miércoles, 6 de agosto de 2014

CAPITULO 81



Llegaron al 17th de la calle 21 W en donde se encontraba el restaurante BLT Fish, lugar donde Alison y Federico habían decidido hacer la cena pre-boda para unas cuarenta personas, solo los más íntimos y la familia.


Como se trataba de una cena privada en el salón del segundo piso de aquel lugar, no compartían en absoluto con el resto de la clientela.


Pedro y Paula esa noche fueron casi de los últimos en llegar. Cuando ingresaron al local se habían propuesto que nadie se diera cuenta que ellos tenían problemas, y ensayaron una cálida sonrisa. Inmediatamente de anunciarse con la recepcionista, les flanquearon la entrada y les indicaron que podían subir por el ascensor o por la escalera, se decidieron por ésta última.


Llegaron al salón donde se estaba llevando a cabo el evento, y los recibió un empleado que muy amablemente le recibió el abrigo a Paula, Pedro la ayudó a que se lo sacara.
Sincronizadamente, dándoles la bienvenida, un camarero se les acercó con una bandeja y les ofreció cocktails y aperitivos, ellos prefirieron champagne.


Pedro tomó una copa y se la pasó a Paula, luego se hizo de una para él, tenía apoyada su mano extendida en la parte baja de su cintura y la guió para ir a saludar a los novios.


Federico y su hermano se abrazaron sentidamente, luego Pedro también abrazó a quien a partir de mañana sería su cuñada, Alison estaba radiante con un vestido sencillo de gasa plisada en color manteca.


- Estás preciosa — Paula la aduló al saludarla muy cariñosamente y no pudo dejar de ponderar el restaurante —han elegido un hermoso lugar para la cena, es un ambiente muy urbano, felicidades.


Los novios que estaban muy solicitados siguieron atendiendo al resto de sus invitados.


Ana había visto desde lejos que su hijo y Paula habían llegado, así que buscando una excusa, se disculpó con quienes estaba hablando y se acercó a saludarlos.


- Hola tesoro mío, estás muy elegante hoy.


- Gracias madre — Pedro le besó la sien a su madre.


- Paula, tesoro, te ves deslumbrante — Ana la abrazó y la llenó de besos.




- Gracias Ana tú no te quedas atrás.


- Bah, a mi edad se hace lo que se puede, solo aspiro a lucir elegante a esta altura del partido.


- No seas modesta, tienes un físico privilegiado.


Ana solo estuvo con ellos unos instantes pues Horacio luego de acercarse a saludar se la llevó con él.


Luciana que los había visto llegar pero en ese momento estaba atendiendo a los abuelos, cuando se desocupó, también se acercó a junto con Ruben, primero saludó a su hermano, luego se corrió al lado de Paula que permanecía aferrada de la mano de Pedro, él no tenía intenciones de soltarla.


- ¿Cómo estás?


- ¿Cómo estoy?… la verdad no sé qué contestarte, solo sé que increíblemente estoy de pie. Hemos decidido darnos una tregua por esta noche, para no arruinar el momento de Alison y Federico, luego hablaremos de nosotros — Paula estaba casi de espaldas a Pedro mientras hablaba con Luciana, él en ese momento estaba haciéndolo con Ruben, así que no le prestaba atención y como ellas hablaban en un tono bajo, la música las tapaba.


- Me parece bien, inclusive se calmaran los ánimos y podrán hablar con más tranquilidad. Intenta disfrutar de la noche, y no dudes que mi hermano te quiere, esta tarde me llamó desesperado porque no sabía donde estabas...


- Solo salí a caminar, y a reflexionar, no pienso dejarle el camino libre a esa zorra, que de eso no te quepa la menor duda.


- Si lo deseas en la semana podemos ir a almorzar para que hablemos.


- Gracias Luciana has sido una buena amiga desde que he llegado a New York, de no ser por vos me hubiese sentido muchas veces, muy sola.


- Bah, pavota, eres adorable, me caes muy bien.


- Tú también a mí.


Era el momento de ir a disfrutar del banquete, los invitaron a pasar donde se habían armado dos mesas largas para que los cuarenta invitados se acomodasen, Paula y Pedro se acercaron para tomar sus lugares pero antes se arrimaron a saludar a Ofelia y a los abuelos Alfonso que ya estaban sentados.


En ese momento fue que advirtieron la presencia de Rachel que estaba junto a sus padres mientras hablaban con Horacio y Ana. Paula se sintió incómoda, no pudo dejar de pensar en ellos dos íntimamente, y sintió repulsión, Pedro había advertido las señales que su cuerpo emitía y la abrazó y le besó el pelo.


