miércoles, 16 de julio de 2014
CAPITULO 14
Estuve trabajando en la planilla hasta las doce. Los ojos se me cerraban, así que apagué el ordenador era tarde tenía todo el día de mañana para terminar. Me lavé los dientes y me metí en la cama.
El domingo pasó muy rápido, entre planillas, hojas de cálculo, porcentajes, y el recuerdo de los ojos más bellos que había visto en mi vida, la sonrisa más seductora y los besos mas hermosos, ayss sus besos, cerraba los ojos y podía sentirlo y ni que hablar del resto de lo que vivimos. Pedro había ocupado buena parte de mis pensamientos.
Basta Paula, agua que no has de beber déjala correr, fue hermoso y se terminó.
Después de cenar me di una ducha, sequé mi pelo con el secador y me puse mi pijama de satén, pero antes de acostarme me preparé la ropa para el lunes, quería lucir muy profesional en la junta, además nuestro equipo iba a tener un gran protagonismo en la gestión de capitales, así que quería verme muy bien.
Me preparé una falda negra ajustada una remera de seda blanca de tirillas y una blusa en gasa negra cruzada con volantes en el escote, eso me quedará bien, me dije.
Me decidí por unos tacones rojos, por lo que tuve que cambiar las cosas de mi cartera negra a la roja que combinaba con los zapatos.
Luego de dejar todo preparado, me fui a dormir.
Sonó el despertador a las siete, lo apagué y sin remolonear me fui a dar una ducha para despabilarme bien, sequé mi cabello con el secador, y le pasé la planchita, me lo recogí en una coleta bien alta.
Opté por un maquillaje muy natural, para la oficina nunca me maquillaba demasiado, prefería un look más tranquilo, eso sí me tomé el trabajo de darme tres capas de máscara de pestaña, para enmarcar bien mis ojos, los cuales había delineado de negro para que resalte mi color verde, apliqué blush en mis mejillas y gloss en los labios.
Dentro del vestidor, tomé las prendas que ayer había separado para ponerme y me las calcé. Me miré al espejo y consideré que me veía sobria y atractiva con cierta sofisticación.
Me perfumé con CH Garden Party el que siempre usaba para la oficina.
Eran las ocho y media y ya estaba lista.
Agarré mi cartera, el portafolio con la Mac y apagué todo en el departamento, tomé las llaves de mi automóvil que estaban al lado de la lámpara, en una mesita donde siempre las dejaba y bajé al estacionamiento de mi edificio.
Me sentía tan nerviosa, como cuando fui a dar la entrevista para el puesto que hoy ocupo, el saber que venía Alfonso a controlarlo todo me tenía con los nervios de punta.
Al subir a mi automóvil, conecté mi iPod al sistema de música y empecé muy mal el día.
¡Carajo! justo esa canción tenía que saltar.
Reik empezó a cantar Sabes, lo que me hizo acordarme de Pedro, pero no quería pensar en él, hoy era un día importante en la empresa y necesitaba estar concentrada, centralizada en mi trabajo, teníamos que demostrar que merecíamos esos aportes de capital de la central, no podía defraudar a Noelia, así que pasé al siguiente tema, si, me dije este está bien arriba, en mi sistema de sonido repiqueteó La gente está muy loca, pero ante el silencio de la mañana que recién estaba comenzando, pensé mmm... mucha estridencia par esta hora, seguí pasando canciones hasta dar con una de Andrea Bocelli, suspiré, lo ideal para relajarme así que la dejé que sonara, me puse el cinturón de seguridad, mis Ray Ban y salí del estacionamiento rumbo a la oficina, odio el tránsito en la mañana, siempre es un caos y tardo más de la cuenta en llegar, en Buenos Aires parece haber más autos que gente… finalmente llegué, entré al estacionamiento y busqué lugar donde aparcar, luego de tomar mis cosas cerré el auto, y me dirigí a la recepción del edificio.
Cuando entré saludé a Mayra la recepcionista y me dirigí hacia los ascensores, mientras esperaba por que uno llegase, en eso apareció Matias.
- Hola — nos dimos un beso en la mejilla — wow!! Te ves super con ese traje gris.
- Gracias, vos estas muy linda también.
Junto a Nosotros subieron otras personas, algunas que conocía del archivo y también personal del departamento de desarrollo, el lugar era un holding y nuestra empresa ocupaba los últimos cuatro pisos. En el viaje, el ascensor fue deteniéndose para que subiera gente y también para que bajaran, nosotros íbamos al piso dieciséis, al departamento de Finanzas, llegamos a nuestro destino y salimos del elevador dirigiéndonos por el pasillo que está situado entre los boxes.
Frente a la oficina de Noelia, nuestra jefa, nos atajó Carolina, su secretaria y luego de preguntarnos lo que desayunaríamos puesto que era una junta con desayuno incluido, nos indicó que vayamos hacia la sala de reuniones que ya algunos estaban allá.
- ¿Ya llegó el Big Boss? — le pregunté.
- Sí, hace algunos minutos, ya estuvo viendo su oficina y charlando con Noelia y ahora está en la sala con ella y con los de marketing.
- ¿Y que tal el yanqui? — preguntó Mati.
- Me sorprendió lo bien que habla en español, parece agradable — nos dijo Caro — y es muy joven además.
- Bueno Matias vayamos, no quiero llegar último.
Caminamos parloteando todo el trayecto a la sala, la puerta estaba abierta y se sentía el bullicio de los allí presentes, era una sala totalmente de cristal, sus vidrios tenían una tonalización azulina con perfiles de aluminio negro en la carpintería metálica, de los muros que daban hacia el interior de la oficina pendían persianas americanas negras, que ese día estaban entre abiertas, pero que no permitían ver hacia adentro por la posición en que estaban, estábamos próximos a la entrada del salón de juntas.
En el momento que ingresamos y casi de inmediato Noelia nos vio entrar y nos llamó con un ademán que hizo con la mano, mientras esperaba que nos acercáramos ella hablaba con un hombre que estaba cómodamente sentado en la cabecera de la mesa, la nuca me resultó la de una persona conocida, pero luego en seguida desistí de la idea puesto que supuse que se trataba del yanqui.
- Pedro, te quiero presentar a mis colaboradores estrellas. — Dijo en voz alta cuando estábamos a pasos de ellos.
Uy nos va a presentar al Big Boss… seguimos caminando a paso decidido y con una sonrisa de oreja a oreja.
Entramos intentando parecer muy gustosos de tenerlo entre nosotros, la verdad era otra, por supuesto.
Desde que nos habíamos enterado que él venía no nos había causado demasiada gracia, éramos un grupo de trabajo armado que seguramente tendríamos que modificar nuestros hábitos para adecuarnos a los de él.
Pedro Alfonso se paró y se giró para saludarnos… Mati y yo quedamos petrificados, yo más que él, fue un acto involuntario que no pudimos evitar, creo que palidecimos, yo parecía un papel… por mi parte, quedé parada a mitad de camino sentía las piernas flojas y mi corazón parecía desbocado, las manos me sudaron y un escalofrío me recorrió el cuerpo, que no respondía a ninguna orden que mi cerebro le enviaba.
Matias encontró la compostura antes que yo, por supuesto, y entonces me empujó ligeramente de la cintura para que siguiera caminando, creí que me caería redonda al piso, intenté afirmarme en mis tacones aguja y maldecí llevarlos puestos.
Mierda, mierda y más mierda, putee para mis adentros.
¡Maldita suerte la mía!
El destino parece estar en mi endiablada contra.
Pedro Alfonso era nada más y nada menos que quien yo conocía como Pedro,MI Pedro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario