estás asustando…


- Vení por favor te necesito…


- Calmate, ¿Qué pasó?


- estoy bien, físicamente estoy bien, pero vení por favor necesito de tu compañía.


- En un rato estoy por allá.


Matias vivía cerca, sabía que podía contar con él, cuando rompí con Guillermo días antes de la boda, me acompañó en todo momento, se quedó a dormir conmigo y me cuidó y me consoló, fue mi paño de lágrimas.


Habían pasado quince minutos cuando sonó el timbre, luego sentí el ruido de la cerradura, él tenía una llave de mi departamento por las dudas.


Entró agitado, cerró la puerta y me vió hecha un ovillo en el sillón, aún estaba llorando, se acercó y se sentó a mi lado y me subió a su regazo, me abrazó fuerte muy fuerte, mientras me daba besos en el pelo, esperó a que me calmara… sus besos y su abrazo me proporcionaron alivio y comprensión.


Ya no lloraba, solo emitía suspiros agónicos y cansados.
Me separó de su pecho y corrió mi pelo de la cara secando con sus manos mis lágrimas…


- A ver señorita Chaves, me va a contar por fin que le pasa.


- Me siento la persona más estúpida, vulgar y vacía que existe en esta tierra.


- Primero dejame decirte que no sos ni estúpida, ni vulgar, ni vacía... por el contrario sos la más bonita, la más inteligente, y la única con tan buenos y sinceros sentimientos que existe en la faz de esta tierra… pero me gustaría saber ¿por qué decís eso?


Lo miré a los ojos… tomé aire y le dije


- Pasé toda la noche con Pedro , me acosté con él — abrió los ojos, se rió y me puso el pelo atrás de la oreja.


- no entiendo, que tiene que ver eso con tu llanto y con lo que me acabás de decir, a caso él ¿no se portó bien con vos?


Se puso serio y en guardia a mi respuesta.


- No, no — afirmé rotundamente para que no le quedaran dudas — fue todo magnífico, nunca me hicieron el amor como me lo hizo él, Matias, Pedro es irresistiblemente caliente.


Silbó…


- Que definición… Y entonces Pau, ¿que es lo que está mal? No te entiendo.


- Todo, creo que no estuvo bien irme con él, apenas lo conocía… y es tan lindo…


- A ver, a ver amiga, pensá esto — me agarró de las manos — ¿hiciste algo que no querías hacer?


- No.


Le dije mientras hacia un mohín y movía mi cabeza.


- Entonces disfrutá de lo que viviste, me estás diciendo que fue lindo… Paula no sos una nena, sos adulta, tenés veintiséis años y viviste toda tu vida con remilgos en tus relaciones y en la última ¿como te fue?


- Tampoco es necesario que me recuerdes eso… no fue mi culpa.


- No obvio que no fue tu culpa, lo hablamos muchas veces… pero por eso, ahora disfrutá, viví, hacé lo que tengas ganas, tú esencia no va a cambiar solo porque una vez decidiste vivir el momento, te fuiste con quien querías y eso implicó que te metieras en la cama con quien te pareció muy atractivo… conociéndote, sé que tu vida nunca será promiscua, no te sientas así, tonta…


- Pero… que debe estar creyendo él de mi y cuando nos despedimos, ni siquiera me pidió el celular… no sé no me hagas caso, tengo un lío en mi cabeza.


- uy, uy, ya veo… ¿lo que te preocupa es lo que él piensa de vos o que no te haya pedido el teléfono?


- Sí, no, no sé…


- no sé que cosa, ¿lo primero o lo segundo?


- a decir verdad… no sé lo que me preocupa… en el restaurante todo con él se volvió sorprendente y ridículo, luego tonteamos toda la noche y finalmente terminé en su cama.


- Fue sexo entre dos personas adultas Paula, solo eso, no le busques la quinta pata al gato… quizá ni lo vuelvas a ver, de hecho es lo más probable… o eso es lo que te tiene afectada.


- ya sé que no lo volveré a ver, por esa razón anoche decidí irme con Pedro, porque me gustaba mucho y sabía que nunca más lo vería y dije que podía permitirme salir de mi estructurada vida… pero hoy cuando desperté a su lado, no sé, me sentí tan extraña…


- pero lo disfrutaste…


- sí, tarado — me reí.


- entonces dejá de sentirte mal boba. Si hasta yo me puse contento, cuando vi que se iban.


- Bobo…


- Mirá vos… ¿el bobo soy yo?


- te conozco Matias, conozco esa mirada… ni se te ocurra preguntarme nada más, porque no voy a contarte, mi intimidad tiene un límite…


- yo no voy a preguntarte nada — nos quedamos en silencio 


— ¿Cuántas veces lo hicieron?


- basta idiota, no voy a decirte.


- dale quiero saber la performance del gringo.


- No te voy a decir — le dije riendo.


Solo Mati podía cambiar mi humor de esta manera.


- ¿Que pasó con Daiana? — le pregunté para desviar el tema, no quería seguir hablando de Pedro.


- Se le metió en la cabeza que yo miraba a Claudia… ella estaba bailando muy cerca nuestro y me distraje mientras Dai me hablaba y empezó a decirme que estaba viéndola, que por eso no le prestaba atención y bla bla bla…


- ¿Y la mirabas?


- noooooo, pero no se lo pude hacer entender. ¿Por qué escuchás esa canción en repetición?


