lunes, 14 de julio de 2014

CAPITULO 8



En el instante en que nos sentamos, el mesero llegaba con las dos botellas de champagne, que se habían pedido, y en el mismo momento aparecieron Pedro y Claudia, pero cada uno por su lado, por más que habían estado bailando muy cercanos.


Él se volvió a sentar junto a mí y apoyó su mano en mi pierna, eso me tomó por sorpresa y lo miré, pero la camarera justo le devolvió su tarjeta de crédito e interrumpió nuestro contacto.


Claudia llegó hablando exageradamente fuerte, y con un descaro total se acercó a Daiana y la saludó como si fuesen mejores amigas, también le dio un beso a Mati, ellos aún no se habían visto.


La pobre de Dai no pudo disimular su disgusto y le estrujó la mano a Matias, yo observaba todo… mi amigo estaba entre la espada y la pared, uysssss creo que Daiana tenía ganas de abofetearlo… Matias se apuró a presentar a Pedro y a Daiana, para salir de esa situación.


Pasaron unos segundos y la estúpida de Claudia seguía moviéndose al compás de la música, parecía una atropellada, sentí pena por su vulgaridad, no podía entender que la dejen entrar en ese recinto.


De pronto,Pedro me sorprendió.


- Sos hermosa cuando estás enojada — me dijo al oído.


- No estoy enojada — le dije hablándole también al oído y resaltando bien cada una de mis palabras.


- ¿No? Entonces avísale a tu cara.


Nos quedamos mirando, sus ojos azules claramente se habían clavado en los míos y no pretendía dejar de mirarlo.


Quería que en mi mirada descubra cuanto él me gustaba y viéndolo podía adivinar perfectamente que yo también le gustaba a él, creo que ninguno de los dos ya estábamos dispuestos a que nadie nos interrumpa.


Bueno parece que finalmente seguiremos tonteando un rato más…


Pedro sirvió champagne, Claudia me preguntó por los demás pero fingí no escucharla, me señalé el oído y negué con la cabeza, no quería entablar ningún tipo de conversación con ella en solidaridad a Daiana y no me importaba quedar como una maleducada con esa mujer, mientras sorbía de mi copa, la que Pedro me había entregado con un guiño cómplice.


Como prácticamente yo la estaba ignorando, empezó a molestar a Matias hablándole muy cerca, quien también le contestó de muy mala gana. En ese instante me arrepentí de no haberle contestado, porque sin querer había dejado en esa situación a mi querido amigo.


Pedro volvió a apoyar su mano en mi pierna y me dijo en tono certero.


- Parece que a esta chica nadie la soporta — se acercó tanto que pude sentir su aliento acariciarme la piel.


- ¡No te equivocás! no se porque Carla insiste en traerla.


Llegaron los demás acaloradísimos de la pista, ¡¡por suerte que regresaron pensé!!… que Carla se haga cargo de esta idiota.


Los recién llegados pescaron las botellas de las frapperas y se sirvieron champagne.


Pedro que estaba sentado al lado de Mikel le dijo algo al oído y se rieron.


- Me encanta este night-club — dijo Mikel.


- Primo, te hemos traído a donde está toda la elite de Buenos Aires, acá no entra cualquiera, te lo aseguro.


- Se nota — afirmó Mikel mirando a su alrededor — creo que el bufete de abogados donde trabajas te ha proporcionado numerosos contactos.


Ezequiel asintió a los dichos de su primo y Mikel fue presentado con Daiana, Mati no lo había hecho. Ella era muy tímida y ante el apabullador de Matias parecía aún más, pero me gustaba como se veían juntos, ella ponía cordura a mi desenfrenado amigo.


Pedro se puso de pie mientras me tomaba de la mano.


- Vamos a bailar.


Me levanté sin pensarlo me acomodé el vestido tironeando de la falda y caminé con él… Mati y Daiana nos siguieron.


Bajamos a la pista y cuando llegamos cambió la canción, enlazaron con un reggaeton, y empezó a sonar Ella me seduce y todos deliraron bailando sensualmente.


