miércoles, 16 de julio de 2014
CAPITULO 15
Tuve la sensación de estar en un mal sueño, pero no, sencillamente y muy a mi pesar, el tipo con el que me había acostado toda la noche del viernes y en la mañana del sábado, era el Big Boss.
Creo que Pedro también quedó sorprendido por completo al igual que nosotros.
Noelia siguió con las presentaciones sin percatarse de nada, gracias a Dios, creo que estaba demasiado excitada con las salutaciones y con su presencia, y no pudo vislumbrar nada de lo que allá estaba pasando verdaderamente.
- Matias García y Paula Chaves, mi gran descubrimiento, Pedro ella es de quien te estaba hablando, sin desmerecer a Mati que también hace un gran trabajo en la empresa.
Yo no reaccionaba, solo apretaba mi cartera y la valija de mi Mac, él se dio cuenta, tensó su mandíbula e hizo una leve mueca con los labios, lamentándose por la situación y me proporcionó una leve caída de ojos, creo que estaba intentando proporcionarme tranquilidad, era una situación tan incómoda.
Noelia que estaba al lado de Pedro y miraba hacia mi, ni cuenta se dió del leve gesto cómplice que él me ofreció, Mati intentó salvar el momento, y entonces rápidamente estiró la mano y estrechó la de Pedro, que reaccionó de inmediato ante el ademán de Matias farfullando para dejar en claro que haríamos de cuenta que no nos conocíamos.
- Encantado Matias — le dijo Pedro a Mati.
- El gusto es mío Sr. — Contestó Matias estrechando su mano con decisión y siguiéndole el juego.
- Matias por favor, llamame Pedro, me gusta trabajar en un ambiente cordial, y el Sr, nos da un trato que ambos sabemos que existe sin necesidad de títulos, el respeto pasa por otro lado y no creo ser más Sr. que tú para merecerlo.
- Ok, entonces, Pedro bienvenido!
- Muchas gracias — él soltó la mano de Matias y estiró su mano en mi dirección.
- Paula ¿verdad?
“Sí Paula estúpido, soy yo, ese es mi nombre, ¿ya te lo olvidaste? me cogiste toda la noche del viernes ¿te acordás? lo gritaste varias veces a mi nombre cuando tuviste un orgasmo”, eso es lo que le hubiese querido contestar
Me sentía alborotada ante la situación, sin poder manejar mis sensaciones, apabullada por su presencia, y enojada por mi mala suerte, pero entendí que debía guardar las formas en el lugar de trabajo, y ante tantos espectadores terminé por actuar con toda la corrección que la presentación merecía…
- Así es, encantada — le ofrecí mi mano y una sonrisa muy insolente — bienvenido a nuestro país — continué diciendo.
Tomé su mano con rabia, eso no lo pude evitar y él la sostuvo agitándola por un buen tiempo, cuando la soltó, deslizó la suya por la mía hasta la punta de mis dedos, le aguanté la mirada, él también mantuvo la mía.
- Bueno lo mismo que le dije a Matias, llámame Pedro por favor.
Oh, gracias por haberme concedido tu permiso pensé, si serás cínico, me das autorización después de todo lo que me permitiste el fin de semana. Cada palabra que el emitía, parecía que me encolerizaba más y más, pero en realidad creo que mi cólera no era con él precisamente, sino con la situación, solo que tenía que tomármela con alguien.
La intimidad que él y yo habíamos compartido me dejaba en desigualdad de condiciones en mi lugar de trabajo.
- Noelia me estaba hablando maravillas de tu trabajo y de tus capacidades creo que definitivamente eres su consentida.
Intenté, tomar compostura y demostrarle todo lo educada y profesional que podía ser, miré a Noelia, y hablé.
- Muchas gracias Noelia, no se lo que habrás dicho, pero seguro exageraste un poco.
- Lo que siempre te digo a vos, que no se que sería de nosotros si no te tendríamos.
Mi jefa es de esas que siempre resalta lo capacitados que somos en el trabajo, aunque a veces viene con tanto mal humor que lo olvida y la quiero colgar, pero supongo que estar en el puesto que ella está y con tantas responsabilidades en sus espaldas no debe ser tarea fácil.
- Por favor, pasen y acomódense les dejé lugares a mi lado — nos dijo Noelia.
Caminé rodeando la espalda de ella, Pedro ocupaba la cabecera presidiendo la junta de ese día y así sería mientras estuviese en el país.
Aunque no lo veía intuía, en realidad sabía, que me estaba mirando, así que encumbré mis hombros y me deslicé a paso seguro por el recinto, como normalmente se dice, caminé con las botas puestas.
Corrí la silla con naturalidad y apoyé mi Mac sobre la mesa, detrás de los individuales de cuero que ya estaban puestos para nuestro desayuno, saqué mi celular de la cartera y lo coloqué en vibrador acomodado junto a mi ordenador, de mi maletín saqué los informes que necesitaba, Mati también estaba arreglando sus cosas.
Noelia se había ido a hablar con el principal de Marketing, estaban preparando un proyector.
Levanté la vista y Pedro me estaba viendo, no bajó su mirada, estaba ligeramente recostado en la silla y lucía escandalosamente apuesto, llevaba un traje gris topo muy oscuro, casi parecía negro, camisa blanca con cuello italiano, corbata negra con logos en blanco de Gucci y chaleco muy entallado, su chaqueta estaba desabotonada, permanecía con un codo apoyado en el brazo de su asiento sosteniendo su cara y estudiando la situación, intenté disimular que su presencia me era indiferente, pero él estaba desplegando su show de seducción, se paró, tiró sus hombros hacia atrás y dejó que se deslice el saco por sus brazos para quitárselo, lo dejó apoyado en el respaldo de su silla, se había quedado en mangas de camisa, desde donde yo estaba sentada, él se veía tan alto, tan inalcanzable pensé.
Una rubia, de gran estatura y de muy buenas formas se acercó a él, no la reconocí, supe de inmediato que no era de la empresa.
El trato entre ellos parecía netamente muy profesional.
No se aproximó demasiado para hablarle por lo que pude escuchar claramente el breve intercambio que tuvieron en inglés.
- Pedro te envíe un shortcut con todos los correos de las personas del departamento de finanzas y marketing.
- gracias — le contestó él — quiero que tomes notas — le pidió.
Dilucidé por el breve intercambio que era su secretaria.
Desgraciado, te buscaste una secretaria que raja la tierra de tan bonita…
Mati se acercó a mí y me dijo en tono bien bajo.
- ¿Estás bien?
- Todo lo que puedo — Le dije cuchicheando.
- Tranquila, la primera impresión ya pasó, ahora no pienses… intentá concentrarte en el trabajo, solo en eso.
Matias pretendía calmarme, él sabía muy bien como me estaba sintiendo, me sostuvo la mano que estaba apoyada en la mesa y me la apretó para hacerme saber que él estaba conmigo, le devolví el apretón y asentí con la cabeza, aunque me sentía hundida en mi infierno personal, intentaba mostrarme brillante, e indeleble ante la circunstancias.
Pedro no nos miraba, estaba revisando su ordenador ó al menos eso me pareció.
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