- Te amo — le dijo al oído, ella lo miró y le dio un casto beso en los labios, necesitaba marcar su territorio, sabía que Rachel los veía.


Rachel y Paula se dedicaron una mirada fulminate y fue uno de los momentos más evidente entre ellas a lo largo de la noche.


Por suerte no estaba en la misma mesa con ellos, la habían acomodado con los amigos en la otra mesa, donde en su gran mayoría eran amigos de ella también, así que pudieron disfrutar de una cena distendidos y en familia, Hernan y Lorena habían venido sin los mellizos así que también estaban disfrutando a pleno.


Era una cena muy informal, en un ambiente muy familiar y afectuoso.


Se aprovechó la velada para que los padres entregaran a los novios los regalos de boda y para que ellos intercambiaran también los obsequios que cada uno tenía para al otro como símbolo de este maravilloso momento que estaban viviendo.


Alison y Federico estaban de muy buen humor, se los veía plenos y muy felices, no pararon de besarse durante toda la noche bajo la mirada feliz de sus familiares que compartían con ellos plenamente la alegría que sentían.


Paula no puedo evitar sorprenderse, cuando se enteró que Pedro y ella les habían regalado el viaje de bodas con destino incierto para Alison.


A sabiendas que no conseguiría nada los tentó de mil y una forma para que le digan el lugar, pero obvio, ella recién se desayunaba de la noticia así que no fue de gran ayuda y si lo hubiera sabido obviamente que no lo hubiera revelado pues no iba a estropearle la sorpresa a Federico, entre tanto Pedro se mostró indiferente al acoso de su cuñada.


- No sé, solo le pasé mi número de cuenta lo juro, no tengo idea el lugar que mi hermanito a elegido llevarte.


- No te creo…


- Lo juro cuñada y de saberlo, igual no te lo revelaría. — Pedro se burló de ella.


- Paula dime tú por favor… — Alison le suplicó y es que la intriga la carcomía.


- Al es que no sé, creo que este par no se han arriesgado a decirme para que no flaquee y te lo cuente — Todos rieron por su aseveración — soy muy blanda Pedro lo sabe.


- No me consta conmigo, o debo recordarte que me llevó dos meses y medio que me escucharas — volvieron a reírse.


En ese momento Pedro le dio un sonoro beso en los labios, delante de ellos.


- Me encanta la pareja que hacen — dijo Federico, Alison asintió y ellos volvieron a besarse.


- A mí también me encanta la pareja que hacemos.


- Y a mí ni que decirlo — aseveró Pedro y le besó el pelo.


Cuando los futuros esposos se apartaron reclamados por otros invitados, Pedro se disculpó con ella por no haberle dicho lo del regalo de bodas.


- Necesitamos comunicarnos más Pedro — y fue una pequeña reprimenda, a la que él afirmó con una caída de ojos y apretando los labios, la tenía aferrada de la cintura, ella odiaba que él tome decisiones sin consultarla, o por lo menos informarla.


En ese momento Paula levantó la vista y vio que Rachel los observaba, entonces sorprendiendo a Pedro se aferró de su cuello.


“Es mío idiota, mosqueate de la envidia” — pensó Paula mientras por el rabillo seguía mirándola con disimulo para que solo ella lo advierta.
Solapadamente dio una vuelta mientras seguía aferrada del cuello y lo puso de espaldas a Rachel, hundió su cara en él y le acarició la nuca, escondida tras su abrazo le dedicó una mueca a Rachel que le demostró quien tenía el poder, se burló en su cara, lisa y llanamente le estaba enseñando su trofeo y se proclamaba ganadora a los cuatro vientos. La miró con autosuficiencia, le dedicó la misma mirada que ella sabía emplear para con ella y la hizo comer de su propio polvo.


“Tomaaaa y ahora mirame por encima del hombro” ya no estoy en desventaja, ya sé a que atenerme con vos zorrita y Pedro es mío todo mío, este hombre me pertenece en cuerpo y en alma y ni vos ni ninguna otra zorra mal intencionada que se imagine que puede hacerme a un lado lo conseguirá. — Ahora Paula corría con la prerrogativa del conocimiento, y eso la hacía sentir poderosa y con su mirada intentaba trasmitirle todos sus pensamientos.


La velada no se extendió demasiado, pues al otro día era la boda civil en casa de los padres de Alison así que todos se retiraron temprano, porque obviamente a los novios les esperaba un día muy trajinado, pero no tanto como sería el sábado, el día del gran bodorrio.


Luciana y Ruben se acercaron a despedirse, y entonces las mujeres se apartaron con disimulo.


- Vaya debo felicitarte, la hiciste encabronar bastante a Rachel con esos abracitos y besos, el aire se cortaba con sus miradas.


- ¡Ja! Te diste cuenta ¿tan obvia fui? que aprenda de quien es Pedro, para que sepa que ni con el pensamiento lo puede desear.


- Son tan manejables los hombres y se creen tan machos, lo miro a mi hermano y no puedo creer el poder que tenés sobre él, estoy segura que no sos consiente de eso y yo no debería estar diciéndotelo — Paula le ofreció una sonrisa, pero Ruben las interrumpió y no pudo contestarle, apuró a Luciana para que se fuesen, así que quedaron con Paula para ir a almorzar en la semana.


- No olvides pasarme los horarios y direcciones de las entrevistas.


- Tienes razón, lo siento, he invitado a tu hermana a que nos acompañe a la papelera y para lo de la iluminación, ¿le pasas la dirección? — le informó a Pedro.


- ¿Me imagino que no te importa que vaya? —Luciana lo miró con cara de tujes a su hermano.


- No, mientras no pongas ideas raras en la cabeza de Paula.


- Gracias por tu buena onda hermanito.


- Ven acá tonta, me encanta que nos acompañes —con un abrazo y un beso le demostró a su hermana lo mucho que lo contentaba —eres la dama de honor de Paula.


- Así está mejor.


Cuando ya gran parte de los concurrentes se habían marchado, ellos también decidieron que era hora de irse. Se despidieron de los pocos que aún quedaban y se fueron.


Fuera los esperaba Oscar para llevarlos hasta el loft de la calle Greene.


Paula estaba tan cansada que ni bien el automóvil se puso en marcha un sopor se apoderó de ella y se quedó dormida.
Cuando llegaron, Pedro con voz tierna y susurrante intentó despertarla, mientras le desabrochaba el cinturón.


- Vamos mi amor, ya llegamos a casa… — Paula estaba profundamente dormida — vamos dormilona ¿o acaso tengo que cargarte en brazos hasta la cama.


Paula abrió los ojos lentamente y se encontró con Pedro inclinado junto a ella en el habitáculo del auto sonriendo y acariciándole la mejilla.


- Los siento… me quedé dormida.


Pedro le dio un inocente beso en los labios y entonces Oscar que esperaba fuera le abrió la puerta para que bajase, inmediatamente él se dio la vuelta para ayudar a Paula ofreciéndole su mano, ambos se despidieron de Oscar y con ella cobijada bajo el abrazo de Pedro se internaron en el edificio.


Entraron en el loft, directo hacia el dormitorio, Paula estaba rendida después de la larga caminata y de todas las emociones pasadas durante la tarde, así que sin pensarlo, se dejó caer de espaldas sobre la cama, estaba atravesada en ella con las piernas flexionadas, los pies apoyados en el piso y los brazos abiertos en forma de cruz.


Pedro se quitó la chaqueta y la dejó colgada en el solterón, luego se acercó arrodillándose en la cama y sin poder resistirse le habló en el oído.


- Dejame desvestirte para acostarte te ves muy cansada — le dio un tierno beso en el lóbulo de la oreja. Paula lo dejaba que hiciera.


Con sus hábiles manos desató el nudo del trench y lo abrió, no puedo evitar quedarse viendo por unos momentos el cuerpo y las curvas perfectas que se podían advertir bajo el vestido que esa noche Paula se había puesto, esperando que ella no lo tome a mal le besó el vientre, luego la sentó y tironeó de las mangas para quitarle el abrigo, sin poder sostener su cuerpo por el cansancio Paula se dejó caer nuevamente en la cama, entonces Pedro se trasladó a sus pies para quitarle los zapatos, él se sonreía mientras la contemplaba, ella estaba exhausta.


Le quitó uno a uno el calzado y le masajeó el arco de los pies, para darle alivio y relajación, luego la puso de lado y le bajó el zipper del vestido para quitárselo.


Paula en bustier y en colaless era una verdadera tentación, pero debía contenerse, ellos aún se debían una conversación, aunque tenerla a ella en sus manos, era muy parecido a tener una brasa caliente entre sus dedos.


La metió en la cama y se fue en busca de una toalla desmaquillante, también regresó con una camiseta de las de tirillas, de esas que ella a veces usa para dormir, se la colocó y luego de hacerlo, metió sus manos por debajo de la remera y le desabrochó el bustier para quitárselo, prefirió vestirla antes de hacerlo, no creía poder resistirse a los senos desnudos de ella.


