jueves, 24 de julio de 2014

CAPITULO 42



Todos estaban desayunando en la cocina, los saludé, cruzamos también brevísimas palabras y me dirigí afuera, me sentía resplandeciente, el intercambio que habíamos tenido en la mañana con Pedro, mostrándonos retratos de nuestras respectivas familias, me había dejado con un especial regocijo.


Él día estaba maravilloso, no había ni una sola nube en el cielo.


En toda su extensión visible, lucía celeste, diáfano y ya hacía un calor sofocante, era un día espléndido para la piscina.


Junto a la pileta aún estaba la reposera de madera tipo camastro que habíamos usado anoche Pedro y yo, así que apoyé las cosas que llevaba en ella y me fui a la terraza lateral a buscar otra para Pedro, que acomodé a la par, también transporté una mesita baja que puse a los pies de ambas para no tener que separarlas si la ponía entremedio, a pesar de que tenían sus colchonetas a ambas la cubrí con toallas y después de pasarme bronceador me acosté plana en una ellas.


De pronto una sombra me cubrió el cuerpo, abrí un ojo, pues aún estaba encandilada por el sol y entre puntos negros titilantes, vi que Pedro estaba parado junto a mí.
Intentando acostumbrar mi visión abrí ambos ojos obligándolos, extendí una mano con la intención de que se acercara, lo que tenía ante mí era una vista inmejorable de Pedro en bañador, tenía puesto unos lentes Armani y unas bermudas de baño negras anudadas a la cintura justo a la altura de sus caderas permitiendo ver sus huesos innominados.


Lucía sexy, caliente.


Me lo imaginé saliendo del agua con esos shorts adheridos a su piel, debo confesar que me encantó la imagen que fantaseó mi mente.


Como llevaba sus manos ocupadas, no pudo tomar la mía, pero se inclinó y me dio un beso.


Creo que lo del vestido, había quedado en el olvido. Bien sigamos de buenas.


- Te traje tu iPhone, lo habías dejado sobre la mesa de noche, estuvo sonando.


- Muchas gracias, ni cuenta me había dado — me senté ligeramente para revisarlo, era un mensaje de Gonzalo.


- ¿Quien es Gonzalo? — me preguntó como al pasar, como si en verdad no tuviera importancia y asumí que había leído el nombre en la pantalla cuando llegó el mensaje.


Me sonreí levantando la mirada hacia él, mientras tecleaba la respuesta.


Pedro estaba acomodándose en la otra tumbona.


No le contesté enseguida… terminé de enviar el mensaje, luego hice una pausa y tomé la pantalla solar que estaba sobre la mesilla, acercándome a su camastro, me senté de lado a la altura de sus piernas y comencé a pasarle la crema por los hombros, en eso volvió a sonar mi celular interrumpiendo mi tarea, me limpié la gratitud de mis manos con la toalla y tomé nuevamente mi teléfono que había quedado sobre el otro camastro.


Me sonreí al leer la respuesta, dejando escapar una carcajada. Levanté la vista para mirar a Pedro, estaba serio, adusto, casi encabronado por mi falta de respuesta y me dio penita, entonces le dije…


- Es mi hermano — lo quedé mirando para ver su reacción y le repetí — Gonzalo es mi hermano.


Se quitó los lentes y me tomó por la nuca, me llevó hacia su pecho y me devoró la boca dejándome sin respiración. 


Cuando dejó de atacar mis labios y mi lengua me separé y tuve que inhalar profundamente para recuperarme de su ataque.


Se rió licencioso y volvió a colocarse los lentes y se quedó viéndome.


- Listilla… me dijo…


Tecleé otra pronta respuesta y volví a dejar el celular para dedicarme a pasarle el protector solar a Pedro.


- Vení acá que estás muy blanquito, traes todo el invierno de NY en tu cuerpo, no quiero que te incineres — bromeé mientras extendía el protector sobre todo su pecho.


Pedro estaba disfrutando de mis caricias mientras le untaba la crema, cuando terminé de pasarle por todo el cuerpo lo hice dar vuelta para pasarle en la espalda. Luego dejé el pomo sobre la mesa, y tomé el bronceador que yo había usado y le pedí que me pasara en la espalda, pues allí no me había puesto.


Con mucho mimo, quizá más de la cuenta diría yo, comenzó con la tarea, tomándose todo su tiempo en hacerlo, de a ratos dejaba de untarme el aceite y me besaba en el cuello, me mordía la oreja, la quijada, parecía que no podía contener sus deseos. Yo estaba recostada boca abajo en el camastro cuando llegó el turno de pasarme el aceite por las nalgas.


- Así brillantes, tus nalgas lucen de revista playboy — y se mantuvo en sus trece — esto es muy distrayente, en cualquier momento te las muerdo.


- Ni se te ocurra, no estamos solos — le dije mientras levantaba mi cabeza y miraba hacia atrás advirtiéndole.


- Yo no veo a nadie…


En ese instante todos empezaron a llegar como hormigas alrededor de la piscina, estaban trayendo el resto de los muebles del jardín.


Las otras mujeres también venían enfundadas en sus trajes de baño listas para tomar un baño de sol.


- Espero que en realidad el mirón no seas vos, tanto que te quejaste de mi traje de baño, porque los de ellas, no son más grandes que el mío.


- Yo solo tengo ojos para tu culito.


- Si claro… quitate esos lentes así puedo controlar mejor a quien ves. — Le dije mientras le advertía a modo de broma y no tanto, indicándole con mi dedo índice.


El bajó su cara y me miró por arriba de los lentes, nos carcajeamos. Estaban trayendo una mesa de jardín, sillas y sombrillas, así que Pedro se alejó de mí para prestar un poco de ayuda también.


Todo era risas, jolgorio y bullicio, todos hablábamos a la vez, reinaba el buen humor y estábamos disfrutando lo que prometía ser un día maravilloso a pleno sol en las afueras de Bayres.


Ezequiel ya quería empezar a prender el fuego en la parrilla y Carla decía que estaba bien, pues sino después terminábamos comiendo muy tarde. Matias por su parte mientras se encargaba de musicalizar el lugar conectando el iPod a su Mac, expresaba que era muy temprano, finalmente la mayoría decidió que mejor con tiempo.


Mikel nos narraba que había sido un niño explorador y se había antojado en prender el fuego, su primo por supuesto no pudo negarse, entonces ambos se fueron para comenzar con las tareas. Todos parecían muy divertidos con las labores al aire libre, yo permanecía tumbada boca abajo, tomando el sol, pasada ya la media mañana.


Pedro por su parte estaba al lado mío tendido boca arriba tamborileando los dedos al compás de la música que Mati había puesto sonaba una canción de Axé Bahía, Gata Brasilera, un ritmo muy pegadizo y divertido, los dos estábamos tomados de la mano en silencio disfrutando, de pronto todas las mujeres se pusieron de pie y comenzaron a hacer coreografía, yo las miraba y me reía mientras movía mi cabeza al ritmo de la música, no tardaron en venir por mí, me tironeaban de la mano, me levanté con un poco de vergüenza, pero fui, Pedro enderezó su reposera, para verme mejor y se quitó los lentes, Mati que es un cara dura, estaba metido entre todas nosotras bailando y llamaba a gritos a Mikel y a Ezequiel para que se unan, finalmente todos terminamos danzando Axe, inclusive Pedro y Mikel que no conocían la coreo intentaron seguir nuestros pasos, lo que nos hemos reído, la hicimos dos veces hasta que salió bastante bien, después del agotador baile, como bombas fuimos entrando a la piscina para refrescarnos, lo estábamos pasando ¡¡¡de lujo!!!! Yo estaba aferrada al cuello de Pedro mientras el flotaba por los dos y le daba besos por toda su cara, no me cansaba nunca de besarlo, sus ojos bajo el reflejo del sol en la piscina resplandecían más azules que nunca.


Fuimos nadando hasta la parte más plana, ahí nos paramos y me enlacé con las piernas alrededor de la cintura de Pedro mientras me sostenía de las nalgas y me besaba.


- ¡¡¡Uy que buena foto sería esa para mostrar el lunes en la oficina!!!! — Dijo Mati bromeando mientras se refería al beso que nos estábamos dando — Big Boss eso es poco serio de su parte.


Pedro se reía pero seguía besándome.


- Te aconsejo que vayas preparando tu carta de renuncia... — le dije a Matias, viéndolo por encima del hombro de Pedro que estaba desternillado de risa y me apretaba el culo con sus manos mientras me sostenía.


Pedro se dio vuelta conmigo en andas quedando ambos de costado a los demás.


- Mira que pronto ella también podrá despedirte — le advirtió Pedro — yo que vos andaría con cuidado — Pedro me estampó un beso en la mejilla y me guiñó un ojo.


- Eso es abuso de autoridad — se defendió Mati, que cargaba a Daiana en su espalda.


Ezequiel que estaba en la otra punta sentado con Carla sobre el borde atérmico preguntó…


- Un momento… ¿Cómo es eso? No entiendo nada de lo que están hablando, a ver si me explican…


- ¿No te enteraste primo? — le dijo Mikel desde donde se encontraba sentado en la escalera, María Paz estaba entre sus piernas.


- Él no sabe nada… — aseguró Mati y empezó a explicarle a Ezequiel — resulta que el lunes cuando llegamos a la oficina, había una reunión, ¿te acordás que te contamos que venía el hijo del dueño?