¡¡Wow!! Yo estoy flipando, esta canción me encanta… Pedro me tomó de la cintura y me apretó a su cuerpo, la mano que tenía enlazada a la mía, se la llevó hasta su nuca, deslizándola por allí sin soltármela, metió una pierna entre las mías y comenzó a perrear.


Que sensual se mueve Crijjjjtojesuuuu!!! Diría mi amiga Vane con su acento dominicano que me encanta. Me muevo todo lo sensual que puedo, me gira y se queda pegado a mí espalda rodeando con su brazo mi cintura, mientras mueve sus caderas y empieza a cantarme al oído.


Ella me seduce y me lo pego por detrás 
Haga lo que haga ella se deja llevar 
mi gata va a fuego eso si es verdad 
que no anda en rodeo a la hora de perrear…


Parecía que conocía muy bien la canción. Se abrigó en mi cuello, pude sentir su respiración, pero no me tocó, solo me olfateó, yo levanté mi mano y enredé mis dedos en su pelo acoplando nuestros cuerpos al ritmo de la música, ya no me importaba nada, quería que se de cuenta que estaba ardiendo por él, me tomó de la mano que yo tenía en su nuca y me giró nuevamente volviéndome a acercar a su cuerpo, me besó la punta de la nariz y se separó mientras me recorrió con la vista y me guiñó un ojo, siguió moviéndose muy seductor, estaba totalmente alucinada.


Diooooooooooos es que se puede ser más sexy me pregunté. La bailamos enterita, y seguimos con un Remix de Finally Found You, pero no la terminamos de bailar, me acerqué al oído y le dije.


– No doy más.


En mis palabras escondí mi verdadero motivo, me arrepentí y no terminé la frase, él supuso que lo decía por cansancio, pero en realidad no podía seguir bailando con él y permanecer sin besarlo, pero fui cobarde… no me animé a hacerlo… mis palabras fueron suficiente para que me tome de la mano dándome un beso en ella y me saque de ahí. 


Caminamos entre la gente que bailaba descontrolada, él iba por delante mío abriendo paso, me encantaba el contacto de su mano en la mía, mis deseos y mis pensamientos irrefrenables imaginaron como serían sus caricias en todo mi cuerpo.


Finalmente llegamos a la mesa, pero no me soltó ni siquiera cuando nos sentamos, tampoco yo lo hice, su tacto era perfecto me acarició todo el tiempo los nudillos con su pulgar.


Mis amigos habían pedido Daiquiris y Cosmopolitan la mesa estaba muy animada, también habían pedido una nueva botella de champagne que reposaba en la cubeta de hielo de la misma marca que la que Pedro había solicitado anteriormente, él la palpó con la mano que tenía libre de mi agarre constatando si estaba fría, recién en ese momento me soltó, sacó la botella, la destapó y sirvió una copa para mí y otra para él, me la entregó y con su mano me corrió un mechón de pelo que caía en mi cara y lo llevó detrás de mi oreja, la sonrisa y el guiño de ojo que me regaló me produjo un escalofrío en todo el cuerpo, sin dudarlo también le sonreí mientras bebía, todos reían y hablaban a la vez, lo estaban pasando muy bien, se notaba.


Pedro y yo los observábamos, desde que habíamos vuelto de la pista de baile parecía como si no encajáramos en el contexto del lugar, nos quedamos en silencio. Me miró, se pasó una mano por la frente y me ofreció nuevamente otra sonrisa fenomenal, mientras movía la cabeza con gesto de no poder creerlo.


Yo me sentía igual, no podía creer todas las sensaciones que con ese baile se habían despertado en mí, sentí que mis mejillas ardían, entonces… tomándome casi por sorpresa, arrebató su chaqueta y mi cartera y sin pensarlo más tiempo se paró sin formular palabra, me tomó de la mano para que lo siguiera, a lo que yo asentí sin chistar, cuando empezamos a caminar, creo que todos se nos quedaron viendo como nos íbamos, ni siquiera nos despedimos, ni nos dimos vuelta, yo solo podía fijar mis ojos en Pedro que caminaba delante mío.


Me arrastró hacia la salida, en el camino me entregó su americana y mi bolso y sin soltarme la mano sacó de su bolsillo su iPhone e hizo una llamada, solamente dijo.


- Estoy saliendo

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