Luego se ocupó del maquillaje.


- No es tan fácil como parecía… no sé cómo lo haces tú, te estoy ennegreciendo más que limpiarte — ambos se sonrieron, luego Pedro se concentró en su tarea, tenía el mismo gesto lacónico que cuando él se afeita y Paula casi se lo come a besos.


“Como me afecta este hombre…¿ por qué me es tan irresistible?”


- Ya está, creo que quedó bien, ahora a dormir — la arropó con las mantas y ella se acomodó en la cama.


Pedro se fue a desechar la toalla desmaquillante y al rato regresó en boxer, cuando estaba por meterse en la cama, Paula que estaba de lado con los ojos cerrados y aferrada a la almohada le habló un tanto adormecida.


- Puedo abusar un poco más de ti y pedirte agua.


- Creí que dormías, ahora te traigo…


Le dio un beso en el carrillo y fue por su pedido, cuando volvió Paula se sentó para beberla, él mientras tanto se deslizó en su lado de la cama y se quedó boca arriba esperando que ella se acostara para apagar la luz.


Quedaron rodeados por la intimidad de la oscuridad, por el silencio de la noche y el sonido de sus respiraciones, Paula se puso de lado y se apoyó en su pecho, entonces él no dudó en atraparla con su brazo, mientras le acariciaba el hombro con su pulgar dibujándole círculos.


- ¿Cómo lo pasaste?


- Tu familia siempre se encarga de hacerme pasar un agradable momento, la compañía de ellos siempre es grata.


- ¿Y la mía? — parecía un cachorrito desamparado en la forma que preguntó y aunque a Paula se le encogió el corazón, fue muy austera para contestarle.


- Estuviste muy atento, gracias.


Un profundo silencio los invadió e hizo más impávida la noche, se debían una conversación y Pedro no quería dilatar más el momento.


- Sé que prometí que nunca más te haría llorar y en menos de veinticuatro horas de haberte hecho esa promesa la rompí… hago todo mal Paula, cuando lo único que deseo es amarte y hacerte muy feliz.
Te amo nena, vos sos mi vida, y si no te tengo, mi vida no tiene sentido… ayer cuando me di cuenta que no estabas, casi me vuelvo loco, no sabía dónde buscarte, estaba desesperado.


- Lo siento — su hermosa mujer le decía que lo sentía, él volvió a considerar tras escuchar nuevamente esas palabras que su sufrimiento nunca había sido tan merecido.


- No lo sientas, me estoy portando como un verdadero asno todo este tiempo.


- Para pelear hacen falta dos… también debo tener mi cuota de culpabilidad.


- No, tú no, tú eres tan buena y comprensiva conmigo.


- Estoy asustada Pedro, no hemos parado de pelear en todos estos días —él le besó la coronilla — no voy a decirte que haberme enterado de que vos y ella tuvieron algo no me haya afectado porque no sería cierto — Paula prefería no utilizar su nombre — pero también sé y soy consciente que no tengo derecho a reprocharte nada porque vos y yo no estábamos juntos cuando tuviste algo con ella — Pedro quiso explicarle —dejame hablar… también debo serte sincera y decirte algo que tengo atragantado, y es que no entiendo cómo pudiste estar con ella si se suponía que todo el tiempo pensabas en mí.
Yo no habría podido estar con nadie, de hecho no estuve, solo fue un beso inocente con Gabriel cosa que vos te encargaste de hacerlo más tortuoso y culpable de lo que en verdad fue.


- Para él no fue así.


- Pero acá no importa lo que él sintió sino lo que sentí yo, además no pasó de un beso, y aunque él hubiese querido más, jamás hubiera permitido que siguiera avanzando, y aunque hubiera tenido más justificación que lo tuyo si lo hubiese hecho, pues yo te creía casado, vos en cambio te entregaste a los brazos de otra, mientras decías que no podías vivir sin mí y eso me da vueltas en la cabeza y me tortura…— Pedro profundizó su abrazo y emitió un suspiro muy audible — pero supongo que habrás tenido tus motivos… buscando una respuesta, lo único que pude conjeturar es que supongo que pensaste que podrías olvidarme de esa forma, — no era exactamente como habían pasado las cosas pero Pedro prefirió callar — pero como te dije, no tengo ningún derecho a reprochártelo, vos y yo no estábamos juntos y ambos estábamos intentando olvidarnos del otro, con diferentes métodos pero lo intentábamos, — Pedro le besó el pelo — lo que sí tengo derecho a reprocharte es que no me hayas hablado con las verdad, me sentí una estúpida, pillada en mi confianza Pedro cerró los ojos y recordó a Rachel colgada de su cuello en la entrada del Four Season y él luchando por zafarse de sus besos que incesantemente buscaban atrapar su boca, parecían dos amantes discutiendo en la calle.
Se odió porque Paula haya tenido que ver eso, sintió que había protegido más a Rachel que a su mujer, y se sintió una basura — todo el tiempo estuve en desventaja conviviendo con tu amante, ella me miraba por encima del hombro y yo sin saber por qué se daba esos aires.