Maldición no se le escapa nada a Mati…


- nena el gringo te pegó mal, te dejó atontada, definitivamente creo que en realidad lo que te preocupa es que no te haya pedido el número de teléfono y que solo haya sido sexo.


Matias sabía siempre lo que yo sentía carajo, jamás podía ocultarle mis verdaderos sentimientos, aunque al no decirlos no solo pretendía ocultárselos a él, sino también negármelos a mí.


- ¿Qué tiene que ver la canción con Pedro? Quedó puesta no sé.


- Yo si sé, esa canción es la que se escuchaba en la limousine, cuando íbamos a Tequila.


- Te crees el más sabelotodo, ahora la apago y sanseacabó, para mi no significa nada.


Me levanté y saqué la música.


- Que cabezona sos — me dijo tomándome la mano y golpeándome en la frente con un dedo. Veamos una peli.


- Bueno te dejo elegirla a vos…


Corrimos la mesa baja que estaba frente al sofá, fui a buscar unas almohadas Mati trajo gaseosas de la heladera y nos tiramos frente al LCD en la alfombra a ver una película. 


Creo que no miré más de cinco minutos.


Me desperté cuando estaban los títulos y solo porque mi celular sonaba.


Era mi mamá…


- Hola hija


- Hola Mami, ¿cómo estás?


- Yo bien, ¿y vos?


- Bien mami, haciendo un poco de fiaca, anoche salí y me acosté muy tarde, hoy estoy destruida


- ¿Estás alimentándote bien?


- si mamá no tenés de que preocuparte.


¿Por que siempre las madres creen que no comemos lo suficiente?…


- te extraño tanto, tengo tantas ganas de verte…


- yo también mami, nos veremos para Navidad, no falta tanto…


- si lo sé, ¿vendrás para estas vacaciones?


- por supuesto Ma, como cada año, quince días con ustedes y luego quince días con mis amigos.


- tengo algo para contarte pero tu hermano no se tiene que enterar que ya te lo dije, Gonzalo está haciendo unas pruebas con una sepa nueva, no le digas nada que ya lo sabes, el quiere hacerlo cuando vengas y darte a probar, es un Pinot Noir y algo más, creo que será un éxito.


- parecés muy ilusionada


- si hija, en enero hay una cata importante, donde Gonzalo lo va a presentar.


- Que bueno Ma, suena fantástico, ojala vaya bien.


- Eso es lo que esperamos… ¿Tus cosas todas bien? princesita mía


- si todo tranquilo como siempre, el trabajo bien, mi vida social tranquila. Estoy bien mamá no tenés que preocuparte por nada.


- cuando me presentarás un novio, hace dos años que te peleaste con Guillermo, la vida continúa hija y sos tan joven y tan bonita no me vas a decir que te faltan candidatos.


Mi madre siempre se preocupaba por que esté sola, desde que rompí mi compromiso con Guillermo, cada vez que me llamaba me preguntaba lo mismo.


- Ya llegará el indicado Ma, por ahora sigo sola y sin apuro. ¿Como están mis sobrinos?


- Uff... esos mocosos están tan grandes y cada día más hermosos… Clara sacó todas MS (Muy Satisfactorio) en el boletín, es tan inteligente, me recuerda mucho a vos lo aplicada que eras en el colegio… y Francisco ya tiene toda la boca llena de dientes, está tan malcriado ese muchachito y en cualquier momento se larga a caminar.


- si Gonzalo me mandó fotos por email la semana pasada, están bellísimos los dos.


- Que te puedo decir, soy la abuela más babosa de San Rafael… bueno hija no te quito más tiempo te dejo, ya mi día se alegró por haber hablado con vos y además me estoy yendo a lo de Olguita a jugar a la canasta.


- Disfrutá de tus amigas mami, prometo no colgarme tanto y llamarte la semana que viene, te quiero mamita te mando un beso grandote.


- Gracias, yo también te quiero hija, cuidate mucho.


- Vos también.


Hechas las despedidas cortamos, Mati dormía tirado en el piso, creo que él tampoco vió la película, ni siquiera se despertó con el teléfono ni con la conversación.


Me dio penita, pues se levantaría todo adolorido por habernos acostado en el suelo. Lo desperté para que se fuera a la cama.


Se restregó los ojos y me preguntó la hora.


- las ocho, dormimos toda la tarde.


- Uy nooo — se afligió — me voy, a las nueve y media le dije a Daiana que iría a su casa para salir a cenar. ¿No querés venir con nosotros?


- No andá tranquilo no quiero ser mal tercio. Además, tengo que terminar las planillas que me traje de la oficina, voy a ver si lo empiezo.


Mati se fue y sentí hambre, rodeé el desayunador y pasé a la cocina, abrí la heladera para ver que encontraba, no tenía ganas de cocinar, pero algo tenía que comer, había pasado el día con el desayuno de la mañana. Encontré una bandeja de ensalada que había comprado en el Carrefour y abrí una lata de Atún, me destapé una coca- Light y me acomodé en la mesa baja del living, junto a mi Mac para aprovechar a ver los archivos que tenía para armar la hoja de cálculo y los porcentajes que necesitaba para el lunes.


Recordé que llegaba el yanqui, ayssss, que fastidio será todo este mes la oficina con ese intruso, ya comenzaba a ponerme nerviosa al pensar en su presencia.

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