miércoles, 20 de agosto de 2014

CAPITULO 126




Cuando terminaron los acordes de la marcha nupcial y se
acomodaron todos en sus respectivos sitios, el sacerdote dio
comienzo a la ceremonia. Explicó brevemente, y con palabras muy alegóricas, el motivo de la reunión y después dio paso a la lectura de algunos pasajes del Nuevo y del Antiguo Testamento. Luciana, la dama de honor principal, leyó uno de ellos, pero a mitad del texto tuvo que parar y contener una lágrima que, sin previo aviso, había intentado escurrirse por su mejilla.


Finalmente, llegó el momento de la declaración de intenciones:


—Paula y Pedro, ¿habéis venido aquí libremente y sin
reservas a entregaros el uno al otro en matrimonio?


—Sí, padre —contestaron ambos al unísono.


—¿Vais a amaros y honraros el uno al otro como marido y mujer durante el resto de vuestras vidas?


—Sí, padre —volvieron a responder.


—¿Aceptáis amorosamente a los hijos de Dios y los educaréis según la ley de Cristo y de su Iglesia?


—Sí, padre —concluyeron nuevamente, mientras se miraban pensando en los niños que vendrían.


—Dado que vuestra intención es contraer matrimonio, unid
vuestras manos derechas y declaraos vuestro consentimiento ante Dios.


Paula y Pedro se cogieron de la mano; la de él estaba sudorosa y la de ella fría y temblorosa. A pesar de los nervios, él intentó calmarse e infundirle paz a ella; ése era una de las partes más importantes de la ceremonia. 


Entonces se miraron fijamente a los ojos y, en ese momento, empezó a sonar de fondo e l Arioso de Bach. 


Pedro tomó una bocanada de aire y comenzó a decir:—
Yo, Pedro Alfonso, te tomo a ti,Paula Chaves, como mi legítima esposa.
Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad. Amarte y respetarte todos los días de mi vida.


Pedro le ofreció una gran sonrisa cuando concluyó y sus ojos se llenaron de lágrimas, pero logró serenarse. Entonces le dio paso a ella, que le sonreía amorosamente, para que hablase. Paula también tomó aire y empezó a recitar:


—Yo, Paula Chaves, te tomo a ti, Pedro Alfonso, como mi legítimo esposo.
Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad. Amarte y respetarte todos los días de mi vida.


Entonces el oficiante concluyó:


—Que el Señor, en su bondad, fortalezca su consentimiento y llene a ambos con sus bendiciones. Que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre.


Todos los allí presentes aplaudieron con fervor.


—Ahora, voy a necesitar los anillos —expresó el sacerdote y
Mikel, que era el encargado de ellos, buscó en su bolsillo y se los entregó—. Señor, bendice estos anillos en tu nombre. Haz que quienes los usen siempre puedan tener una profunda fe en los demás, que vivan siempre juntos en paz, en buena voluntad y en amor.


Finalizada la bendición,comenzó a sonar el Ave María de
Schubert, cantado en vivo por una soprano maravillosa, acompañada por un cuarteto de cuerdas que habían contratado para la ocasión.
Mientras su voz y la música se colaban en el pecho de todos los asistentes, el clérigo les alcanzó el platillo que contenía los anillos.


Pedro cogió el de ella para entregárselo primero.


—Paula, recibe este anillo como símbolo de mi amor y de mi fidelidad. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


La alianza de boda, que tenía veintinueve diamantes de corte redondo sobre una base pavé, podía combinarse a la perfección con la sortija de compromiso. Después de colocarla, le tocó a él recibir la suya.


Pedro, recibe este anillo como símbolo de mi amor y de mi fidelidad. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 


Los dos se miraron a los ojos en todo momento, con un amor infinito. La alianza de Pedro era una banda de platino con seis diamantes de corte redondo, sobre una base con doble guía. Cuando la música terminó, y como era una ceremonia al margen de la misa, el oficiante les permitió expresar sus propios votos. Se cogieron de la mano y empezó hablando Pedro mientras de fondo sonaba Love Story. Él había redactado sus votos la noche anterior, después de hablar con Alejandra; las palabras le habían fluido desde el alma.


