miércoles, 23 de julio de 2014

CAPITULO 39




Tomé su rostro entre mis manos y comencé a besarlo con desesperación, él respondió a mi beso, de la misma forma, con la misma urgencia me acarició la espalda metió la mano por debajo de mi remera y se aferró a mi piel, luego la bajó y la metió dentro de mis shorts y me acarició el trasero mientras seguía asaltando mi boca con su lengua.


Tomó aire y me dijo...


- Vayamos a la cama.


Nos levantamos y empezamos a juntar todo lo que había en el piso, pero cuando quise entrar me detuvo.


- Espera Paula, mi erección se nota demasiado aún...


Nos reímos... y le alcancé la manta, tomá colgala en tu brazo.


Entramos, dejamos las copas y el plato en la pileta de la cocina, a María Paz y Mikel no se los veía, los demás, estaban en el living jugando al Black Jack, dimos las buenas noches y subimos a la habitación.




Entramos en el dormitorio muertos de risa, el último tramo de la escalera lo subimos casi corriendo, Pedro tiró la manta en el piso me abrazó y me besó, aún estaba erecto... el pantalón de jean que llevaba puesto le ajustaba demasiado, por lo que realmente se sentía bastante incómodo y me lo hizo saber.


- Dejame sacar el pantalón nena, me aprieta muchísimo.


Se quitó toda su ropa y quedó en boxer, mientras él se desvestía yo hice lo mismo y me quedé en ropa interior.


Quedamos viéndonos un rato, observando la casi desnudes de nuestros cuerpos, me extendió su mano y alcancé la suya, con un leve tirón, me invitó a acercarme un poco más, caminé arrimándome a su cuerpo.


El momento ya se había transformado, podía sentir nuestras respiraciones desacompasadas y expectantes, con su otra mano me alejó el pelo de la cara y se aproximó aún más para darme un tierno beso en la mejilla, luego me besó en la comisura del labio, siguió con ellos, apoyó sus mullidos labios en los míos y los besó con delicadeza, con mimo, luego me los lamió, yo entreabrí los míos para darle paso a su lengua, que entró en mi boca en el mismo instante en que le di permiso. Entonces, su lengua intrusa se mezcló con la mía saboreándome, probándome. La mía hizo lo propio investigó todos los intersticios de su boca y sentí poco a poco como Pedro enloquecía, su cuerpo me lo demostraba con los signos que enviaba, aprisionaba su cuerpo contra el mío, apoyaba su erección contra mi pelvis y se frotaba en ella mientras con sus manos recorría todo la extensión de mi espalda.


Abandonó mi boca para dedicarse a mi cuello, ambos estábamos muy receptivos, nuestros cuerpos ardían al mínimo roce.


Su olor tan característico mezclado con Clive Christian Nº1 me embriagaba, Pedro en realidad era embriagador, su personalidad, su físico era cautivante, onírico.


Jamás había sentido en mi cuerpo las sensaciones que sentía cuando estaba con él, era un hombre misterioso, enigmático, pero también era seductor, caballero, inteligente y por sobre todo era innegablemente bello.


Un gemido escapó de mi boca cuando me mordió el hombro, se tomó un alto en sus caricias, me miró y se sonrió lascivamente. Bajó los breteles del corpiño dejando mis hombros al descubierto, los acarició y los saboreó con su lengua y con sus carnosos labios.


Un gemido escapó de mi boca cuando me mordió el hombro, se tomó un alto en sus caricias, me miró y se sonrió lascivamente. Bajó los breteles del corpiño dejando mis hombros al descubierto, los acarició y los saboreó con su lengua y con sus carnosos labios.


Utilizó sus expertas y pulcras manos de largos dedos, para desabrochar con habilidad sorprendente mi corpiño que cayó al suelo deslizándose por mis brazos, se quedó viendo mis pechos que lucían desnudos ante su vista.


- Sos perfecta, es increíble que tus senos sean naturales y luzcan así, ¿sabes cuantas desearían tenerlos como los tuyos?


Me sonreí ante sus halagos y me los acaricié. Pedro se relamía mientras me veía, entonces metió su mano dentro del boxer y se auto complajo tocando su pene.


Dios me enloquecía cuando hacía eso, bajé mis manos acariciando mi vientre, luego enganché mis pulgares en mi bombacha y me la bajé dejándola caer por mis muslos y por mis piernas, él aún continuaba tocándose, entonces con mi mano temblorosa, busqué mi clítoris y me auto complaje también, creo que eso no lo esperaba y lo desequilibró porque tuvo que parar con sus caricias.