- Esperá… — Ezequiel lo interrumpió en su relato a Mati, creo que ya se había dado cuenta — no sigas… vos — le dijo a Pedro señalándolo — ¿vos sos el jefe de ellos dos?


Pedro se sonrió con autosuficiencia.


- Casi le tengo que soplar el culo a tu amiga cuando entramos en la sala de reuniones el lunes y lo vio a Pedro.


- No fue para tanto Mati — intenté defenderme ruborizada.


- No solamente te tuve que empujar para que camines. —Todos se rieron, yo también.


- Bueno, yo igualmente quedé bastante impactado cuando la vi. — Dijo Pedro en solidaridad conmigo y eso me encantó — y vos otro tanto, así que no te hagas el superado.


- No lo puedo creer… el viernes hablamos de miles de cosas, pero nunca del trabajo — se asombraba Ezequiel.


- Si, se habló pero muy por encima y luego yo solo se los presenté como Pedro y así quedó, nunca se mencionó su apellido, que sino por ahí ellos se podrían haber dado cuenta — aclaró Mikel a su primo.


- Que historia — dijo Carla — para una novela, quién iba a pensar el viernes cuando se conocieron, que iba resultar que Pedro era el jefe de Mati y Paula.


- Al menos no podrán demandarte por acoso sexual — dijo María Paz desternillada — hay testigos que se conocieron fuera del trabajo.


Todos nos reímos festejando la broma.


- ¿Por que me dijiste que ella me podrá despedir Pedro?


Sabía que Mati no delataría lo del cambio de mando en la oficina.


- ¿No te contó Paula? — él me miró, luego dijo — lo siento es que le habíamos pedido que no lo dijera. Noelia se va de la empresa, Paula será su sucesora a partir de Marzo Paula estará a cargo de la gerencia de Mindland.



Ezequiel, María Paz, Y Mati se largaron al agua desde donde estaban y se acercaron para felicitarme, Pedro me soltó para permitir que mis amigos me saluden, también se acercaron los demás, para darme las felicitaciones, pero entonces quise ser cauta y dije, esperen, esperen, no me feliciten tanto, aún tiene que decidir la junta...


- Paula, la junta me consultará a mí a mi regreso a NY el puesto es tuyo.


Sentí vergüenza por los dichos de Pedro, creo que me sonrojé... entonces Mati acotó.


-Pedro no tendrás por ahí una hermanita para presentarme a ver si me da una manito en la empresa…


Todos carcajearon... menos Daiana que le dio un codazo a Mati.


- Me temo que a tu novia no le hizo gracia tu comentario, de todas formas tengo que decirte que si tengo, pero no tenés ninguna posibilidad, acaba de casarse.


En ese momento Carla recordó refiriéndose a Ezequiel y a Mikel


- Ustedes están de lo más tranquilos acá ¿y el fuego?


- ¡¡Uy el fuego!! — dijo Ezequiel mientras se tocaba la frente.


- Son un desastre — afirmé — la última vez terminamos todos cambiándonos y yendo a comer a la parrilla porque se pusieron con la Wi y se quemó el asado.


- No te preocupes Paula hoy te voy a hacer un asado que te vas a chupar los dedos, la carne está a salvo en la heladera.


Ezequiel se sonrió y me dio un beso en la mejilla.


Ezequiel y Mikel pegaron un salto y salieron de la pileta en dirección a la parrilla resueltamente, también Carla y Daiana se fueron a empezar a preparar ensaladas eso lo sabían hacer, María Paz que verdaderamente no tenia idea de nada de cocina igualmente se ofreció a ayudarlas, Mati dijo que prepararía unos tragos y unos aperitivos, Pedro por su parte se ofreció a ayudarlo y yo decidí que iría a terminar de preparar las dichosas empanadas de pollo que tanto dolor de cabeza me habían traído la noche anterior, mejor no acordarme del mal humor de Pedro, aunque teniendo en cuenta la reconciliación, Uff quiero cabrearlo más seguido pensé.


Pedro me tomó de la cintura y me dejó sentada sobre el borde de la pileta luego pegó un salto y salió él me extendió su mano para ayudarme a ponerme de pie, se acercó a mi oído y me dijo antes de irse.


- No olvides el vestido — me guiño un ojo y me dio un beso.


- No lo olvido — asentí con una sonrisa, uff que pesado con que me cubriese, Pedro podía ser verdaderamente muy posesivo pensé, pero me gustaba ese sentido de la posesión que él mostraba, me hacía sentir cuidada, querida.

2 comentarios:

  1. Espectaculares los 3 caps!!!!!! Como mañana es viernes, estaría buenísimo + de 3 caps jaja!!! Se vienen partes lindísimas.

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