- Nunca le di motivos para se sintiera con derechos, y si me callé es para que no te sintieras incómoda, no estaba en mí que ella se alejara de la empresa, mi padre jamás me hubiera permitido desafectarla de Mindland, para mí también era incómodo, y vuelvo a repetirte no digas que tuve algo con ella porque no fue nada, y tampoco fue mi amante, eso me lo enseñaste vos, los amantes comparten intimidad, con ella solo fue… — no terminó lo que iba a decir, no quería poner en la cabeza de Paula una escena desagradable de ellos follando, no quería que lo imaginase en brazos de Rachel, aunque sabía que probablemente ya lo había hecho — una gran estupidez y no me siento orgulloso, sé que la usé, y eso no me hace sentir más hombre, pero no cambiaría el hecho de habértelo ocultado, no me arrepiento de protegerte, lo hice para no exponerte a una sensación desagradable cada vez que nos vieses trabajando juntos.


- No te preocupes, aunque no lo sabía con certeza, ella se encargó muy bien de dármelo a entender con cada gesto y ahora me siento la idiota más crédula de todas, porque confié en vos, quise creer en tus palabras y que solo era una cercanía por una infancia compartida, creí que solo le gustabas, pero no pensé que vos y ella se habían acostado. — Paula había elevado el tono de voz.


- Lo siento…


- Yo también lo siento… — un profundo silencio se profundizó entre ellos.


- Te amo Paula, nunca lo dudes, nunca compartí tanta intimidad con nadie, jamás conviví con otra mujer, ni siquiera con Julieta, lo que tuve con ella se pareció más a un amor de adolescentes caprichosos que nunca se dejaban en paz y él último tiempo solo me dedique a ser su enfermero de tiempo completo. No sé como se convive con una pareja, y por lo que veo no lo estoy haciendo bien, de hecho vos sos mi primera relación madura y responsable, ayudame a encontrar el camino adecuado para que nuestras vidas encajen, vivo por vos y para vos, y me equivoco, pero te juro nena que lo estoy intentando.


- Yo tampoco sé como se hace, tampoco conviví nunca con nadie, toda esta intimidad que tenemos para mí también es nueva… quizá tampoco esté haciéndolo demasiado bien, pero si queremos permanecer juntos debemos encontrar un equilibrio y basta de mentiras por favor, Pedro... — ella levantó la cabeza y lo miró en la penumbra de la noche — no me mientas NUNCA más por favor —Su continencia se quebró y se largó a llorar en el pecho de él — fue horrible ver como intentaba besarte…


- Shh mi amor piensa en los momentos hermosos que pasamos juntos, deja de imaginar cosas desagradables, no llores nena, por favor, no tengo ojos más que para vos.
Mi corazón y mi alma te pertenecen y también mi cuerpo y mi voluntad.


Pedro se dio vuelta prontamente dejándola aprisionada bajo su cuerpo, cobijándola con el de él, la sujetó de la cara con una de sus manos y con la otra le corrió el pelo y le secó las lágrimas, le besó los ojos, pero ella no paraba de llorar, la arrulló pacientemente con sus caricias y le recorrió una y otra vez la frente y la sien para calmarla, cada tanto la besaba tiernamente en la nariz y en los labios enrojecidos por el llanto…


- Te amo, no llores preciosa… te juro que te amo más que a mi vida.


- Lo siento estoy sensible.


- No me digas más que lo sientes… porque es mi culpa, no te disculpes más Paula, tú no debes hacerlo, yo soy quien tiene que pedirte perdón hasta el hartazgo.


Pedro con paciencia se encargó de consolarla, de secar una a una sus lágrimas, la abrazó muy fuerte contra su pecho hasta que ella se calmó, enredaron sus piernas y pegaron sus cuerpos, tanto que bajo las mantas parecían una sola persona.


Así se durmieron, y así se despertaron, en una perfecta conjunción de sus formas.

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