Su cara era un poema de excitación, un ronco gemido escapó de su boca y entrecerró los ojos, casi perdido en el momento. Cuando los volvió a abrir, movió su cabeza y se mordió el labio inferior incrédulo y se bajó el boxer dejando por completo al descubierto su enorme erección.


- Ven acá — me indicó.


Caminamos hacia la cama, me tomó de la cintura y me besó, corrió la sábana superior y luego me besó otra vez, se arrodilló en el colchón y subió en ella llevándome con sigo, nos abrazamos sin dejar de besarnos, no eran besos urgentes, tenían mucha ternura.


Se puso de espaldas y me hizo rodar junto a él dejándome sobre su cuerpo, le corrí el pelo de su cara y tome su rostro entre mis manos para apoderarme de su boca, mientras movía mi pelvis frotándola en su sexo erecto y húmedo, depositando la humedad de mi vagina en él.


Me senté a horcajadas sobre Pedro, tomé su pene con mi mano y lo llevé a la entrada de mi vagina, Pedro movió su pelvis para ayudar a que entre, y de una certera estocada me penetró.


Tenía sus manos aferradas a mi cintura mientras danzábamos acompasados.


Me aferré a sus manos y entrelacé sus dedos con los míos llevé sus brazos hacia arriba de su cabeza sosteniéndolo, me recosté en su torso apoyando mis senos contra él para volver a buscar su boca. Su pene seguía envistiendo mi vagina, entraba y salía de ella en toda su longitud.


Sin salir de dentro mío y sin dejar de besarnos me hizo rodar en la cama y ahora él estaba sobre mi cuerpo, me tenía aprisionada contra la cama aún aferrado a mis manos y se movía despiadadamente penetrando mi vagina tan profundamente... de pronto se quedó quieto, se tomó su tiempo dentro de mi profundidad, largó un gemido profundo y creo que tuvo que refrenar sus ganas de correrse.


Me soltó las manos y salió de mi sexo me indicó que me diera vueltas, colocó una almohada bajo mi vientre para que mi trasero subiera más y mi vagina quedara más expuesta, quise separar mis piernas pero me dijo que las juntara otra vez.


- Vamos a terminar juntos Paula, avísame cuando estés por correrte.


Tomó su pene y lo puso en la entrada de la vulva y me penetró nuevamente, dejó caer su cuerpo sobre el mío y empezó a moverse, su respiración ronca y agitada soplaba en mi nuca, me besó el cuello, me mordió el hombro y la espalda, mientras seguía envistiendo mi sexo con el suyo, paraba, lo hacía lento y luego comenzaba con sus despiadadas embestidas, yo gemía de excitación, ahogadamente sobre el colchón por el castigo despiadado que me estaba dando con su pene, y apretaba entre mis manos las sábanas para contener mi descontrol, comenzó a hablarme al oído en su idioma, pero lo entendí perfectamente.


- I want to fuck you always baby. I like your pussy. You’re going to kill me.


Sus calientes palabras despertaron mi inminente orgasmo, podía sentir como comenzaba a proyectarse dentro de mí y antes que se lo dijera me dijo.


- Dale Paula siento como se contrae tu vagina y me atrapa, correte conmigo preciosa...


Pedro lo voy a hacer no aguanto más...


Grité agónicamente y dejé que mi cuerpo colapsara de placer, un hormigueo rítmico invadió mis entrañas, regalándome el placer más inimaginable que un ser humano pudiera sentir. Pedro también se corrió en ese mismo instante, sentí su cuerpo estremecerse mientras vaciaba su semen en mi vagina, sin dejar de moverse para exprimirse dentro de mí y mientras me hablaba al oído:
- Así nena, así.


Dejó caer su peso en mi espalda, los dos estábamos agotados, me besó la nuca y se acomodó en su lado de la cama, pero yo necesitaba no perder el contacto físico con Pedro tan pronto, así que me arrastré hasta su pecho y apoyé mi cabeza en él, podía sentir los latidos de su corazón, que poco a poco iban normalizándose, mientras los míos se mimetizaban con los suyos.


Levantó su mano y me abrazó, con la otra me acarició el pelo, me besó en la coronilla de la cabeza y así creo que nos dormimos.

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