miércoles, 23 de julio de 2014

CAPITULO 36




- Perfecto preciosa... lo vamos a pasar muy bien ya vas a ver...


Le sonreí, le encajé un pico en su boca y le dije:
- ¿terminaste con tus cosas? ¿Bajamos?


- Bajemos.


Lo tomé de la mano y lo saqué de la habitación, nos deslizamos escalera abajo y nos unimos a los demás que estaban sentados en la sala dilucidando si el asado lo hacían hoy o mañana.


Finalmente decidieron hacerlo mañana al mediodía, hoy nos tocaba cocinar a las mujeres, bueno en realidad quien se encargó de cocinar fui yo, Mapi y Carla, desastre total en la cocina, Dai era la que más maña se daba, así que fue quien más ayuda me brindó, tampoco es que yo sea toda una experta, pero me la rebusco bastante, y se podría decir que cocinar me gusta más que otro quehacer de la casa...


Mientras las mujeres aprontábamos todo para la comida, los hombres se fueron hasta el Shopping de Tortugas a comprar vino para la cena y postre.


Por poco y se traen la Winery entera, alegaron que trajeron para el sábado y el domingo también, el caso es que después de ver las etiquetas de los vinos y del champagne no hacia falta tener mucha imaginación para saber quien había utilizado su súper tarjeta de crédito para pagarlas… 
por supuesto, era indiscutible que Pedro había elegido esas marcas, así que los demás se encargaron del bendito postre.


De regreso a Nordelta pasaron por el centro comercial y compraron helado y postre en Freddo. También pasaron por Starbucks a comprar algunas tortas.


Cuando llegaron... la cocina estaba invadida de aromas exquisitos, Pedro se acercó a la isla donde yo estaba cocinando, me abrazó por la espalda y me besó en el pelo mientras me hablaba al oído...


- Hmm, que bien huele esto... ¿que estás cocinando?


- Lomo a la pimienta con papas fritas y ensalada de rúcula y parmesano.


- ¿Querés que te ayude?


- ¿Sabés cocinar?


Pensó antes de responder, Pedro tenía esa costumbre…


- La verdad es… que soy bastante bueno en la cocina. Vivo solo preciosa y me cocino a diario.


- ¿En serio? — Estaba sorprendida — creí que tenías una persona que se encargaba de eso…


- No, solo tengo personal para el aseo, no tengo doméstica conviviendo conmigo, me gusta la soledad de mi apartamento… dijo mientras levantaba la tapa de la cacerola y husmeaba su contenido.


Sonreí…


Pedro hizo una mueca como de no entender el porque de mi sonrisa.


- Es lo primero que me contás de tu vida… — le dije y seguí cortando papas, luego de lavarse las manos él tomó un cuchillo y se puso a ayudarme sin hacer ningún comentario.


- Sos muy organizada en la cocina, te manejas muy bien.


- Me gusta bastante cocinar, sucede que cuando papá enfermó, demandaba mucho a mamá atenderlo, más los últimos tiempos y entonces empecé a hacerme cargo de la preparación de la comida en la casa, ya que por esos días las cosas no iban bien económicamente y habíamos tenido que despedir al personal doméstico… fueron tiempos difíciles, pero como siempre dice mi madre, de todo se aprende y pues a mi me sirvió para aprender a cocinar.


En ese preciso momento Mati se acercó y me abrazó por detrás.


- ¿Pau me vas a hacer empanadas de pollo mañana?


- No jodas Mati, ¿acaso me trajeron para cocinarles? mañana se ocupan ustedes del asado, conmigo no cuenten, yo todo el día sol y piscina, pienso estar bien lejos de la cocina.


- No seas mala, sabés cuanto me gustan… — me dijo mientras me besaba el cuello.


Pedro estaba al lado nuestro, viendo la escena entre Matias y yo, para nosotros era de lo más normal, pero podía notar que estaba contrariado, lo miré a través del rabillo del ojo y su expresión había cambiado, tenia surcos marcados en la frente que denotaban el malhumor, que la cercanía de Mati le causaba.


Mierda ¿que pretende? hace un par de horas atrás me volvió a decir que no puede ofrecerme nada serio… 
entonces, ¿porque ésta actitud? Como si él tuviera derechos para conmigo… Como cuando me reclamó por los shorts.


Mati era mi amigo había llegado antes que él y además sé que será quien me levante del fondo donde seguro voy a quedar, el día que él se marche.


Me dí vuelta lo abrasé mirándolo a los ojos y le dije…


- ¿y si te hago las empanadas que recibo a cambio? — no era necesario ese abrazo, pero quería torearlo.


- Te traje Crema de arándanos macerados de Freddo y Cheesecake con frambuesa, tus preferidos, ¿viste como pienso en vos y te consiento? ¿Me vas a hacer las empanadas? — me dijo dándome un beso en la nariz.


Creo que ese fue su límite, Pedro dejó el cuchillo con el que estaba cortando papas, se marchó de nuestro lado y se sentó en el living…


“Si supiera que hasta hemos dormido en la misma cama, claro no de la forma que él se lo imaginaría.”


Matias ni siquiera se percató, él estaba muy concentrado en conseguir sus dichosas empanadas, cosa que por supuesto terminó consiguiendo… finalmente preparé el relleno esa misma noche para que al otro día solo quedara cocinarlas.

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