miércoles, 27 de agosto de 2014
CAPITULO 152
Todos estaban sentados a la mesa mientras Patricio servía el asado.
—Guille, ¿y los platos de ustedes?
—Patricio y yo vamos a comer en la cocina, Alejandra.
—¡Ni lo sueñes, mujer, te traés los platos y comemos juntos,
como todos los días!
—¿Cómo es eso, Guille, vengo a visitarlos y no querés compartir la comida conmigo? —le preguntó Paula.
—¡Ay, niña! ¿Cómo va a ser por eso? Sólo que mi viejo y yo
queremos que coman en familia.
—Traé los platos y dejate de bobadas, Guille. ¿O pretendés que todos nos traslademos a la cocina? La mesa de allá no es tan extensa — le dijo Gonzalo mientras destapaba el Malbec y hacía ademán para servirle a Paula antes que a nadie, pero su hermana lo detuvo, puso la mano sobre la copa y le dijo:
—Gracias, Gonzalo, no voy a tomar vino.
—Pero es el que a vos te gusta, el de la última cosecha de
papá.
—Lo sé, pero no puedo beber alcohol.
—¿Acaso han surgido complicaciones en tu salud por el
disparo?
—No, tranquilo, estoy perfectamente, no se trata de eso.—Paula cogió de la mano a Pedro y se dieron un beso, luego ella siguió hablando—: Estoy embarazada.
—¡Ay, no puedo creerlo! ¡Mi nena va a ser mamá! —Ale se
levantó de su lugar y fue hasta donde estaba su hija para abrazarla con verdadero sentimiento. Gonzalo también se puso en pie y se acercó a Pedro; le dio un abrazo afectuoso, le palmeó la espalda con fuerza y, luego, fue a buscar a su madre y a su hermana y las cobijó a ambas en un sentido abrazo.
—¡Felicidades, pendeja!
Todos se acercaron a saludarlos, incluso Luc y Chloé.
—¡Felicitaciones! Un bebé siempre es una bendición.
—Gracias, Chloé, realmente me siento muy bendecida.
Guillermina y Patricio se mostraban también muy
conmovidos. La que no parecía estar muy contenta era Clara, pues otro bebé significaba menos protagonismo para ella. De todas formas, se acercó para darle un beso a su tía, incitada por su madre.
—Déjenme llenar las copas y brindemos —dijo Gonzalo y se ocupó de servir el vino para todos, menos para Paula—. ¡Brindo por mi primer sobrino!
—Hagamos un brindis doble —dijo Pedro muy feliz—, porque esperamos dos bebés: estamos embarazados de mellizos.
—¡Dos! ¡Mierda, no saben lo que los espera! No es que quiera desilusionarlos, pero si uno no te deja dormir, ¡imagínense dos a la vez! —exclamó Gonzalo y la mesa
estalló en festejos otra vez.
—Hija, ¿está todo bien? ¿Ya fuiste al médico?
—Sí, va todo perfecto. Me hicieron los primeros exámenes y
todos salieron bien.
—No puedo creerlo, pero si hace poquito más de un mes
estábamos con los preparativos para la boda.
—Para nosotros también fue una sorpresa. Paula estaba tomando anticonceptivos y se suponía que debíamos esperar unos meses más por la herida —añadió Pedro.
—¿Y no hay riesgo para Paula? —preguntó Gonzalo alarmado.
—No, tranquilo, Gonza, ya fuimos a la consulta del cirujano y todo está en óptimas condiciones.
Sólo debo cuidarme durante los primeros meses para no aumentar demasiado de peso, algo que, siendo dos bebés, va a ser más difícil, pero todo está perfecto. No tienen que preocuparse por nada, de verdad.
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