domingo, 31 de agosto de 2014

CAPITULO 165






Había pasado la medianoche y Paula dormía. Le habían tenido que administrar un sedante porque había estallado en un brote de histeria otra vez y no había forma de calmarla. Pedro se quedó de pie en el resquicio de la puerta y la miró durante un rato; se sentía abatido, no le quedaban más fuerzas. Salió de ahí, fue hacia el cuarto de Olivia y se acercó a la cuna para verla dormir. La pequeña estaba serena y parecía inocente, ajena a todo el calvario que se vivía en la casa. La arropó bien, la besó en la frente y salió, pero cuando pasó por el dormitorio de Benjamin no pudo evitar escurrirse dentro. Se aproximó con temor a la cuna vacía y, de pie frente a ella, sacudió la cabeza mientras suspiraba con fuerza; ansiaba con fervor que todo fuera una pesadilla, pero no lo era.


Cerró los ojos, pero cuando los abrió nada había cambiado. Por más que desease con toda su alma encontrar a su hijo allí, nada de eso iba a ocurrir. La cruda realidad que les tocaba vivir era otra. Cogió la almohada y la olisqueó, en busca del perfume de su bebé. Aspiró su olorcito como un verdadero poseso y volvió a cerrar los ojos. En su intento por evadirse del mundo real, hasta tuvo la sensación de oír esos ruiditos que Benjamin siempre emitía cuando él se acercaba a mirarlo. Y fue entonces cuando su aplomo cedió, su contención se quebró y se largó a llorar desconsolado, abrazado al cojín.



No podía, ni quería, contener los clamores agudos y los sonidos guturales que brotaban de su garganta. De rodillas, aferrado a la almohada y a los barrotes de la cuna, lloraba desconsoladamente para desahogarse. Pedro necesitaba
sacar de su pecho toda aquella angustia a la que no podía dar rienda suelta delante de Paula. Ante ella, debía mostrarse entero e incorruptible, para infundirle confianza y fe en que su hijo aparecería. Una mano se posó sobre su hombro, su tacto le era familiar.


Eran los dedos de la persona que siempre lo había acompañado en los peores momentos de su vida; Ana se había acercado a ofrecerle contención y él se aferró
con fuerza a ella, buscando el alivio necesario a todos sus temores en el abrazo de su madre.


—¿Por qué, mamá? ¿Por qué tuvo que pasar esto ahora que estábamos tan bien? ¿Cuándo se va a terminar esta pesadilla?


—Tranquilo, hijo, lo encontraremos. Llorá en mis brazos,
mi tesoro, y sacá toda tu angustia.
Siempre estaré cuando me necesites. Desahogate bien, para poder levantarte después y usar tu inteligencia para pensar y tu fuerza para brindarle contención a Paula.


—¿Y si a esa loca le da un brote psicótico y le hace daño? — lloraba Pedro—. No puedo pensar, mamá, si le pasara algo así a mis hijos o a Paula, el dolor me paralizaría.


—Tranquilo, Pedro, sos muy fuerte, mi amor. Debés confiar en Dios y plantarte frente a la vida como siempre has hecho. — Luciana apareció, en ese momento, en busca de Pedro.


—¿Qué pasa?


—Paula se ha despertado y pregunta por vos, llora
desconsolada otra vez.


Pedro se secó las lágrimas, sorbió su nariz, salió de ahí y fue hasta el dormitorio donde Lorena y Alison intentaban calmarla sin éxito. Cuando ella lo vio aparecer, se dio cuenta de que había estado llorando y le preguntó desesperada:


—¿Por qué estabas llorando? ¿Qué ocurre? ¿Acaso pasó algo que no me querés contar?


—Nada, Paula, podés calmarte, no pasó nada, te lo juro.
Yo estoy tan devastado como vos, pero tranquilicémonos. Vení acá conmigo. —Él se sentó a su lado, con la espalda apoyada en el respaldo y la abrazó—. Chis, mi vida, calmate —le susurraba mientras le acariciaba la espalda para relajarla—. Ya no pueden darte más sedantes, Paula, me estás asustando.


—¡Quiero a mi bebé, Pedro, lo quiero acá con nosotros!


—Yo también lo quiero acá, mi vida. Lo vamos a tener
nuevamente en nuestros brazos, no lo dudes. Dios no va a permitir que le pase algo, lo están buscando por toda la ciudad.


—Debe de estar llorando, cuando esa loca se lo llevó estaba
llorando porque tenía hambre, me pedía teta y por eso yo me adelanté, para poder darle de comer. Pedropor favor... —le pedía entre sollozos—, Pedro, hacé algo.


—No te atormentes más, mi amor, tenés que calmarte. Olivia también te necesita y, si seguís tan nerviosa, se te puede retirar la leche y no podrás seguir dándole la teta—. Paula lo cogía por la nuca y lloraba mientras él le hablaba y la besaba.



Después de un rato, logró apaciguarla y Paula volvió a
dormirse. Se había recostado a su lado para mirarla descansar, cuando de pronto recordó el coche de vidrios tintados que había intuido que lo seguía aquella misma mañana. Se levantó con sigilo para no despertarla, fue a buscar a Oscar y le pidió que investigara la matrícula que guardaba muy bien en su memoria. Su empleado le trajo novedades en seguida. Oscar se asomó discretamente al salón y apenas Pedro lo advirtió se puso de pie, para guiarlo hacia la terraza.


—¿Qué pudiste averiguar, Oscar?


—Se trata de un automóvil de alquiler y, al parecer, lo alquiló una tal Alanis Morissette. Aún no lo han devuelto, pero, si quiere, puedo ir a esperar a que lo devuelvan para ver de quién se trata. —Pedro sonrió.


—No es necesario, Oscar,podría casi asegurar que se trata de Rachel; ése es el nombre de su cantante preferida.


—En ese caso, deberíamos decírselo al detective.


—Aún no, dejame intentar algo.


Pedro, no hagas nada estúpido, deja a la policía. —Los
nervios y la necesidad de proteger a su jefe hicieron que Oscar empezara a tutearlo.


—¿Qué ha hecho la policía hasta ahora? —exclamó Pedro
iracundo—. ¡Sólo dejarnos desprotegidos y expuestos! Sacá el coche, dejalo en la salida y abrí el portón.


¿Adónde vas? Los lugares que Rachel frecuentaba ya han sido registrados por la policía.


—No sé adónde, pero no me voy a quedar aquí de brazos
cruzados.


—Voy contigo, entonces.


—No, Oscar, quedate aquí con la familia. Si averiguo algo,
prometo avisarte para que se lo transmitas a la policía.


—No hagas nada que debamos lamentar, Pedro. Piensa en Paula y en Olivia.


—Anda a hacer lo que te dije.
Prepárame el coche. Se supone que trabajas para mí y debes obedecerme

4 comentarios:

  1. Ayyyyyyy, Dios mío!!!!!!!! Grandiosos estos caps. Se viene lo mejor!!!!!!!!!!!!

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  2. Ayyy nooo!! Quieroooo maas. Muuuy buena novela.! Buenisimos los capitulos.
    @pepepauoli

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  3. no lo podes dejar ahí!!!
    buenísimos los capítulos!!!

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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