—Te miro a los ojos y es todo lo que necesito para sentirme en paz, porque sólo a tu lado he encontrado mi refugio perfecto; y en tu alma y en tu corazón he hallado el verdadero sentido de la palabra «amor». Mi amor —le dijo y la admiró un instante—, tu amor me ilumina cada día y me hace mejor hombre, además de infundirme seguridad en la vida. En el mismo instante en que te conocí, supe que te habías metido dentro de mi alma y que no saldrías nunca más de allí.
Eres la magia de mis días; soy tuyo y eres mía, de eso estoy totalmente seguro.
»Me comprometo a afrontar las dificultades que seguro vendrán, porque nuestro amor se nutrirá con ellas y se hará más fuerte. Me comprometo a cultivar tus sueños, a apoyarte en todo lo que decidas emprender, a ser tu guía, tu compañero y a dejarte ser siempre, porque eso es lo que te hace especial y maravillosa y lo que me enamora de ti cada día. Me comprometo a compartir las alegrías de la vida contigo, porque a tu lado serán mucho más dulces.
Me comprometo a cuidarte, a respetarte y a hacerte muy feliz.
Seré siempre tu amante y esposo fiel. A partir de hoy, compartiré todo lo que poseo contigo y eso incluye mi corazón. Finalmente, te prometo amor eterno, porque una vida entera no me bastaría para amarte.


Pedro le besó la mano y después le tocó el turno a ella, que
no había podido contener sus lágrimas. Con un pañuelo que tenía escondido en el ramo, se las secó, carraspeó y, con un hilo de voz,empezó a hablar:


—Te amo por tu belleza, por tu inteligencia y por la forma que tienes de hacerme sentir especial. Intentaré cada día que tú también te sientas tan especial como yo. Hoy estás ofreciéndome cumplir el sueño más grande que toda mujer
pueda tener; convertirme en tu esposa es todo lo que anhelo.
Siempre seré tu compañera, tu confidente, tu amante y tu esposa fiel. Tú también eres para mí todo eso y mucho más, eres mi mayor reto, y, lo que es más importante,eres el gran amor de mi vida. Te amo como jamás imaginé que se podía amar a una persona. Antes de conocerte, mis días eran todos iguales, pero desde que estoy a tu lado me siento verdaderamente viva.
»Hoy, ante todos nuestros seres queridos, prometo
acompañarte eternamente en los buenos momentos y ser parte importante de tus alegrías. Así como también prometo estar a tu lado en todos tus pesares, para hacerlos menos arduos en la medida en que pueda. Prometo intentarlo
siempre, cada vez que surja una dificultad en nuestra pareja, porque nuestro amor merece ser grande y perpetuo. Eres la alegría de mis días, la realización de mis sueños y la edificación de mis anhelos.
Quiero vivir todo contigo, porque nada podría ser peor que no estar a tu lado. Te prometo fidelidad, respeto y amor eterno. Gracias, amor mío, por hacerme sentir tan amada.


El sacerdote dio la última bendición a la pareja y, entonces,
sentenció:
—Os declaro formalmente unidos en matrimonio. Pedro,
puedes besar a la novia.


Con los acordes del Aleluya de fondo, se besaron
escandalosamente sin importarles nada. Entonces todos comenzaron a aplaudir y a silbar, por supuesto con los barulleros hermanos Alfonso a la cabeza. Aunque ninguno de los dos lo deseaba, se separaron y Pedro lanzó un puño al aire en señal de triunfo. Estaba exultante y se mostraba
extremadamente feliz. Empezaron a caminar por el pasillo, mientras saludaban a quienes los felicitaban a su paso. El cortejo nupcial iba tras ellos. Cuando salieron del salón, se dirigieron a una nueva sesión de fotos, que consistía en dar
un paseo por la ciudad con sus damas de honor y los padrinos de boda. En el trayecto, la magia de la noche de Nueva York los envolvió.


Pedro se detenía a cada rato para darle besos a Paula; no podía contener su necesidad de demostrarles a todos que esa mujer por fin era suya.


—Felicidades, señora Alfonso, ya es usted mi esposa.
Paula, te amo, mi amor, te amo más que a mi vida.


—Felicidades, Ojitos, por fin somos esposos; soy tan feliz que me cuesta creerlo, Pedro.


Los fotógrafos aprovechaban cada instante para disparar sus cámaras y capturar cada uno de los gestos de los novios, al igual que los cámaras

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